Mi amada escolta

Capítulo 24. Susurros a prueba

Zhao Min Do

Le doy el último trago a mi bebida y dejo el vaso en la mesa.

Uno de los meseros se me acerca y me entrega un sobre blanco. Se va sin decir ni una palabra más.

—¿Qué pasa, mi Min'er? —pregunta Velí.

—Nada, linda. —me le acerco un poco—. ¿Te gusta la cena?

—Sí, está todo bien rico.

—Espero que te guste más lo que tengo pa’ ti en casa —le murmuro antes de plantarle un beso suave en los labios.

Asiente y me limpia el rastro de labial con una sonrisita.

La miro de arriba abajo, otra vez embobado con lo guapa y rica que se ve mi mujer. Sonrío solo de recordar cada cosa que esta belleza provoca en mí.

Me guiña el ojo con picardía y le devuelvo el gesto. Entonces vuelvo a mirar el sobre que tengo en la mano.

Lo abro por debajo de la mesa, saco la hoja y leo lo que dice:

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Disfrutás mucho este momento con tu ternurita, pero no creo que puedas hacerlo cuando ella al fin decida dejarte solo para que sigas viviendo. Así que espero que puedas saber aprovecharlo. Y si estás interesado en saber de qué hablo, nos vemos en el penthouse del Sol, esta misma noche.
●────────────────────────●

Ojeo a Velí y a todas las personas en el restaurante por un momento. Me guardo el sobre en el saco y tomo la mano de Velí por encima de la mesa. Ella deja su otra mano en mi cara y yo le acaricio los nudillos con delicadeza.

"Decida dejarte solo pa’ que puedas seguir viviendo..."

No paro de repetir esa línea en mi mente.

—¿Te pasa algo, amor?

—Puede ser... —me quedo en silencio—. Quiero hacerte una pregunta, linda.

—Dime, baby.

—Si llegaran a amenazarte con mi vida y tuvieras que alejarte para salvarme... —la noto ponerse nerviosa—, ¿lo harías?

Se tarda un poco. Parpadea más rápido y luego pregunta:

—¿Puedo saber por qué me preguntas eso?

—Solo dime, linda.

—Sí... lo haría, con tal de verte a salvo.

Me acerco, tomo su carita entre mis manos.

—Te lo prohibo, ¿me oíste? No me hagas eso nunca. —le susurro.

—Min...

—No lo hagas, ¿bien?

Sus ojitos se le llenan de lágrimas. Le acaricio la mejilla y ella asiente despacio. Me acerco y le dejo un beso en la frente.

La abrazo fuerte y le limpio la primera lágrima que le baja. Llamo a la mesera para que me traiga la cuenta.

—Ya nos vamos.

Me devuelven la tarjeta.

Le doy la mano a Velí para que se pare. Le rodeo el brazo con el mío y salimos del restaurante. Le abro la puerta del copiloto y ella se pone el cinturón. El anillo de seguridad se reparte entre los otros dos carros, y yo arranco el auto con Velí.

Pero en vez de coger por la ruta a casa, voy directo al penthouses del Sol.

Aunque sus respuestas me dicen algo, necesito saber el porqué... quién la amenaza. No pienso alejarme de Velí ni aunque el mundo entero se me tire encima. Tampoco voy a permitir que ella se aleje de mí por una simple amenaza.

Le aprieto la mano y la miro de reojo, viendo su mirada perdida en la calle.

En el semáforo, me detengo. La tomo del mentón y la acerco. Ella me abraza de una, escondiendo su rostro en mi pecho.

—¿En qué piensas, mi linda? —le pregunto abrazándola.

—En lo que dijiste en el restaurante —murmura.

—No pienses, solo hazme caso. Haz lo que te pedí.

Asiente.

Le dejo su cabeza en mi pecho y sigo la ruta hasta el penthouses.

—¿Qué vas a hacer aquí? —pregunta bajito.

—Voy a ver a alguien.

—Está bien —musita con duda.

—Espérame aquí, linda. No tardo.

Le doy un beso suave y le acaricio la mejilla.

Me bajo y los hombres se bajan también. Le digo a la mayoría que se queden cuidando a Velí, y entro con tres. Un hombre de seguridad me espera en recepción y nos guía hasta una habitación donde tengo que entrar solo.

Saco el sobre del saco y lo dejo sobre la primera mesa que veo. Me siento. Después de un rato, aparece alguien que no esperaba ver. Y ahí todo cobra sentido.

—No pensé verte aquí —dice con burla—. Parece que no confías tanto en ella.

—Solo vine a confirmar algo —sonrío de lado—. Además, no tiene que ver con nuestra confianza.

—¿Y qué quieres confirmar? —pregunta mientras prende la televisión—. ¿Esto?

Me acerco para observar bien. Veo cómo amenaza a Velí con mi vida en esa pantalla... y lo disfruta. Pero no entiendo de quién habla al mencionarlo a "él".

La ira me sube por todo el cuerpo, me hierve la sangre. Aprieto los puños, lo miro fijo, y de momento... Le suelto el primer puño. Lo agarro por el cuello, lo pego a la pared, y le meto otro mucho más fuerte. El tipo sonríe, como si le encantara verme así.

—No te quiero volver a ver amenazando a Velí, porque es mi mujer —le escupo—. ¿Me entendiste? ¡Mi mujer! ¡Y te prohíbo que lo vuelvas a hacer! Porque vas a conocer mi peor lado

Le termino de romper la cara y lo dejo tirado en el suelo. Pero justo cuando voy a salir, aparece Lania en la entrada.

—No pensé que ibas a venir.

—Son tal para cual... —le escupo también—. Espero no volver a verte en mi vida después de esto.

Trato de salir, pero se me cruza. Pone su cara en mi pecho, y la aparto sin pensarlo, rodeando su cuello con mi mano.

—No te me acerques.

La dejo tirada y salgo del edificio.

Encuentro a Velí caminando nerviosa, de un lado a otro con los ojos llenos de preocupación. Me le acerco por detrás y la abrazo.

Cómo me hubiese gustado haber sabido todo esto antes... y evitarle tanto sufrimiento. No se merecía llorar sola ni tener tantas pesadillas.

—¡Me gustaron mucho los besos que me diste, Min! —gritan desde la terraza.

Velí se aleja de mí, rápido, y mira a Lania, que le sonríe con veneno.

Se vira para mirarme.

—Júrame por lo que más quieras en este mundo que es mentira —me acerco, pero ella retrocede—. ¡Min Do, júramelo!



#1711 en Otros

En el texto hay: romace, trianguloamoroso, guardaespaldas

Editado: 31.08.2025

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