Alexandra
Después de tanto tiempo por fin es hoy, hoy es el gran día, hoy por fin me caso con Danton y tomaré formalmente mi lugar como Luna reina. Después de lo de ayer Roxana y Valentino se llevan mucho mejor y eso me pone muy feliz. Danton no ha llamado el día de hoy y estoy segura que es porque no se lo han permitido.
Me miro frente al espejo con mi vestido de novia, o bueno, el vestido dos tallas más ajustado que elegí, se ajusta perfecto a mi cuerpo, creo que estoy perfecta.
Por un micro segundo mientras veía mi rostro mis ojos se tornaron rojos. El hace lo que quiere cuando quiere, me maneja a su antojo, si tiene hambre a cualquier hora tengo que complacerlo, ya lo quiero conmigo, ansío con locura tener a mi pequeño, tener a mi pequeño caprichoso en mis brazos.
Tocaron la puerta repetidas veces, me pregunto ¿quién será? Me acerqué y la abrí. De atrás de esta se pudo observar una perfecta Annie acompañada de Dereck.
Annie me sonrió, sé que está plenamente feliz al saber que va hacer tía, pero en cambio Dereck me miro con sorpresa, eso solo indicaba que Annie no le había dicho nada de esto. Me hice a un lado y entraron a la habitación.
—Oh por un demonio estás gorda —dijo Dereck, provocando que Annie lo pellizcara —, ¡ay lo siento! —me miro —. Te ves hermoso Alexandra —lo dijo sobando su brazo.
—Gracias, pero no es gordura es embarazo— me sonrió burlesco.
—Son las dos cosas Alexa —Annie lo piso con el tacón —, ¡mujer no me mates por ser sincero!
—Pero es que no te callas —hablo Annie entre dientes.
—Danton, el malvado tirano cambiando pañales —siguió burlándose —. Desde ahora lo comenzaré a molestar —comenzó a caminar hacia la salida, pero lo detuve.
—¡No! El aún no sabe —dije y Dereck se detuvo en seco para girarse a verme confundido.
—¿Por qué no? —preguntó — es el padre ¿no se supone que es el primero que tiene que saber?
—Sí, pero prefiero que sea sorpresa —me miró como si yo estuviera loca.
—Tienes unas ideas excelentes — dijo Dereck con ironía —, el tiranito ya está en la iglesia esperándose y no creo que su paciencia aguante mucho.
—Mis padres, los tuyos y Rosita ya están también en la iglesia —Annie se acercó a mí y toco mis hombros —, todos están allá, espero que estés lista para este paso, aunque ya lo diste se supone que son mates y eso es como si se casaran — me lo dijo sería, pero luego sonrió— se supone que es: se conocen, se aman, te marca, se casan y tienen hijos, pero tú todo lo haces enredado.
Me hizo soltar una carcajada, carcajada que se desvaneció al escuchar el alboroto. Era Danton, ¿qué hace aquí? ¡No me puede ver todavía! Se supone que está en la iglesia.
Lo más lógico es que salió como un psicópata y nadie pudo frenar su terquedad. Dereck y Annie salieron para controlarlo, pero ya había llegado a la puerta y empezó a tocar como loco.
—¡ALEXA! ¡Abre la maldita puerta! ¡¿Con quién demonios estás allá dentro?! Me huele a otro Alexa —se calla y se escuchan forcejeos —, ¡déjame! —Claro, solo una fuera mayor o igual pueden con él y Dereck es una fuerza igual.
—Danton —dije ya estresada —, deja de gritar que me pones de los nervios.
—¿te pongo de los nervios? ¡Maldita sea! Hoy nos casamos ¡¿quién está contigo?! —Y ahora que mierda le digo.
—Danton, es solo un maquillador —no se escuchó más forcejeos —, deja la locura. Además, es de mala suerte ver a la novia antes de la ceremonia.
—Sabes que me importa un carajo esa superstición —hubo un pequeño silencio, pero después comenzó a hablar otra vez —, yo quiero verte.
—Dereck, llévatelo a la iglesia —le dijo Annie.
—Está bien, me voy —dice Danton —, te espero allá.
y con eso se escuchó que salieron por la puerta principal. Danton está loco.
Termino de hacerle retoques a mi maquillaje y salgo, bajo las escaleras con mis tacones con el mayor cuidado de no caerme. Llegue hasta la puerta principal y ahí estaba el auto y cuatro autos más con guardias.
Me subí a la camioneta y cuando ya estaba cómoda comencé a recordar todos esos momentos que viví con Danton, todo lo que le dije al no aceptar y negar que era mi mate.
Cuando entro en razón noto que no estoy en mis aposentos y que no tengo ni idea de donde mierda estoy, mis ojos dan un recorrido por todo el lugar, hasta que se detienen en un hombre sexy mirando... ¿Qué?
—¿Quién eres? —fue lo primero que salió de mis labios al ver a aquel hombre con mirada penetrante, esos ojos azules que dan miedo y a la vez atraen, maldad, sonrisa retorcida y oscura con una pisca de ¿felicidad? Era tan retorcidamente hermoso que tiene que ser categorizado como uno de los hombres más guapos del mundo.
Observe como este hombre se fue acercando peligrosamente hacia mí y mi reacción fue despojarme con rapidez de las sábanas, cuando estoy a punto de salir corriendo por mi vida y salvar mi precioso trasero, el gran adonis guapo me toma de la muñeca evitando que saque un pie de la cama para después aprisionar mis dos muñecas con una sola de sus manos.
Mi cuerpo se hunde en la cama al sentir como se sienta encima de mi reteniendo mi cuerpo de una posible huida, se acerca peligrosamente a mi haciendo que gire mi cara hacia un lado, pensé que su dirección eran mis labios pero que equivoque ya que me olió el cuello como si de cocaína se tratara, me produjo unos escalofríos en todo el cuerpo poniéndome la piel de gallina.
—Eres toda mía —lo dijo con una gran seguridad.
Al escuchar estas palabras mi cerebro comenzó a trabajar mejor reconociendo quien era el hombre que ahora, es mi mate... ¡mierda!
Recuerdos me golpean como olas a la orilla de la playa, el lobo, me salto, el golpe, eso explica la sangre seca. ¡doble mierda! Es el Alpha rey. No, no, no, me diego a esto.