Mi amante, el príncipe de jade.

Deseos de justicia.

 

El poder de Babani fue percibido por sus amigos, especialmente aquellos temblores que lo sacudían todo, nuestra brujita estaba en descontrol debido a la indignación y el enojo de haber descubierto el aberrante pasa tiempo de Cicero, y destruyó su laboratorio dejándolo en completas ruinas.

—Mi laboratorio…. ¡lo destruiste todo! ¿hiciste todo esto por culpa de ese descerebrado? No tenías que llegar tan lejos. —le dijo Cicero enfadado.

—¿Llegar tan lejos? Fuiste tú quien ha llegado demasiado lejos, ya no deberías estar respirando. —exclamó Babani mirándolo despectivamente y añadió ¡Vas a pagar con el mismo sufrimiento que le hiciste pasar a Berserker!

Babani comenzó a azotar a Cicero creando látigos de magia verdosa y estos golpeaban el cuerpo del hechicero sin piedad alguna, en la cara, la espalda, las piernas y el rostro, eran tan severos que le habrían la carne haciéndolo sangrar.

—¿Qué estás haciendo? ¡se supone que eres mi pastelito! Mí chica… ¿Por qué lo defiendes? —se preguntaba Cicero confundido mientras su sangre salpicaba todo.

—Por que a nadie más parece importarle la vida de Berserker…. Voy a cortarte la respiración al mismo tiempo que te quemó las entrañas. —le dijo Babani con un tono de voz tétrico y así lo hizo.

Usó con él un hechizo prohibido ll amado “el tormento” y Cicero dejó de respirar mientras sentía que los órganos se le deshacían, el dolo era indescriptible y se le notaba en el rostro la agonía.

—No importa cuanto dolor vea en tu miserable cara, no puedo encontrar placer en lo que hago, pero te prometo que no te dejaré morir, aun si tengo que traerte a la vida para someterte al mismo infierno, lo haré, si a nadie le importa Berserker, entonces yo me convertiré en su defensora, aquellos que se atrevan a ponerle una mano encima lo pagaran.

Babani estiró su brazo y retiró aquel hechizo para elevar su cuerpo y romperle los huesos uno a uno, Cicero se encontraba ruborizado, parecía disfrutar aquel sufrimiento y aunque se estaba muriendo de dolor y luchaba con todas sus fuerzas para respirar, miró a Babani y dibujó una sonrisa en su rostro.

Parecía que al ver su potencial y lo fuerte que era, se obsesionó más con ella y ahora ya no solo quería su belleza, si no que soñaba con la idea de llevar el cuerpo de Babani al límite, encontrando otro juguete con el cual divertirse.

—¿De que te estás riendo maldito? —Babani apretó los dientes y le dio una descarga eléctrica que lo dejó en shock.

Pero cuando estaba apunto de matarlo, Beatriz llegó al lugar deteniendo aquel evento destructivo.

—¡Ya fue suficiente! ¡ustedes dos deténganse! —les ordenó su general a voz en cuello y usando su poder los azotó contra el piso con el rostro pegado en el asfalto.

—¡Ahhhh! —el golpe fue muy duro y Babani no entendía lo que estaba pasando, el odio la había enloquecido y no era consciente del desastre a su alrededor.

—¿A caso se volvieron locos? ¡explíquenme que está pasando!

Cicero sonrió al verse envuelto en ese acto de salvación y comenzó a carcajearse.

—¡No se entrometa! ¡ese bastardo debe pagar por lo que le hizo a Berserker! —gritó Babani indignada.

—¿Qué no m entrometa? ¡idiota! ¿acaso eres consciente del desastre que has ocasionado? ¡mira a tu alrededor! ¡los reyes se dieron cuenta de su desorden! ¿Por qué demonios pelean dentro del castillo? ¿quieren ser ejecutados?

Beatriz puso a Babani de pie para que observara todo lo que había ocasionado, pero ella estaba muy enojada.

—¡Suélteme! ¿Desde cuando es consciente de lo que ese infeliz le hace a Berserker?

—¿Qué está pasando aquí? —Calipso se apresuró y al ver que Babani enfrentaba a Beatriz se quedó confundida, esta era la primera vez que veía que alguien no tenía miedo a plantársele.

—¿De que estás hablando? —le preguntó Beatriz con molestia.

—¡Cicero sometió a Berserker a todo tipo de torturas y vejaciones! 1tiene tiempo haciéndolo! Ustedes no hacen nada… ¿Cómo pueden hacerse de la vista gorda? ¿acaso no tienen corazón? ¡eres una pésima líder si permites todo esto! —Beatriz abofeteó a Babani y esta se puso a llorar de impotencia.

—No te atrevas alzarme la voz, no estaba enterada de nada. —Beatriz desvió la mirada a Cicero y este era un cínico y se sacudió la ropa mientras trataba de verse presentable.

—Solo estaba jugando con él, lo lamento, dejaré esto por la paz no puede condenarme si me he arrepentido ¿no?

—¡No era un juego! ¡casi lo matas! —gritó Babani furiosa y añadió ¿Vas a permitir que se salga con la suya?

—Babani… —Calipso podía ver la impotencia de su compañera, pero Beatriz necesitaba a Cicero para la siguiente misión, no podía hacer mucho.

—¿Dónde está Berserker? —le preguntó Beatriz a Babani y añadió. —si lo que dices es verdad, castigaré a Cicero, pero tu también recibirás una penalización por el desastre que ocasionaste.

Babani fue obligada a usar su magia para poner todo en su lugar, pero se rehusó a construir nuevamente el laboratorio de Cicero y desobedeció esa orden, Beatriz se quedó en shock al ver a Berserker y se sintió muy mal por lo que le habían hecho y aunque entendió los motivos de Babani para actuar así, tubo que darle un castigo.

Cicero fue encerrado en un calabozo y lo azotaron sin derecho a recibir tratamiento médico, además Beatriz lo molio a golpes, estaba furiosa por todo el sufrimiento que le había hecho pasar a Berserker y lo destitulló de su titulo como guerrero, Beatriz pidió una orden para ejecutarlo y estaba en espera de que aprovaran su solicitud.

en cuando a Babani, ella fue absuelta d ecualquier cargo y liberada para que pudiera regresar a casa, Lía se enteró de lo sucedido y fue a ver a su amiga.

—Babani…lo lamento, aveces mi madre se toma muy enserio su trabajo, pero entiendo el porque de tus acciones, ni Valeska ni yo estamos molestos contigo. —le dijo Lía tratando de consolarla, pero Babani no quería hablar con nadie.




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