Mi amante, el príncipe de jade.

La bestia sin alma.

 

¿Realmente Berserker era el monstruo que todos decían? A mí no me lo parecía, estaba claro que era un ser intimidante y lleno de misterio, media tres metros de altura y era una montaña de músculos, una sola de sus manos tenía la capacidad de reventar una cabeza como si se tratara de un tomate, pero, aun así, estaba segura de que aún había rastros del hombre que alguna vez fue, me preguntaba ¿desde cuanto vive como una bestia? ¿Cuándo fue la ultima vez que olfateó las flores? ¿Qué vio el cielo y todo lo que lo rodea?  ¿Cuándo fue la última vez que fue tratado con dignidad? Hablando con la voz de la experiencia y como alguien que alguna vez también fue un monstruo, me atrevo a decir, que aun las personas como nosotros, merecemos una segunda oportunidad.

—Haberlo bañado fue todo un desafío. —exclamó Galadriel agotado.

—Si, este gigantón da mucho miedo jeje, pero mira lo tranquilo que está ¿hace cuanto crees que no se bañaba? Hasta le descubrimos pecas en la espalda. — declaró Babani mientras se secaba la ropa.

—Por lo menos mil años jeje, la verdad me da gusto verlo así, no te mentiré, mi cuerpo esta a la defensiva, preparado para correr o defenderme, pero realmente está bastante relajado, los chicos no lo van a reconocer cuando lo vean.

—Para mí que no es tan peligroso como dicen, es obvio que si lo tenían en esas condiciones su hostilidad y agresividad aumentarían cada día, ningún ser vivo reacciona bien ante el maltrato y el abuso, además, nadie se resiste al amor.

—¿Amor?

—Si, si recoges a un ser vivo y lo rescatas de la desigualdad, el maltrato y la calle, este empieza a sentir, gratitud, afecto y hasta amor, el odio tiene sus consecuencias al igual que la indiferencia, estas consecuencias son el odio, la amargura, el rencor y el resentimiento, en cambio el amor por el prójimo trae consigo frutos de alegría, unidad y rehabilita los corazones, en fin, cuando otorgamos segundas oportunidades, es como darle una nueva vida a la criatura que lo necesita. —expresó Babani mientras miraba a Berserker.

Galadriel no sabía que Babani podía pensar cosas tan profundas y la contempló por unos segundos, los cuales le bastaron para saber que ella era una buena persona y tenía un corazón puro, para su sorpresa, el viento ondeó su cabello y pudo apreciarla más.

Babani tenía su cabello liso y verdoso, un color muy inusual y bonito, su piel clara tenía luminosidad y se veía tersa y suabe, además tenía una figura muy bonita, cuando menos lo pensó, Galadriel ya la estaba mirando de arriba a bajo y vio que era muy bonita y al ver sus cuervas se sonrojo brutalmente.

—¿O tu que piensas elfo? —le preguntó Babani mientras desviaba la mirada hacia él.

—Que eres muy bonita… —respondió casi balbuceando y se puso más rojo cuando vio la expresión de desagrado de Babani.

—¿Qué?

—¡No! ¡nada! ¡me refiero a que su forma de pensar es muy bonita! —corrigió Galadriel tartamudeando.

—Como sea, espera un momento ¿A dónde rayos se fue Berserker? —preguntó Babani mientras entraba en pánico.

—Estaba aquí hace un momento….

—¡Ya no está! ¡tenemos que encontrarlo!

Babani y Galadriel estaban aterrados con la idea de que Berserker estuviera libre y devorara todo a su paso, pero para su sorpresa, este se encontraba con el brazo metido en una madriguera, a unos cuantos metros de distancia, era fácil verlo por su gran altura.

—¡Berserker! Gracias a Dios…. ¿Qué rayos estás haciendo?  —le preguntó Babani extrañada.

—Creo que esta cazando, él comenzó a cazar su propia comida por que nadie lo alimentaba, además creo que se acostumbró a comer carne cruda, una vez se comió a un minotauro, solo dejó los cuernos.

—¿Qué?

Cunado menos lo pensaron Berserker sacó un conejo de las orejas y a la vista de ellos, le arrancó la cabeza de una mordida.

—¡Que asco! ¡escupe eso! ¡Ven aquí y escupe eso! Te vas a enfermar. —exclamó Babani mientras se le colgaba del brazo a Berserker para quitarle el conejo.

—¡Espera Babani! ¡es peligroso!

—¡Ahhhhhrgggg! —Berserker le gruñó haciendo que los cabellos se le soplaran, parecía el rugido de un león.

—¡Que sueltes eso grandulón!

—¡Arrgggg!

—¡Ay!

Berserker tiró a Babani al suelo y se le subió encima y le gruñó dejándola completamente pasmada, pesaba como cien toneladas.

—Deja de comportarte como un animal o todos seguirán tratándote como uno… voy a cocinarte ese conejo, te enseñare que la comida es más rica cuando la cocinas.

Berserker la miró fijamente y refunfuñó.

Galadriel tenía listo el arco para dispararle, pero al ver su extraño comportamiento y ver que si entendía, se relajó.

—Estás muy pesado… ¿podrías quitarte de encima? Me vas a asfixiar….

Berserker estaba demasiado cerca, por poco y sus narices chocaban, el corazón de Babani latía con fuerza, podía sentirlo en la garganta, esto le llamó la atención a Berserker, pues podía ver el alma de las personas y el flujo sanguíneo, el bombeo acelerado de Babani le resultaba tan relajante y deslizó su cabeza recostándola en su pecho y así permaneció unos minutos.

—Eh… ¿Berserker? Podrías ya sabes….

Berserker se acomodaba para escuchar mejor su corazón, pero esto avergonzaba a Babani, pues sus pechos eran mallugados por la cabeza de ese titan, de pronto, él sumergió su cara en ellos y Babani pegó un grito.

—¡Grandísimo pervertido! —Babani lo aventó con su poder sentándolo de golpe debajo de un árbol y ella se puso de pie y se tapó los pechos y añadió. —¡más te vale quedarte ahí! Te prepararé el desayuno. —exclamó molesta.

Galadriel se quedó sorprendido de lo obediente y tranquilo que era Berserker con ella.

—Pero ¿Qué está pasando aquí? —se preguntaba así mismo anonadado.

Babani consiguió más carne de conejo y agarró un caldero prestado y comenzó a preparar el almuerzo mientras Berserker y Galadriel permanecían sentados.




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