Mi amante, el príncipe de jade.

Familia.

 

El príncipe Aspen crecía cada día convirtiéndose en un bebé fuerte y saludable, era la alegría y el orgullo del castillo, tenía varias nodrizas que le brindaban sus pechos cada que la reina se mantenía ocupada con sus muchos deberes, aunque siempre buscaba la forma de ser ella quien lo amamantara, pues Lía tenía mucha leche, la alegría en el castillo aumentó cuando Magnolia dio a Luz a su primogénita, se dice que nació la flor más bella del imperio, sus cabellos eran dorados y sus ojos azules como el cielo, una vampiresa perfecta.

Valeska y Lía visitaron a los nuevos padres en el pabellón donde estaba su residencia y llenaron a la niña de regalos, Emir fue el único de los Romani que su primer bebe fue mujer, pues siempre eran hombres los que llegaban al mundo, así que era muy amada desde antes de nacer.

Ginebra y Alejandro también fueron a visitarlos junto con Reynar, Lucia y Babani, ellos podían visitar el castillo y a sus hijos cada que quisieran ya no había nadie que les impidiera la entrada, no es que todos los humanos eran ahora amigos de los seres sobrenaturales, pero al menos Alejandro y Ginebra tenían el derecho de convivir con sus hijos, pues habían demostrado amarlos incondicionalmente.

Isabela fue el nombre que Emir y Magnolia escogieron para su hija, desde ese momento fue una niña muy consentida.

—Bienvenida a la familia preciosa Isabela, tienes una familia que te ama y que te esperaba con mucho anhelo. —le dijo Ginebra mientras le daba un beso en la frente.

—Serás la bebé más hermosa, mi bella Isabela. —Alejandro precia otro cuando cargaba a Isabela ella era la luz de sus ojos y todos se enternecían al ver esa faceta tierna y dulce de él.

—¿Quieres que intentemos darles una hermanita? —le preguntó Ginebra a Alejandro y este tragó saliva y entre risas Ginebra añadió. —jajaja, estaba bromeando jaja, tres varones son suficientes para mí.

—Aun son jóvenes, podrían embarazarse de nuevo si quisieran. —les dijo Magnolia con una sonrisa.

—Creo que nosotros ya vivimos esa bonita etapa, ahora les toca a ustedes, solo faltan Reynar y Lucia jajaja.

—¡Pff! ¿qué? Jajaja, estamos recién casados, aun quiero viajar con Lucia, los bebés vendrán después. —exclamó Reynar avergonzado.

—Es verdad, nosotros nos esperaremos un año a menos jeje.

—¿Puedo cargarla? —le preguntó Lía mientras extendía sus brazos.

—Por supuesto majestad. —le respondió Magnolia, pero a Lía no le gustaba que ella le hablara de manera tan formal.

—Es tan hermosa, seguro que será una mujer muy bella en el futuro. —le dijo Lía besándola en la mejilla.

—Gracias…

—Me alegra tanto ver que pudiste cumplir tu sueño de casarte con el príncipe Emir y además lograste darle a una hermosa bebita, me da nostalgia recordar por todas las cosas que pasamos, me convertí en una abuela muy joven jajaja. —expresó Babani entre lágrimas.

—Pude logarlo gracias a ustedes, a todo el apoyo y amor que me brindaron, jamás dejaré de estar agradecida por su amistad. —les dijo Magnolia con gran alegría.

—Nos convertimos en una gran familia…es un alivio que hayamos ganado la guerra. —Dijo Lucia aliviada.

—Si, por primera vez en muchos años hay paz. —manifestó Ginebra dejando escapar un suspiro.

¿Emir aún sigue hablando con Valeska? —preguntó Magnolia asomando la cabeza.

—Si, creo que aun sigue consolándolo, estaba llorando de alegría.

Mientras esto pasaba, Emir y Valeska se encontraban afuera.

—¿Ya estas más tranquilo? —le preguntó Valeska a Emir mientras este se limpiaba las lágrimas.

—Si, durante el parto casi me desmayo, pero al escuchar su llanto mi corazón se despertó, es increíble tener hijos, da mucho miedo, pero es incomparable, una felicidad que no se mide con las palabras. — externó Emir enamorado de su recién nacida.

—Tendrá al mejor de los padres, sin contarme a mí o al nuestro jaja.

—Jajajaja, eso espero, están pequeña y frágil que solo quiero protegerla.

—No había tenido la oportunidad de agradecerte por haberte quedado a mi lado después de todo, merecía que me odiaras, pero nunca me abandonaste, eres el mejor hermano que me pudo haber tocado. —le dijo Valeska con toda sinceridad y Emir volvió a llorar.

—Lo lamento, es que estoy muy sensible, no iba a abandonar a mi rey, a mi mejor amigo, sabía que debajo de tu mal carácter había un buen corazón y no me equivoqué, ahora tienes a tu propia familia, te quedaste con la heroína jaja, ganaste.

—Gane en el momento que supe que tenía a una familia dispuesta a perdonarme, se que el tiempo perdido no puede recuperarse, poro me propuse vivir al máximo cada momento y disfrutar de nuestros padres el tiempo que pueda, aun de Reynar.

—¿Qué pasa? ¿es reunión de hermanos y no me dijeron? —les reclamó Reynar acercándose a ellos.

—¿Cómo esta el hombre que rechazó su titulo de príncipe ¿estas seguro de que no quieres tu titulo nobiliario? —le preguntó Valeska mirándolo a los ojos.

—Eso no es para mí, aunque mi físico y mi belleza me delaten como un Romani, mi estilo de vida es más como el de un guerrero, es culpa de nuestro padre que así me crio jajaja.

—Podrías vivir con todas las comodidades. —le dijo Emir, pero Reynar seguía negándose y mirando a Lucia declaró:

—Ya tengo todo lo que necesito conmigo.

Alejandro contemplaba a sus tres hijos orgulloso, verlos felices y unidos le llenaba el corazón y en algún momento los vio a los tres chiquitos, como tres niños que reían y disfrutaban de la vida y no pudo evitar caminar hacia ellos y abrazarlos.

—Ustedes son como flechas en manos de un guerrero, no podría estar más orgulloso de ser su padre.

—Valeska le besó la mano en señal de respeto y lo abrazó genuinamente, la relación entre ellos era cada vez más estrecha y sanadora.

—Tu eres el mejor padre que pudimos tener.




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