Último día de solteros
Alexandra
Me tenían de un lado a otro con los preparativos ¿y Danton? Él no se había aparecido después del insistente y me da gracia recordar...
llegó como un demonio, como alma que se lo lleva el diablo, tenía los ojos rojos y los colmillos a fuera, pero no se transformó porque quería gritar.
—¡Déjame entrar! ¡Déjame entrar o rompo la maldita puerta! —me acuerdo perfectamente de sus gritos sin control y como se me ponía la piel de gallina.
—Danton, relájate y vete por favor —dijo Beatriz histérica, sentía ganas reír así que lo hice y con ganas. Estaba en la habitación de Danton mirándolo desde la ventana.
—¡Madre, me la voy a llevar! ¡ES MÍA! Y ningunos de ustedes me va a alejar de ella, ¡ella me pertenece! —pego un puñetazo a la puerta que hizo que esta retumbara por completo. En ese momento dejé de reír y me di cuenta que esto iba en serio —, ¡No pueden alejarla de mí!
Casi derribaba la puerta de la entrada, tuvieron que salir como diez guardias y llevárselo. Y si a su padre no le hubiesen tenido respecto, Danton hubiera hecho que sus guardias atacaran para entrar, menos mal que obedecieron a el mandato del ex alpha rey y se lo llevaron a rastras, estaba furioso, y lo único que podía hacer yo era ver cómo forcejeaba a fuerza de un gran animal para que lo soltasen, estaba totalmente incontrolable.
Después de ese incidente llamo y lo hacía constantemente no fueron una o dos llamadas, al día eras como unas veinte.
Me daba mucha gracia ya que cada vez que llamaba decía unas cuantas palabras y su madre ya le estaba colgando el teléfono. Tal vez era mi hijo burlándose lo los instintos animales de su padre, o yo riéndome de él.
Él se desesperaba y yo le decía que no se estresara más por mi ausencia que volveríamos a estar juntos.
Me miro en el espejo desnuda, observando mi vientre, ya pasaron dos semanas y mi panza está más grande, mi panza es una curva notable y pronunciada pero no tan marcada. Lo que si creció fue el aroma y es raro porque aumento de una forma sobrenatural como si tuviera un mes de embarazo, o bueno, eso me dijo Beatriz.
Me dirijo a el vestidor y me coloco otra muda de ropa de Danton, el sujetador ya no me entrada, me han crecido bastante los pechos así que Beatriz mando a pedir con una de las empleadas así que tengo sujetadores de diferentes tamaños, me he seguido colocando la ropa de Danton ya que le dije a Beatriz que así me siento más cerca de él,
Salgo hacia la cocina y me encuentro con Beatriz y Annie.
—Hola —me sonrío mi suegra —, por lo que veo tú pancita ha crecido, mamá sexy —me dice ya que tengo el suéter de Danton con un nudo en la espalda.
—Sí... —la acarició —se levantó de su asiento, se acercó a mí y me dirigió a la butaca.
—Vamos siéntate y dime ¿qué quieres comer?
— bueno, ¿es saludable si te digo que quiero papitas fritas? —estalló en carcajadas.
—Cariño, es muy temprano para comer eso —fruncí mi entrecejo desanimada —, no me pongas esa carita que no puedo.
Las lágrimas salieron. Mierda, comienzo a secármelas intentando que no ves lo descontroladas que tengo las hormonas. La veo sorprenderse con los ojos bien abiertos.
—¡Lo siento! No fue mi intención —Beatriz llamo a alguien del servicio —, por favor, papitas fritas —me miró —, ¿pollo? —asentí.
****
Pasó una semana más, en total pasaron tres semanas faltaba una para la boda y me sentía completamente feliz. Solo quería que Danton llamara, esta vez por fin Beatriz me había permitido llamarlo. Estaba sentada al lado del teléfono esperando a que sonara la llamada número veinte del día.
—Madre, por favor déjame hablar con Alexa. No te lo vuelvo a repetir porque la próxima vez —comenzó a exaltarse —, ¡yo mismo voy hasta allá y!...
—Deja de gritar Danton —este callo —, ¿ahora no dices nada?
—¿Por qué mierda te quedaste? —eso dijo, ¿eso acaba de decir? O no tú hijo y yo no te vamos a permitir gritos.
—Porque quise. Si me vas a venir a gritar entonces no me llames más y hablamos en la boda y cuelgo.
—No, no muñequita, no era eso —sonrió al saber que tengo el control —, es solo que te extraño, de verdad. Sabes que detesto que no estes a mi lado —, sé que tiene que estar apretando la mandíbula —, ¿por qué no viniste?
—Lo quería hacer más interesante, no sé. —acarició mi panza mirando recostando mi cabeza en el sofá de la habitación de Danton —. Para que me ames más el día de la boda —mi propio comentario hizo que soltara una carcajada sonora.
—¿te estás burlando de mí? —oh por la diosa de nuevo su exageración —, sabes que me importa una mierda lo de no vernos. Eres mía, y me jode no tenerte conmigo —se calló —, por favor regresa.
—Danton falta una semana, no te desesperes —sentí mis nervios subir, Joder, el embarazo me tiene delicada —, si te estresas tú, nos estresáremos... —Callé, que estúpida soy, de la escala de la estupidez estoy en el pico más alto. Levantó la cabeza y me tenso.
—¿Muñeca? ¿Dijiste nos estresamos? —me pregunto y yo trago saliva.
Oh por la diosa que le digo, mis alertas se prendieron y me aclaré la garganta.
—Estás sordo Danton, te dije me estresas.
— tienes razón, si estoy estresado y sin ti durmiendo a mi lado no puedo tener la mente clara.
—Es momento que te dejé, tú madre me está llamando.
—No quiero colgar —torcí los ojos —, quiero seguir hablando contigo.
—Danton, mi amor, sino cuelgo ahora sé que no lo haré nunca —tengo que hacerlo y ya —, así que adiós.
Antes tenía nervios de decirlo, pero algo me está haciendo que ahora estoy loca por contárselo, es un sufrimiento tener toda la cabeza enredada, Alec se estresa y me estresa, me canso con facilidad y tengo mucha hambre.