Muchas cosas habían sucedido alrededor de nuestros amigos, cambios repentinos que darían un giro inesperado a sus vidas, si bien cada uno estaba siguiendo su propio camino, se había llegado el momento de que los recorrieran por separado, la cuarentena de Lilith por fin había terminado y ya se encontraba lista para partir, ella y Vinland decidieron criar a Caryn separados de la realeza y los alborotos que esta tenía, pues sabían que aunque Lía les brindaba todas las comodidades, ellos no poseían nada y en el futuro querían ofrecerle un futuro a su pequeña hija y solo podrían lograrlo si regresaban a su tierra natal, querían que la niña pasara su niñez allá, pues tenían miedo de que los ángeles aun quisieran matarla, así que dándole sus razones a Lía, ellos partieron entre lagrimas y abrazos de gratitud.
Ya le habían informado a Eira de lo sucedido y el los recibió con alegría, ofreciéndoles trabajos dentro del castillo, pues eran personas de su entera confianza.
—¿Están seguros de que no quieren quedarse? Lía puede mantener a la bebé protegida y puede pasar su infancia dentro del castillo donde los ángeles no podrán saber nada de ella, estará a salvo. —les dijo Valeska tratando de persuadirlos, pero ellos ya habían tomado una decisión.
El rey de todo se sentía culpable por el estilo de vida que pudiera tener Caryn, pues, aunque en el momento en el que la asesinó en su vida pasada, él no estaba cuerdo, se sentía responsable por ella de alguna manera, era Valeska quién para compensar lo que hizo, se aseguraba de que a la bebé no le faltara nada y mandaba a que le trajeran juguetes, ropa, cunas y cualquier tipo de cosas que se le ocurrían con tal de compensar su falta.
—Se lo agradecemos mucho, pero creemos que lo mejor será llevarla al inframundo, ahí estará segura. —le dijo Vinland con una sonrisa.
—Pero Caryn es un Ángel ¿estará bien en un lugar como ese? ¿Y si no la aceptan? —preguntó el rey preocupado.
Esta acción le causó mucha ternura a Lía, pues su preocupación era genuina, parecía su tio o algún familiar cercano.
—Estará bien, no olvide que sus padres son demonios de guerra, quien se atreva a ponerle un dedo encima, se las verá con nosotros, además una parte de ella, también es un demonio, aun no sabemos que habilidades demoniacas heredará de nosotros, pero la ayudaremos a volverse fuerte, para que pueda defenderse de cualquier enemigo que se le cruce en el camino. —declaró Lilith mientras la miraba.
—Veo que ya esta decidido, si en algún momento quieren regresar, sepan que siempre serán bien venidos.
—Se lo agradecemos majestad.
—Por favor cuídense mucho, los vamos a extrañar, espero que la próxima vez que nos veamos, seas una bebita fuerte y saludable. —le dijo Lía y luego le dio un beso en al frente.
—No es un adiós, si no una asta luego.
—¿Ustedes dos no piensan decir nada? —les preguntó Vinland mientras miraba con tristeza a los gemelos bélicos.
Beel y Emm se estaban aguantando as lagrimas y se apresuraron a abrazar a sus amigos, llenaron de besos a Caryn y prometieron que la visitarían pronto.
—En nuestros días libres iremos a visitarlos, pasaremos mucho tiempo jugando con Caryn ¿verdad que si pequeñita?
—Los estaremos esperando con los brazos abiertos, cuídense mucho y no le den problemas a la princesa ¿de acuerdo? —les dijo Lilith y después los abrazó con ternura.
—Los amamos, cuídense mucho. —les dijeron Beel y Emm y en seguida, un portal se abrió detrás de ellos y después de contemplarse por unos segundos, se fueron, dejando a Lía con el corazón acongojado y ala vez feliz de verlos tomar su propio camino.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó Valeska mientras la abrazaba.
—Si, estoy segura de que hice lo correcto y no me arrepiento. —le respondió ella con una sonrisa.
—¿Aspen aún sigue durmiendo?
—Si, la nodriza esta con él, recién lo acostó ¿Por qué?
—Porque mi deber es contentar el corazón de mi reina, te voy a llevar al paraíso. —le dijo Valeska con una sonrisa picara y la cargó entre sus brazos y se la llevó dejando a Beel y a Emm asqueados.
—¿Por qué nos siguen torturando de esa forma? —preguntó Emm con un gesto de horror.
—Supongo que es la confianza. —le respondió Beel soltando un suspiro.
—¿Qué te pasa?
—¿Qué me pasa de qué? —Beel retrocedió unos pasos al ver que su hermano se acercaba.
—Estas muy rara últimamente, como pensativa ¿está todo bien?
—¿Por qué no lo estaría? Pareces un detective, todo quieres saber, déjame en paz.
—¡Oye! ¿A dónde vas señorita?
—¡Me voy a bañar! ¿piensas acompañarme?
—¿puedo ir?
—¡De ninguna manera! —Beel se fue azotando la puerta y Emm se quedó pasmado.
—Vinland tenía razón, Beel es una puberta.
¿Estaba bien que guardara secretos a las personas que amo? Me empezaba a sentir culpable por eso, pero fuera de mi familia, él sería el primer amigo que tengo, el primero que quiere estar conmigo por que le caigo bien, a pesar de que somos completamente diferentes y por naturaleza debemos ser enemigos, él me busca, me ha regalado piedras y dientes de León, hasta ahora ha sido bueno conmigo, creo que yo debería darle un regalo también ¿Qué les gusta a los ángeles? Bueno, tendré tiempo para encontrar una buena sorpresa.
Beel se fue a toda prisa hacia el río, había una parte que se encontraba lejos del territorio vampírico y ahí el sol pegaba con libertad, para ella la distancia no era nada, era rápida y además se había convertido en su lugar favorito, había peces y el agua era clara y se daba un festín con todo lo que atrapaba y hoy quería zambullirse ahí para jugar un rato.
El día estaba precioso, a pesar de que Beel era un demonio, amaba los días cálidos y soleados, deseaba broncearse para no ser tan blanca y pensaba que si miraba directamente al sol sus ojos se volverían marrones, quizá así, parecería un poco más humana.