Mi amada escolta

Capítulo 18. Predilecta

Velí Rine

Tengo el cuerpo bien, pero bien débil, que ni siquiera he tenido ganas de levantarme. Los ánimos los tengo en un diez por ciento ahora mismo.

—¿Quieres ir al médico, linda?
—Niego—. Pero, ¿te sientes bien?

—Sí, estoy bien, baby —trato de ser convincente.

Pero no entiendo lo que me pasa. ¿Por qué me siento así?

—Desayuna algo —deja la bandeja sobre mis piernas—. Ten, linda.

Me da el primer bocado y luego sigo comiendo yo, para que no se moleste. Termino la bandeja rápido y él se la lleva, dejándome cubierta con la sábana.

Abrazo la otra almohada y cierro los ojos a ver si puedo dormir un ratito más.

Acabo de comer, pero aún quiero algo más. No es suficiente. Me lamo los labios suavemente. Quiero algo salado y dulce a la vez.

La mano de Min desliza debajo de la sábana y no tardo en dar la vuelta para quedar frente a él.

Le doy un pequeño y tierno beso.

—Min —musito, entrelazando mis dedos con los suyos.

—¿Qué deseas, linda?

—Sé que acabo de desayunar —hago una pausa para mirarlo a los ojos—, pero quiero más.

Suelta una risita.

—¿Eso qué tiene de malo? —deja su mano en mi nuca, acariciando mi mejilla—. ¿Qué quiere comer mi mujer?

—¿Me lo traerás, baby?

—Lo que tú me pidas, mi amor —murmura.

—Quiero algo salado —asiente a todo lo que pido— y algo dulce.

—Sabes que eres bien antojada, linda —murmura divertido.

—Y tú me complaces, así que... —le guiño un ojo.

Sonríe de lado luego de una risita.

—Entonces iré a prepararlo —se levanta y plasma un beso en mi frente y en mis labios—. No te muevas de aquí.

—De acuerdo, gracias, baby.

Con una sonrisa sale de la habitación, lanzándome un guiño antes.

Amo la forma en que consiente mis antojos cada vez que los tengo. Es el mejor de todos, no podría cambiar al amor de mi vida por nada del mundo. Mi futuro esposo, padre de mis hijos, el hombre que más quiero y amo en todo el mundo.

El fuerte aroma de su perfume queda en las sábanas y me doy el gusto de inhalar su aroma. Pero termino dejando las sábanas en su lugar al sentir las arcadas que me provoca.

Me posiciono como estaba antes, evadiendo el olor. No quiero dormirme, pero al final lo hice. Hasta que sentí la presencia de Min y me desperté.

—¿Me tardé mucho, linda?
Asiento, luego de sentarme en la cama—. Lo siento mucho, es que preferí ir a comprarlo pa’ traer variedad.

—No te preocupes, amor.

Deja todo a un lado y se acerca para dejarme un besito en los labios.

—No me dijiste qué tanto querías.

Abre todo y lo deja sobre la cama, en medio de nosotros.

—Se ve tan delicioso —murmuro, lamiéndome los labios.

Asiente y me pasa un cubierto con uno de los platos.

También deja algunos dulces con las comidas frente a nosotros, con dos vasos de jugo.

Me inclino hacia él luego de terminar lo que tenía en la boca, dejando un beso en su mejilla. Hace lo mismo y una sonrisa aparece rápidamente en mis labios.

Sé que como rápido, pero ahora estoy veloz. Ya terminé el primer plato en menos de cinco minutos. Min apenas va por tres o cuatro bocados.

Dejo el plato en la bolsa y agarro el otro para seguir saboreando la deliciosa pasta que me trajo.

No evito sonreír cuando su mano se coloca lentamente en mi vientre.

Termino llevando lo que queda a mi boca y bebo la mitad de mi jugo. Observo el plato de mi prometido, que aún no termina de comer y tampoco ha vuelto a poner la mano en su cubierto.

No es por comelona, pero solo me falta lo que queda en el plato de Min para saciar mi antojo. Sé que lo compró para él, pero no puedo evitarlo.

Su plato queda sobre mis piernas. Lo observo y solo me da un asentimiento.

—Ya estoy satisfecho y lo estaba dejando pa’ ti —trae la cuchara a mi boca.

—Pero...

Me da un beso en la frente.

Trata de dejar el cubierto en el plato luego de darme el siguiente bocado, pero no se lo permito, solo para que siga alimentándome. Además, me gusta que lo haga.

Sonríe de lado y lo oculta en el jugo en sus labios.

Está pendiente para darme el siguiente bocado cuando termine.

Me da lo que queda y deja el plato con el cubierto en la bolsa. Termino mi jugo y dejo el envase en la bolsa. Lo dejo todo al lado de la cama, en el suelo.

Baby, ¿podrías acomodarte para sentarme en tus piernas?

—¿Cómo quieres que me acomode, linda? —inquire con una sonrisa.

Lo siento bien, dejando sus manos abiertas para sentarme sobre una de sus piernas. Con una mano en mi espalda, su otra pierna queda entre las mías, y su mano libre roza mis piernas por debajo de la sábana mientras mi cabeza descansa en su pecho.

Decido comer uno de mis dulces, dejando algunos en los labios de mi hombre.

Lo abrazo y plasmo un beso en sus labios. Sus brazos me rodean con tanta fuerza que tengo que alejarlo un poco para que no me deje sin aire.

Me toma de la cintura. Su lengua se adentra en mi boca, envolviendo la mía en una guerra de placer que no está decidida a cesar.

Arqueo mi cuerpo sobre el suyo. Su mano se adentra en mi top lentamente para tomar una de mis tetas.

—Min —jadeo sobre sus labios—. Baby...

-—¿Sí, linda?.

Lo agarro de la nuca, dándole un beso suave.

—Hay algo que debemos hablar —se deshace de mi top.

—¿Es muy importante, amor?

Su lengua recorre mi cuello.

—Demasiado, para mí...

Sin dejar de sostenerme, me deja sobre la cama. Aprovecho y agarro uno de los dulces para llenarme la boca.

—Puedes hablar, linda —dice sin quitar sus ojos de mis tetas descubiertas.

—Pero mírame a los ojos —señalo mis ojos—, no a mis tetas.

—Es que no puedo no darte mi atención. Pero puedes hablar, linda.

Me sienta en sus piernas y hace el esfuerzo por mirarme directo a los ojos.

—No hemos hablado de nada desde hace dos semanas...



#3199 en Otros

En el texto hay: romace, trianguloamoroso, guardaespaldas

Editado: 13.10.2025

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