Mi amante, el príncipe de jade.

Príncipe heredero.

 

Lilith y Vinland habían llegado al inframundo, estaban seguros de que Caryn debía crecer lejos de las amenazas celestiales, no obstante, tenían la preocupación de las consecuencias que tendría criar a un ángel en un lugar tan hostil y árido.

—Otra vez me veo involucrada en el cuidado y crianza de una pequeña vida inocente, pero esta vez, es mi propia hija, no soy alguien importante, no tengo mucho que ofrecerle, no poseo un reino, oro o piedras preciosas, a decir verdad, cuando esta bebita se implantó en mi vientre, no sabía que sería de ella al elegir a un vil demonio como su futura madre, pero mientras más pasaba el tiempo, más me iba enamorando de ella, nació en mi una fuerza sobre natural que me dio la capacidad de ser invencible, no le temía a nada, estaba dispuesta a enfrentarme a cualquier adversario con tal de protegerla, me di cuenta que quizá, si era un ser inmerecido de tan abundante alegría, pero estaba feliz de ser su madre y aunque no tuviera muchas posiciones para heredarle, jamás le faltaría el amor y estaba dispuesta a dar mi vida por ella, por que este pedacito de carne, se había convertido en mi vida entera.

Lilith y Vinland se encontraban a fuera del palacio de Eira y una vez que anunciaron su llegada, el rey la reina los recibieron con alegría.

—Lilith, Vinland, bienvenidos amigos míos, es un placer verlos de nuevo. — exclamó Eira con una sonrisa, estaba muy feliz de tenerlos cerca.

—Me alegra mucho saber que se quedarán un tiempo en el castillo. —les dijo Medea quién sostenía a su bebé en brazos y al lado de ella, estaba Hades, el hijo que Pandora y Sakdras habían tenido y ella había estado criando como suyo.

—Gracias por recibirnos, como saben, nuestra hija es el blanco de los cobardes celestiales, le han lanzado una maldición para humillarla. —expresó Vinland con pesar.

—¿Una maldición?

Lilith destapó a Caryn y Eira y Medea vieron que era una cachorra blanca muy esponjosa y hermosa.

—Es una loba… —externó Medea con asombro.

—Si, ella no se quedará así para siempre, pero no sabemos cuanto tiempo le lleve convertirse en humana, tendrá la habilidad de transformarse hasta que encontremos la manera de romper la maldición, si no fuera por uno de los arcángeles ella no tendría esperanza. —manifestó Lilith con seriedad.

—¿A que te refieres con eso? —le preguntó Eira confundido.

—Creemos que uno de ellos cuida a Caryn desde el anonimato, desconocemos de quién se trata, pero sabemos que uno de ellos no quiere lastimarla, pero dudo que él solo pueda contener la irá de sus tres hermanos.

 

—Lamentamos mucho lo que le pasa a Caryn, sepan que aquí estará a salvo, la protegeremos, ella crecerá junto a los príncipes y no se sentirá sola ¿no es así Hades?

El niño era muy serio, casi inexpresivo, tenía el cabello rojo y los ojos color verde azulado, era muy hermoso, se aprecia a su madre.

—¿Puedo verla? —le preguntó Hades a Lilith y ella accedió acercándoselo para que pudiera observarla.

—¿Quieres cargarla?

—¿Qué? Eh… —Lilith se la entregó en los brazos y la lobita bostezó causándole un cosquilleo de ternura en el corazón.

—Es muy esponjosa y blanca, parece un copo de nieve. —externó Hades con los ojos brillantes.

—Jajaja, si, lo mismo pensamos nosotros.

—Es una cachorrita muy linda. —externó de manera inmediata, no era alguien que mostrara sus sentimientos con facilidad, pero con ella fue inevitable.

—Y que hay de el pequeño príncipe, queremos conocerlo. —dijo Vinland al ver que una cabecita se asomaba.

—¿Cuál es su nombre? —les preguntó Lilith con ganas de verle la carita.

—Su nombre es Denise Eltsney.  —respondieron ellos, el príncipe heredero tenía el cabello negro como su padre y los ojos tan azules como el mar, Lilith y Vinland se alegraron por ellos, su querido amigo por fin había encontrado la felicidad y había construido una familia, les preocupaba que aún siguiera dolido por el matrimonio de Lía y Valeska, pero al verlo tan feliz don su reina, ese pesar se fue.

—Vengan, les enseñaremos su residencia.

Hades se quedó un momento atrás y caminaba más lento que el resto.

—Siempre me sentiré apartado, no importa cuanto intenten fingir que soy parte de ellos, al final solo existirá un príncipe heredero y ese no seré yo, soy el hijo de unos traidores, de aquellos que robaron el trono he iniciaron una revuelta que costo miles de vidas, recogido solo por lastima, la reina no es mi madre y el rey tampoco es mi padre, no importa que lleve su sangre, yo jamás seré de la familia, debo abrirme paso yo solo, encontrar mi lugar para no depender de nadie, para que el día que quieran deshacerse de mí, yo pueda defenderme.

Lilith se percató de que Hades se estaba quedando atrás y lo esperó.

—Vamos pequeño príncipe, no te quedes atrás. —Lilith le extendió la mano para llevárselo con ella y Hades se sorprendió.

—Puedo caminar solo.

—Yo sé que sí, pero mi instinto maternal esta a flor de piel, así que lo siento jeje.

—¿Para que me lleva de la mano si apenas puede cargar a su cachorra? —se preguntó Hades disgustado.

Durante el recorrido, Lilith y los demás desearon pasear por los jardines y Hades se quedó sentado en una de las bancas.

—¿Ya te cansaste? ¿podrías cuidar a Caryn unos minutitos? Necesito or al baño y los otros adultos están bastante ocupados, solo será un ratito ¿está bien?

—De acuerdo, ¿no llorará cierto?

—Espero que no jeje.

Hades se quedó solo con Caryn, le parecía muy tierna y afelpada, se aseguró de que nadie la estuviera observando y acercó su nariz a la de ella y la frotó con agrada y después de un tierno estornudo, Caryn se transformó en humana delante de sus ojos.

—¡Ay!

Hades no sabía lo que había pasado, la estaba sosteniendo con los dos brazos y al ver lo hermosa que era esa bebita las lágrimas se le salieron, Caryn era un hermoso angelito, su cabello era rosado y sus ojos verdes como las esmeraldas, cuando se convertía en loba se volvían rojos como los rubies.




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