Alexandra
—Muñeca, no te pongas nerviosa, mis padres no te harán nada —Danton me sonrío para tranquilizarme —, lo más que pueden hacer es hacerte preguntas incómodas —palidecí —, tranquila — besó mis labios —, saldrá de maravilla.
Y ahí comenzó el largo camino hacia casa de sus padres. ¿Como serán? ¿Les caeré mal? Espero y que no, no quiero dar una mala impresión de mí, suelo caerle bien a todo el mundo. Danton es muy idiota a veces, pero es una maravilla cuando se lo propone, no me da miedo, pero un poco de preocupación por sus ataques incontrolables.
El camino era largo, pero de igual forma me distraía en la carretera mirando los árboles frondosos a los alrededores de esta. Llegamos a unas rejas grandes y se pudo observar a lo mejor una mansión grande pero no tanto como la de Danton, ya que a este hombre le encanta exagerar.
Las puertas se abrieron dando paso a la mansión, cuando estuvimos frente la casa, Danton bajo, se acercó a mi puerta la abrió y me dio la mano para que bajara, la acepté y nos encaminamos hacia las puertas grandes.
Si describiera mis sentimientos en estos momentos serían desesperación, angustia con un toque de miedo... pero todo esto se resume a que temo por dar una mala impresión,
—Alexandra tranquila, estoy seguro que les gustaras.
—Como estarás tan seguro de eso, mírame de lejos parezco una inmadura...
—¿Solo de lejos? —le pego en el hombro.
—Bueno de cerca también, pero ese no es el caso. El caso es que, temo a no caerles bien.
—Bueno eso lo descubriremos al abrir esas puertas, respira, inhala y exhala — hice caso y empecé a inhalar y exhalar con él —, no te voy a dejar —beso uno de mis cachetes —, estás conmigo ¿ok? Y si no les caes bien no es mi problema, yo soy muy mayorcito —me rio bajo diciendo al escucharlo decir mayorcito —, ellos no se meterían entre nosotros.
Danton abrió las puertas, nos adentramos a la hermosa casa, esta tenía lujos divinos cuadros gigantes donde se podía apreciar fotos de la familia completa o solo de Danton, su mamá y su padre o de su hermana sola.
También se podría apreciar la sala divina. No pude seguir detallando porque me distraje viendo a una mujer que corría hacia nosotros a paso apresurado, sus tacones retumbaban como eco en la gran mansión.
Cuando llego hasta nosotros me abrazo como sim me conociera de toda la vida mientras chillaba de felicidad, estaba paralizada mientras me dejaba guiar por sus saltos de felicidad, mire a Danton solo sonreía mientras me veía con cara de pánico y confusión la mujer me soltó y agarro mis cachetes para que la mirara directo a los ojos, en ese momento hablo.
—Querida, pero que hermosa eres, más de lo que imaginaba. Eres perfecta, Como luna reina vas a ser una belleza.
Quede pasmada en mi lugar, sus palabras me dan a entender que la mujer madura y mayor que tengo enfrente es la madre de él dios sexy que tengo al lado pene veinticinco centímetros anormales. ¿Por qué no lo puede tener normal? Es que como va a entrar eso en mi vagina, soy una humilde Virgen que está segura que con lo que él tiene en los pantalones escondido podría atravesarme hasta el alma.
Me chasquean unos dedos en mi cara.
—Cariño... eh —chasquea de nuevo —reacciona. ¿En qué tanto piensas? Estás tensa y pálida, ¿quieres que te traigan un vaso con agua?
Reaccionó de la nada y lo primero que hago es mirar a Danton el cual tenía una cara de diversión, no me digas que volvió a leer mi mente, lo mire mal, qué problema con querer saber lo que pienso.
—No, no me pasa nada —le sonrió —hola, disculpe por mi distracción.
—Oh cariño, no digas esas cosas. Vamos a dentro— iba a tirar de mí, pero Danton la detiene.
—Mamá, la estas asustando, esperamos unos cinco minutos, ya vamos para allá —dice Danton a lo que su mamá sonriente.
—Oh, bueno cariño, tu padre y yo estaremos en el patio esperándolos— me guiño un ojo antes de irse —, no se demoren mucho.
Oh por la diosa, ¿Qué cree ella que haremos? Me volteé y vi a Danton sonriéndome apunto de decirme algo, pero interrumpí lo que iba a decir.
—No. no digas nada con respecto a lo que pensé—lo miré mal —, déjalo pasar.
—¿Quién te está diciendo que te voy hablar acerca de eso? —me dio una sonrisa torcida y con diversión —, solo te iba a decir que tenías una pelusa en el pelo —Se acercó a mí y me quito una pelusa invisible e inexistente.
—Ja, ja una pelusa, que observador te has vuelto señor gruñón —se acercó a tal punto que me toco levantar la cara para poder mirarlo, gruñón y gigante —, ¿no crees que está casa es demasiado grande como para que irrumpas mi espacio personal? —se acercó a tal punto que nuestras respiraciones se mezclaban, trague saliva.
—¿Y qué te incomoda? —me dejo un suave beso en los labios, un beso tan candente capaz de causar tensión —, ¿no eras tú la que andaba pensado en cómo te voy a follar? —posicionó su mano en mi espalda baja y me atrajo a él pegando su pelvis en mi estómago.
—A veces eres muy capullo.
Se que por dentro lo quieres —empezó a besar mis labios de nuevo, y bajo dejando un sendero de besos hasta mi cuello, ahí hablo— ¿por qué te niegas a lo inevitable?
No reacciono, realmente me tiene callada sin nada que decir, es como un sentimiento acumulado que me dice que me tiré a sus brazos y otro que se niega diciendo que es muy pronto, pero como estuve al principio cada vez que se acerca así me deja muda.
—Sé algún día, cuando llegue el momento vendrás a mi —se encamina hacia el patio trasero y cuando reaccione fui detrás de él. Por lo que veo el día de hoy será un poco intranquilo.
Me encaminé hacia el patio trasero y ahí pude admirar la belleza de la naturaleza, si el jardín de Danton es hermoso este es completamente divino, a los lados del camino que conduce hacia las mesas de campo tienen rosas, orquídeas, girasoles, tulipanes entre otras. Pude ver tres mesas divinas con paraguas gigantes para el sol.