Alexandra
Sentarme en el jardín se ha vuelto una costumbre para mi, mis hijos ya tienen 10 años así que ya no juegan todos en el jardín sino que Max y mi hijo Dalton acostumbran jugar videojuegos en la habitación de este último y mi hija Olivia también suele pasar el tiempo en su cuarto con Elizabeth jugando con las muñecas.
Entre ellos crearon una barrera invisible donde ninguno puede sobre pasar y con limite me refiero a "nadie puede entrar a la habitación del otro y esta con su compañero insoportable" esas fueron las palabras de mi hija Olivia, dando a entender que no quiere a Max cerca y en el caso de Elizabeth; ella no soporta a mi hijo ya que este acostumbra a molestarla.
Los mediadores son mis hijos ya que por ser hermanos tienen más tolerancia al verse aunque peleen a veces.
Roxana decidió tener otro hijo y para su sorpresa nació otra niña, no contó con la suerte de un niño así que desistió porque no quería parir más así que ahora esa niña que se llama Mila ahora esta tiene 5 años y también ocurrió lo mismo con Annie aunque esta se embarazo un año antes que Roxana así que su Niño actualmente tiene 6 años.
Dalton y Olivia son muy unidos, este primero siempre procura que su hermana que siempre esté bien y la defiende, es igual de celoso que su padre, ellos no permiten que ningún "ente" masculino se nos acerque.
Yo no dejo de pensar que en solo ocho años más mis hijos van a tener la transformación y podrán ir en busca de su mate. Soy su madre y suena un poco egoísta pero si un chico que viva lejos de estas zonas la reclama como su mate y se la lleva lejos me tendría con la Diosa luna en la boca tenerla tan lejos.
—En que piensas amor —me saca de los pensamientos Danton y lo miro mal —. Oh, espera ya lo se.
—Maldita manía la tuya de leer todo lo que pienso —me levanto de mi silla y me acerco a él para abrazarlo y mientras lo abrazo lo miro a los ojos —, te odio —él sonríe y besa mis labios.
—Nunca podrías hacerlo —me sonríe —, y no te preocupes cuando el momento llegue no permitiré que se la llevan y si es posible la encierro en su cuarto.
—Tampoco exageres Danton —ruedo los ojos.
—Es verdad. ¿Y cuando me darás otro hijo?
—Olvídalo.
—¿Que? No, eso jamás, ya pasaron 10 años desde que pariste Alexia. ¿Acaso no me amas? —hace pucheros, muy tirano y todo pero a veces se pasa de mimado.
—No Danton.
—No soy un mimado...bueno solo contigo, vamos Alexandra dame la dicha de ser padre otra vez —Baja su mano hasta mi cadera para acaríciela —, y no puedes negar que te gusta la práctica.
—Pero podemos hacerlo sin necesidad de buscar otro hijo.
—Si, pero no es lo mismo con condon a sin condon. Ya extraño ese cuerpo tuyo sin nada de eso contra el mío —lo dice porque exactamente son 10 años usando condon.
—Puedo usar un método de anticonceptivo para prevenir embarazo, si tanto quieres piel con piel —me escudo con esas palabras.
—No me niegues ser padre —besa mi frente —, piénsalo por favor.
Asentí con la cabeza y el se dirigió a su oficina y yo decidí dar un pequeño vistazo por las habitaciones de mis hijos.
Me acerqué primero a la de Dalton, toque dos veces y escuche su voz a través de la puerta.
—¿Amigo o enemigo? —Pregunta mi hijo —, porque si eres la pesada de Elizabeth aquí nadie te quiere...y si eres mi hermana es mejor que vayas diciendo que quieres rápido.
—Soy amiga —digo para luego abrir la puerta y encontrarlos concentrados mirando la pantalla del televisor.
—¿Sucede algo mamá? —pregunta con la vista al frente en la pantalla.
—No, solo vengo a pasar y verificar que todo esté bien —lo veo rodar los ojos.
—Ya nos viste. adiós mamá —grosero. Se está portado muy grosero.
—¿Así tratas a tu madre? —le digo —, Esta bien, esta bien, ignórame, no me quieras y olvídame —le hago drama. veo que sus hermosos ojos se fijan en mi y pausa el juego.
Se escucha las quejas de Max ante la pausa de Dalton pero a este segundo le da igual, se acerca a mi y me abraza.
—Lo siento, mamá. A veces soy un idiota contigo —Lo aprisionó entre mis brazos y besó su cabeza.
—No te preocupes así igual te amo —se despega de mi y luego le jalo la oreja y escucho su queja —, pero en tu vida vuelvas a ser grosero conmigo —suelto su oreja y beso su frente para abrazarlo de nuevo —. Te amo hijo. ¿Quieres pastel de vainilla?
Veo que sus ojos se iluminan.
—Claro mami hermosa —dice y le sonrió. Los chicos aman mis pasteles de vainilla, al igual Olivia y Elizabeth aman comerlos y ayudarme a prepararlos.
Siempre los hago yo sola o con ella, a mis hijos no les gusta probar ese pastel hecho por alguien del personal de cocina.
—Bueno, más luego lo traeré —le digo y este asiente para ir a despausar su juego.
Ahora me dirijo a la habitación de Olivia.
Toco la puerta y pasó por el mismo protocolo de seguridad según ellos.
—¿Amigo o Enemigo? —Pregunta la voz de Olí —. Porque si eres Max te puedes ir largando de aquí, pero si eres mi hermano habla rápido que no tengo todo el tiempo.
Me recuerda mi cuando era niña pero en este caso así era con mis padres y soy hija única.
—Soy amiga —le digo.
No me da tiempo ni de abrir la puerta cuando ya ella la está abriendo dando el paso a un cuarto verde pastel con una cama rosada y juguetes por todos lados y lo más especial su mesa del té con sus muñecas favoritas.
En la mesa sentada en una de las sillas se encontraba Elizabeth y mi hija estaba en la puerta sonriente al verme.
—Hola Tita —me saluda Elizabeth. Ella tiene la costumbre de decirme Tita ya que para ella soy su tía y Roxana mi hermana.
—Hola cariño —le sonreí.
—Hola mamá, ¿vienes a jugar con nosotras? —pregunta mi hija —. Porque si es así bienvenida seas queremos más integrantes a nuestra fiesta de té.