Mi amada escolta

Capítulo 01. Nuevo comienzo

Velí Rine

Los rayos del sol atraviesan la habitación en la que me hospedo. Me detengo frente al ventanal, observando cómo las flores del árbol de durazno caen lentamente al suelo.

Una emoción indescriptible me invade. Siento alegría porque al fin voy a estar lejos de personas que me hacen daño y voy a poder comenzar de nuevo aquí en China. Voy a seguir como guardaespaldas, pero en un lugar diferente. Quiero comenzar desde aquí, otra vez, dejando atrás aquello que me atormenta.

Entro a la ducha y dejo que el agua caiga sobre mí, en lo que la suave música en la habitación me relaja y mi cuerpo no se siente igual de tenso como antes. Siento que algo me da fuerzas para no cometer un error.

Salgo del baño envuelta en una toalla y empiezo a vestirme con mi uniforme de guardaespaldas.

El uniforme se ajusta perfectamente a mi cuerpo. La camisa blanca me da una apariencia impecable, reflejando la seriedad que requiero en mi trabajo. Finalmente, termino con el saco negro.

Mientras termino de arreglarme, me detengo frente al espejo. Mi reflejo me da un poco de confianza, aunque siento el corazón latiendo con fuerza.

—¿Qué pasa si hago algo mal en mi primer día? —musito en voz baja.

Cierro los ojos y pienso en todo lo que me preparé para llegar aquí, donde estoy. La agencia confió en mí, me recomendó, y sé que no puedo defraudar los. Nunca lo he hecho y ahora no será la excepción. Tomo una bocanada de aire y me sonrío en el espejo.

Voy a poder con esto y con todo lo que venga.

Con esa seguridad que encuentro en mí, salgo del hotel lista para enfrentar mi primer día. Debo conocer a qué me voy a enfrentar de hoy en adelante en este nuevo continente.

Llego a la dirección que la agencia me envió ayer en la noche. No quedo deslumbrada al ver la mansión frente a la que estoy parada ahora mismo.

La casa es enorme, tan grande que parece ocupar todo el paisaje que hay a su alrededor. Es de un negro que no pasa desapercibido y cuatro autos de lujo están estacionados frente a ella. La propiedad está rodeada de guardias y cámaras de seguridad que apuntan a cada lado. Si no supiera de quién se trata, diría que aquí vive algún tipo de mafioso.

Cuando toco el timbre, una chica muy linda abre la puerta. Lleva un vestido de mucama perfectamente tallado a su cuerpo, su cabello negro cae suavemente sobre sus hombros y su piel blanca brilla con la luz.

—¿En qué puedo ayudar? —pregunta con una sonrisa que me hace admirarla por un momento.

—Busco al señor Zhao Min Do, soy su guardaespaldas asignada —respondo, tratando de recuperar el foco.

—Por favor, pase y tome asiento. Le informaré al señor de su llegada.

Ella cierra la puerta sin hacer ruido y sube las escaleras. Yo, mientras tanto, me quedo observando la belleza de la casa. El interior tiene un tono suave de gris en las paredes, los muebles son de un blanco minimalista, las lámparas en el techo son grandes y elegantes. Las escaleras, de un blanco inmaculado, tienen pasamanos dorados que brillan, sin dejar de crear un contraste cautivador.

Mientras sigo observando las escaleras, me doy cuenta de que la chica está bajando nuevamente, y detrás de ella, aparece Min Do. Ya había visto lo guapo que era en las fotos, pero en persona... es algo completamente diferente.

Su estatura de aproximadamente noventa metros lo hace ver más alto de lo normal. Su cabello negro está recogido, aunque algunas hebras caen sobre sus ojos verdes, que deslumbran bajo la luz y contrastan con su piel blanca. Sus labios son pequeños, sus pestañas largas y sus cejas finas. Viste unos shorts negros y sin camisa, dejando al descubierto su abdomen marcado y sus músculos bien definidos con algunos tatuajes. No puedo evitar no detallarlo como se debe.

Llega hasta donde estoy parada, y la chica que parece ser la mucama, sin decir palabra, nos deja solos en la amplia sala.

—Señor Zhao —saludo—. Velí Rine, su guardaespaldas asignada.

Estrecho mi mano en su dirección y él la corresponde con una sonrisa.

—Un placer tenerla aquí, señorita Rine. Me han dado muy buenas referencias suyas —responde con una voz suave y una expresión tranquila, soltando mi mano.

—Espero poder lograr sus expectativas, señor.

Mi tono se vuelve más profesional.

—Estoy seguro de que será así —murmura, esbozando una sonrisa que lo hace ver aún más atractivo.

—Le agradezco por confiar en mí.

—Es un placer. —Le doy una sonrisa—. Necesito informarle que tendrá que vivir aquí, en mi casa. ¿Puedo saber dónde se está hospedando ahora mismo?

—No creo que haya problema. Cuando usted lo indique, puedo traer mis cosas —trato de no vacilar mientras sus ojos me escanean—. Por ahora me estoy hospedando en el hotel junto al aeropuerto.

—Perfecto. —Teclea algo en su teléfono—. Quiero que sea hoy mismo. Enviaré a mi chófer para que la pueda acompañar.

—Entonces, así será, señor —musito.

No habla durante unos segundos.

—El chófer ya la está esperando afuera. Puede ir.

Luego de terminar de hablar con él, salgo de la mansión. Afuera, un hombre, parado junto a uno de los coches, viste un elegante traje negro con detalles blancos. Los lentes que lleva le dan el toque.

—Buenos días. ¿Usted es la Jefa de seguridad del señor Zhao, la señorita Rine? —pregunta, mientras me observa con curiosidad.

—Sí, soy la Jefa de seguridad del señor Zhao. Es un placer.

—Un placer tenerla con nosotros, señorita Rine. Soy So Nim, a su servicio para lo que necesite —dice con una pequeña sonrisa mientras abre la puerta del auto para que pueda entrar a su lado.

Creí que venía a ser guardaespaldas y ahora tengo que hacerme cargo de más de diez hombres que me doblan la estatura.

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Luego de trasladarme a la mansión Zhao, el señor me trajo con él a la empresa en la cual trabaja, la cual es la número uno en toda Asia y no hay duda de ello, ahora que la veo con mis propios ojos.



#1155 en Otros

En el texto hay: romace, trianguloamoroso, guardaespaldas

Editado: 13.07.2025

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