Mi amada escolta

Capítulo 06. Dudas acumuladas

Velí Rine

Cuando vine aquí, no tenía pensado enamorarme o empezar una relación, pero después empecé a tener sentimientos que pensé que no serían correspondidos.

Ahora estoy aquí, pensando en qué debo hacer. Quiero estar con él y él parece querer lo mismo. Además, él no es igual y no tengo dudas de ello. Me siento cómoda y bien cuando estoy a su lado.

Así que tomé una decisión: seguiría el consejo de mis amigos. Primero veremos cómo van las cosas y luego lo decido, si me lo vuelve a pedir formalmente.

Y veremos qué pasa.

Me quito la ropa y entro al baño.

El agua está fría, pero me gusta. Hace mucho tiempo que no me duchaba así. Deslizo el jabón por mi piel mientras el agua corre. Sin saber por qué, mientras pasaba el jabón sobre mi cuerpo, me lo imagino a él. Quisiera que estuviera aquí.

Cuando termino el baño, me envuelvo en la toalla y me visto con mi pijama. Me hago mi rutina nocturna.

Me acurruco en la cama con la computadora y apago las lámparas. Recuerdo que tengo una película pendiente, así que la busco y la reproduzco justo en la escena donde la había dejado.

Ya voy por la mejor parte cuando el hambre me ataca, a pesar de haber comido tanto hace rato. Pero, siendo sincera, no me sorprende.

Ya son las diez y cincuenta de la noche. Seguro debía haber alguien despierto a esta hora. Agarro la computadora, mi teléfono, mis AirPods y salgo de la habitación.

Bajo los escalones sigilosamente, con las manos ocupadas. Al llegar a la cocina, casi dejo caer los dispositivos al suelo por el susto.

Min Do está ahí, parado frente a mí.

—¿Estás bien? —pregunta.

Asiento y estoy por darme la vuelta de regreso, cuando me pide que entre, dejo los dispositivos sobre la isla. Me miro y recuerdo lo que dijo.

Salgo dejando todo y voy a mi habitación para colocarme una bata sobre la pijama, el pantalón que traigo es muy corto.

Vuelvo a bajar y él está en el mismo lugar que antes. Me repasa de arriba abajo.

—¿Por qué te colocaste esa bata? —pregunta, acercándose.

—La última vez que traía el vestido corto, dijiste que no debería andar así para no terminar provocando a alguien —le recuerdo.

—Lo decía por mí, tú vístete como quieras —deja caer sus brazos y dibuja una sonrisa—. A mí me gusta.

Termino de pasar, tomando mi teléfono y me siento en una silla en la que busco la app de pedidos.

—¿No puedes dormir? —su voz se oye cansada.

—No es eso.

—Entonces?

—Quería ver una película, pero me dio hambre —digo, mirándolo—. Quiero pedir algo para comer y irme a dormir.

Acorta la distancia entre nosotros y coloca su mano en mi cintura. Un leve rubor se apodera de mi rostro. No puedo evitar ponerme nerviosa.

—No pidas comida —me quita el teléfono—. Dime qué quieres y yo te lo preparo.

—No es necesario, pareces cansado.

—Solo dime, ¿qué quieres comer?

—No sé —me encojo de hombros—, lo que quieras está bien.

Un beso se planta en mi mejilla sonrojada y se aleja sacando algunos ingredientes de la nevera.

¿En serio me va a preparar de comer? Esto es realmente lindo.

Abro la computadora y reanudo la película. Me coloco uno de los audífonos y lo observo; su espalda tiene toda mi atención.

En serio ha cambiado mucho.

Trato de concentrarme en la película para expulsar su imagen de mi mente.

El episodio me llena de nostalgia al ver a la protagonista llorando en su cama, sin poder dormir. Sé muy bien lo que se siente terminar una relación con alguien a quien amas debido a sus actitudes. No le desearía ese dolor ni a mi peor enemigo.

Este episodio se siente tan personal.

Al terminarla, entro a mi lista de películas sin terminar. La siguiente es una de romance.

—Me sentaré aquí contigo, en lo que se cocina —avisa tomando asiento a mi lado.

—Bien.

Lo observo de reojo hasta que escucho que hablan y vuelvo a la película. El protagonista es un papasito de los buenotes y la protagonista ni se diga. Y además, me encanta la pareja.

La mano en mi muslo me desconcentra. La forma en que su mano se pasea por mi piel hace que me remueva en el asiento, más cuando siento que está por adentrarse en mi pantalón.

—Deberías ir a ver eso —señalo hacia la estufa—. Si se quema no lo querré y tendré que pedir algo o irme a dormir así.

Me da una leve sonrisa y se levanta en dirección a la estufa, quitándome uno de los AirPods. Dejo de mirarlo y me concentro en la escena que tengo frente a mí.

Una sonrisa se me dibuja al ver la manera tan linda en que el protagonista le confiesa sus sentimientos a la chica. Es tan lindo.

Mi computadora se mueve y un plato queda frente a mí en este instante.

—Que aproveches —dice, volviendo a colocar su mano en mi muslo.

—¿No quieres?

Niega y le doy el primer bocado con mi vista perdida en mi película. Realmente está muy bueno lo que me ha preparado, es un buen cocinero.

Río para mí sola y me concentro en mi comida y en lo que veo. Hasta que la película se acaba y me termino todo.

—Yo lavo los platos.

Lo llevo al fregadero y Min Do se levanta, colocándose a mi lado. Terminamos de limpiar todo y subimos.

—Buenas noches —murmura a mi lado.

—Buenas noches.

Me toma desprevenida al dejar un beso en mi mejilla y entrar a su habitación. Lo observo entrar y sonrío sin evitarlo.

---

Zan deja las carpetas en el escritorio y se posiciona a mi lado. Él toma un bolígrafo y comienza a firmar los documentos que la secretaria le había dejado.

—Llévatelos —ordena.

Ella se acerca con una actitud claramente coqueta. Con su camisa entreabierta deja ver su escote, y Min Do la mira y luego me observa.

La secretaria toma las carpetas, lanzándole una sonrisa insinuante antes de salir de la oficina.

He quedado loca, ¿han tenido algo? He escuchado algunos rumores, pero no creo que Min Do se haya acostado con esta antes, ¿o sí?



#1226 en Otros

En el texto hay: romace, trianguloamoroso, guardaespaldas

Editado: 13.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.