Mi amada escolta

Capítulo 22. Mini escapada de amor

Velí Rine

Me meto un poco más al agua y me acerco más a lo hondo. No me arrimo mucho a los demás, pero me mantengo en mi espacio para estar solita.

Regreso por la orilla y me salgo cuando siento que el sol ya me está quemando el cuerpo. Camino hasta la arena y me siento bajo la sombrilla, me pongo las gafas de sol y me tiro sobre la toalla.

Me giro de espalda, tapándome la frente, y agarro el celular que dejé en la toalla. Vuelvo a dejar el teléfono en el bolso y mi mano va directo a mi vientre.

Cierro los ojos, disfrutando este aire tan rico. Se siente bien esto, me está cayendo de show estas mini vacaciones.

Al rato, alguien me pone una manta encima del cuerpo y no tardo en abrir los ojos, poco a poco. Min no me mira directamente, pero lo veo echando fuego con los ojos a unos hombres que están al frente de nosotros.

Me echo a reír.

Lo jalo, rodeando su cuello con mis brazos y le doy un suave beso. Él me rodea la cintura y siento cómo sonríe entre el beso.

—Ya saben que soy tuya, baby —susurro, dejándole un besito en la mejilla.

—Así tiene que ser, linda —me roza la cara—. Porque me revienta que otro pendejo vea lo que es mío.

—Pero no importa cuántos me miren, lo único que me importa es que tú, y solo tú, me mires con esos ojos verdes hermosos que tanto me matan —confieso, tomándole el rostro.

Sonríe bajando la mirada un segundo, y luego vuelve a clavar sus ojos en los míos. Hay un brillo en su mirada... se ve tan hermoso.

Acaricia mi mejilla con tanta ternura que me derrito.

Me besa con pasión y dulzura a la vez, pegando su cuerpo al mío. Su mano sube a mi cintura y su lengua juega con la mía un rato, luego lame mis labios y deja un besito suave en mi frente.

Cómo lo amo, por Dios...

Me incorporo y lo abrazo, de rodillas.

Entonces, alzo una ceja cuando veo a alguien desde lejos que nos está mirando. Sonríe al darse cuenta de que lo pillé, y me llama con el dedo, señalando para la parte de atrás.

Ruedo los ojos con pesadez. Ya estoy harta de que Jorge siempre me ande persiguiendo. Es como estar metida en una jodía cárcel de la que no voy a salir hasta que todo esto se acabe.

Sonrío al ver la carita de Min.

—¡Min Do! —lo llaman desde el agua—. ¡Ven acá y deja quieta a mi cuñada un rato!

—Sí, ve con ellos. Después subimos a la habitación —le digo—. Voy a darme una vueltita por ahí.

—De acuerdo, no te vayas muy lejos, linda.

—No lo haré, baby.

Le planto un beso en la mejilla y él me ayuda a levantarme. Me pone el kimono para cubrirme y veo cómo le echa el ojo a los tipos de hace rato.

Va con sus hermanos y yo me dirijo por donde vi al estúpido de Jorge, tirándole una mirada torcida a esos hombres. Camino por detrás de un árbol y lo encuentro en la parte trasera del hotel.

—Sabía que vendrías —dice, levantándose de la silla.

—¿Por qué carajo tienes que seguirnos? —espeto sin mostrar coraje.

Se acerca, quedando a un par de pasos.

—¿No puedes dejarnos en paz? —le suelto—. Ya sé que también estás amenazando a Dhane y eso no lo voy a permitir.

—¿Ahora eres su defensora? Si ni tú misma puedes protegerte...

Suelta una carcajada que me da náuseas.

—Habla claro y déjate de mierdas —le digo, cruzándome de brazos.

—Te queda solo un mes —alza una ceja y camina alrededor de la mesa—. Te casaste por el civil ayer, estás embarazada de unos ocho semanas o menos, y en dos semanitas te casas por la iglesia... claro, si yo lo permito.

Me mira con esa sonrisa sucia.

—Te dije, voy a proteger a Min por encima de todo, te guste o no. Me importa un bledo lo que digas.

—¿Tan enamorada estás de él?

—Más de lo que tú o nadie se puede imaginar.

Asiente.

Doy media vuelta para irme, pero me agarra del brazo y me besa a la fuerza. Cuando intento alejarlo, me aprieta más contra su cuerpo. Así que le doy un golpe en la entrepierna para que retroceda y dos bofetadas sin ni siquiera pensarlo.

Se ríe el muy imbécil.

—Que sea la última vez. Ya estoy harta de ti. ¡Cansá! —le grito, solo para que él me escuche.

—Como si no te gustara mi beso...

—¡Al contrario! Me da más que asco tener tus labios pegados a los míos —respondo sin gritar—. Ya hasta quiero vomitar de tener tu asquerosa saliva en mi boca.

Escupo en sus pies sin pensarlo dos veces y me largo de ahí.

Ninxiao se me cruza con una sonrisa en la cara, pero ni le devuelvo el gesto. Camino directo hasta donde estaba hace unos minutos. Agarro el bolso mientras busco a Han Ní con la mirada y le hago una seña para que venga.

—Está aquí.

—Pero si hice que revisaran todo, y no vieron nada raro —avisa, algo confundida.

—Entonces no te preocupes, solo asegúrate de que se mantengan de lo más alerta —me detengo justo frente al hotel—. No hay que llamar la atención.

—Así lo haremos —se acerca un poco—. Te mordieron el labio... y está sangrando.

Me lo toco al instante, siento la herida, y al mirar el dedo, ya tiene sangre.

—Gracias, Han Ní.

Entro al hotel con prisa y subo por un elevador vacío. No quiero arriesgarme a encontrar al estúpido de Jorge en uno de ellos.

Me observo en el espejo. La mordida en el labio no la sentí en el momento, pero ahora me doy cuenta. Por suerte me alejé a tiempo, porque si no, ese infeliz me hubiese dejado sin labio.

Al salir del elevador, voy directo a la suite. Me quito toda la ropa y la dejo caer en el piso antes de meterme al baño. Me doy una ducha leve de apenas unos minutos, y salgo envuelta en la toalla justo cuando Min entra a la habitación.

Le sonrío y él me devuelve la sonrisa, pero se tira en la cama con el dorso de la mano cubriéndole los ojos.

Me pongo algo cómodo y me amarro el pelo en una coleta baja, bien recogida. Busco el celular en el bolso y recojo la ropa que había dejado tirada. Veo las notificaciones, entre ellas un mensaje de Han Ní, pero no lo abro. Observo a Min en la cama, suspiro largo, apago el teléfono y me siento junto a él.



#1711 en Otros

En el texto hay: romace, trianguloamoroso, guardaespaldas

Editado: 31.08.2025

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