Mi Alpha Tirano

CAPÍTULO 31

Alexandra

Han pasado ya cinco días largos donde lo he mortificado de todas las maneras posibles, desde pasearme desnuda por la habitación, hasta andar por toda la casa en bragas. No se la he dejado nada fácil, lo he besado y hasta le hice creer que le iba a dar lo que quería al agarrarlo del miembro, solo lo veo cansado y lo escucho gruñir, pero se controla.

hoy es el sexto día y lo primero que vi fue a Danton durmiendo tranquilo, "no por mucho tiempo", no iba a dejar que durmiera plácidamente, se supone que tiene que sufrir más por ser el alpha de alphas, pero veo que por su edad ya se sabe controlar perfectamente y eso no me gusta para nada... aunque le fastidie no logro alterarlo como quiero. Pero se me acaba de ocurrir una idea... una idea muy buena.

Me di un baño rápido y tomé un bikini rojo del armario y me lo coloqué, el día de hoy estaré en la piscina. Lo mejor del caso es que la habitación tiene una gran ventana que mira hacia el patio trasero, lo cual le dará una gran vista de mí.

Salí del cuarto al patio trasero, ahí empezaría mi jugada. coloque música a todo volumen, se supone que con esto logrará que se asome por la ventana a dar un vistazo.


 

Danton

Un escándalo de fondo provocó mi despertar, Alexandra... la única que se le ocurriría hacer este tipo de escándalos tan temprano, además de ser la única en la casa. Soltando un gran suspiro me levanto de la cama, estos días serán más difíciles que los anteriores, la presencia de ella me afecta a niveles inimaginables, me controlo, pero ella me la pone difícil e intento sobrellevarlo porque sé que le hice daño, pero ya me estoy cansando, ella no me va a detener el dolor en la polla.

Me asomé por el balcón ya que las ventanas estaban abiertas, ya harto por el escándalo, estaba a punto de gritar cuando mi vista se fijó en esa pequeña tela roja. maldición, ahí estaba ella, Alexandra, provocándome con un baile sensual. ¿Por qué? ¿Por qué me hace esto? Baje la vista.

—No, no. Por favor amigo no ahora —ya era tarde.

Mis colmillos saltan a la vista indicando lo rojos que se supone que tienen que estar mis ojos, a causa de no haberla marcado aún estoy sufriendo colapsos de pubertos.

 

****

—Y dime cariño, ¿cómo me veo? —dio un giro para que admirara su perfecto trasero —, se lo que piensas ¿estoy gorda, ¿verdad?

—Te ves preciosa— me sonrió y me guiño el ojo.

—Bueno, pues gracias— se me acerca peligrosamente —, seguro que no quieres hacerme compañía, de verdad que estoy muy solita y no me gusta eso

—hizo un puchero —venga, quédate un rato, mira que yo no muerdo.

—No muerdes, pero si jodes mi polla en incontables veces ¿Qué intentas hacer? —ella alza los hombros y me sonríe para después colocar sus finas y delgadas manos en mi pecho.

—¿Yo? — hizo la mejor cara de ofendida —, yo no he hecho nada malo —luego sonrió pervertida —, a menos que me quieras castigar de nuevo —se acercó tanto que nuestras respiraciones se mezclaron —, pero... esta vez pensaba en un castigo diferente ¿qué te parece?

—Sabes, no voy caer en tus juegos sucios.

—No tengo ni idea de que juegos hablas —se alejó de mí todavía con la sonrisa plasmada en su rostro.

—Si a eso vamos entonces jugare tu juego y déjame informarte muñeca, yo te jodere más de lo que tú me podrás joder a mi —y con eso me retiro, pero antes de desaparecer por la puerta del patio trasero me giro a ver de reojo su expresión. está enojada y jodidamente caliente con ese vestido de baño.


 

Alexandra

Como se atreve, pero ni crea que yo caeré en sus trampas sucias, menos después de todo lo que me hizo pasar. No sé qué hará, pero no estoy dispuesta a entrar en sus jugadas... jugaré yo sola con él, él no lo hará conmigo.

 

****

Me pregunto qué está haciendo ahora. Lo he dejado en paz por un buen rato, ya son las nueve de la noche y tengo que hacer algo que realmente lo deje inquieto. Pero me pregunto qué podría hacer yo, realmente no tengo ni idea. ¡Oh si! hacerle creer que me puede marcar y me importa un rábano si se enfurece.

Camine hasta su despacho, pero no lo encontré ahí así que fui directo a la habitación y efectivamente se encuentra durmiendo otra vez, me encantaría que estuviera soñando que lo jodo una y otra vez.

Entré a la habitación, me acerqué a la cama, me subí en su regazo, y ahí me empecé a mover. Iba abriendo sus ojos poco a poco

—De nuevo Alexandra, ¿no te cansas de provocarme?, llevas ya seis días con este provocándome— seguí con mis movimientos sin prestarle atención.

—¿Acaso hago algo malo? ¿acaso no te gusta? —sigo con mi papel mientras acaricio sus mejillas, pero él toma mis manos y las encierra con una sola detrás de mi espalda.

—Lo qué haces no es malo, es terrible. Sabes que si no fuera un hombre sensato ya estuvieras gritando por mucho más contra la pared —palidecí un poco. Sus palabras de verdad lograron que detuviera mis movimientos.

—¿Por qué te detienes? —me sonrío arrogante —, me tienes miedo, niñita.

—No. yo a ti no te tengo miedo— continué con el ritmo de caderas que llevaba.

—Deberías — cuando menos me di cuenta me giró, él ahora está encima de mí.

—Quítate de encima —lo miro mal.

—¿Por qué? No se supone que me estás buscando para algo. Dime, ¿acoso ahora no quieres?

—Pues no, quítate — intenté apartarlo, pero fue en vano.

—¿Segura? ...segura que no quieres que te bese aquí —se acercó a mi cuello dejando sus respiraciones pesadas para luego depositar un beso húmedo —, o aquí —beso el inicio de mis pechos —, ¿segura que no quieres? —beso tus labios con una suavidad excitante.

—No...quiero —lo dije con trabas en mi voz y me muerdo el labio al sentir su nariz rozar con mi mejilla, pero ¡mierda! ¿Qué demonios me pasa?




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