Mi amada escolta

Capítulo 02. Una revancha

Zhao Min Do

No dejo de revisar los detalles, sin pasar nada por alto. Pero hay uno que me hace tomar un trago de vino con una sonrisa, intrigado. Cierro la carpeta con toda la información y la dejo sobre el escritorio.

La puerta se abre, tras unos golpecitos. Zan entra y avisa:

—Lo buscan en recepción, señor.

Levanto la mirada en su dirección.

—¿Quién?

—No ha querido dar nombre, solo que se conocen.

Pienso, sin poder dar con quién podría ser.

—Bueno, deja que pase —digo.

Asiente y, segundos después de que ella sale, la puerta se vuelve a abrir.

Sonrío sin pensarlo dos veces cuando la pelirroja, alta y de piel cálida que me observa con ternura, entra a mi oficina. Su elegancia no ha desvanecido y sigue igual que aquella niña de diez años. Y lo hermosa no hay quien se lo pueda quitar.

—¿Te quedarás ahí sin darle un abrazo a tu hermana consentida? —inquiere con un pequeño puchero, dando pasos en mi dirección.

No lo proceso y la tomo en un cálido abrazo, sin dejar de sonreír.

—Has crecido tanto, mi pequeña Luoana —acaricio su mejilla suave, igual que cuando era una niña—. Ni me lo creo.

—Te he extrañado tanto, Minmin.

Limpio la lágrima que ha caído de sus ojos. Planto un beso en su cabeza y ella hunde su rostro en mi pecho.

—Me han hecho mucha falta —me mira con una sonrisa—. Tengo ganas de ver a la abuela y a la nana. ¿Están aquí contigo?

—No, solo estoy yo aquí.

—Tendré que ir a sorprenderla pronto.

—Estará feliz de verte —susurro.

Asiento.

—Sé que estás trabajando, pero tenía muchas ganas de verte desde anoche —dice y la vuelvo a abrazar—. Como ya te he visto, igual que a Lan y a Lin, será mejor irme.

—Quiero que te quedes conmigo —pido, dejando un mechón tras su oreja—. ¿Dónde te hospedas?

—En un hotel en el centro.

Saco mi teléfono y le pido a Nim que se encargue de llevarla a la casa y también de buscar sus cosas al hotel. Le entrego el teléfono para que guarde su número.

—Esta noche te veré en casa, Lu.

—Y yo te veré en la cancha, Do.

La atraigo a un abrazo y dejo que se vaya.

No puedo evitar sonreír y mi vista pasa a la mujer que está en la puerta. Su mirada tiene un atisbo de tristeza y a la vez algo de alegría.

Le envío un mensaje a Dalí para que le prepare la habitación a mi hermana y pueda recibirla cuando llegue a la casa.

Salgo de la oficina con los pasos de Velí resonando detrás de mí. Compruebo mi reloj de camino al estacionamiento. Tengo unos minutos para llegar.

—¿Sabes conducir, Velí? —pregunto al estar a punto de subir a uno de los autos de la empresa.

—Sí, señor.

Giro en dirección a ella y la observo. Doy unos pasos hacia su dirección y ella se para firme.

—¿Sí, qué? —levanto las cejas—. Debes especificar cuando te hago una pregunta.

—Sí, sé conducir, señor —su rostro se vuelve más serio que antes—. No volverá a suceder.

Me incorporo y la repaso de arriba abajo. Fuí algo duro.

—Conduce —le entrego la llave y entro detrás, seguido de ella—. A la Autopista Tamak.

Lo coloca en el maps, dando un asentimiento, y el auto arranca.

Blanquea los ojos mientras se coloca unos AirPods. Su semblante cambia y sus labios se mueven mientras conduce.

A las once, ya estamos en la autopista, con el sol dándome directamente. No soporto el maldito calor que hay ahora mismo.

Diviso a la morena encargada de los autos acercarse con una carpeta que debe tener información de los autos disponibles para la carrera. Me la extiende, pero no la tomo.

—¿El XPeng G9 está disponible? —inquiero mirando la carpeta.

—Sí, está disponible. ¿Quiere verlo?

Le pido que me lleve y mis ojos recorren cada rincón del coche al verlo. Le pido que se acerque, llamándola con el dedo índice. Abro la puerta y lo reviso desde adentro.

Suelto un suspiro.

—Voy a necesitar que se le haga ya una revisión completa, de adentro hacia afuera —asiente, preparando la libreta—. Deben asegurarse de que cumpla con las especificaciones técnicas, combustible de muy alto rendimiento, precisos ajustes en los componentes, los sistemas de seguridad impecables y, por último, la aerodinámica configurada al detalle.

—Así será.

—No tengo dudas —termina de anotar algo y cierra la libreta—. Cinco días antes de la carrera, estaré aquí para ver lo que han hecho. Espero que no haya errores.

—Prepararé el informe cuando todo esté listo y hablaré con los chicos de cada área. Tendremos todo listo.

—Que así sea.

Observo a Velí, firme en su lugar. En completo silencio.

¿Es mucho para ella que hable aunque sea un segundo?

—Velí —llamo su atención—. Ya que sabes conducir, vas a correr conmigo.

Veo la sorpresa en sus ojos y creo que está a punto de refutar, pero solo asiente.

—Como diga —dice, asintiendo.

—Puedes negarte, sino quieres.

Niega, sin decir nada. Sigue siendo tímida, por lo que veo.

—Traigan otro coche —ordeno.

La postura de ella está contenida. La repaso de pies a cabeza mientras sonrío. Siento curiosidad.

Llevo los mechones rebeldes a mi oreja y sigo observando a la mujer frente a mí. Ella no me observa, pero por la forma en que mueve sus manos, parece darse cuenta, y seguro le incomoda.

Traen dos vehículos y los dejan frente a cada uno, cuando recuerdo haber dicho solo uno. Tenía pensado conducir el XPeng G9. No le digo nada y observo cómo el Roewe RX5 Plus azul brilla junto al 6 negro, que está frente a mí.

—El azul es tuyo —indico, abriendo la puerta.

Asiente y entra al vehículo. No dejo de observar, y más cuando se coloca el cinturón de seguridad, ajustando el espejo. Además, parece algo nerviosa hasta que se coloca los audífonos.

La mecánica se acerca y me da un asentimiento que me indica que están en muy buenas condiciones.

Mi motor ruge con todas sus fuerzas y ella me mira de reojo, haciendo lo mismo con el suyo. Lanzo una última mirada en su dirección y tomo la radio.



#1222 en Otros

En el texto hay: romace, trianguloamoroso, guardaespaldas

Editado: 05.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.