Mi amante, el príncipe de jade.

En mis manos

 

Aquella perla contenía, solo una apariencia bondadosa, porque en realidad, estaba llena de malicia, al igual que su creador, parecía un amuleto bendito, pero contenía todo tipo de maldiciones que una vez que tocara a su objetivo, esta explotaría desatando dolor y calamidad.

Teldrasil había engañado a Beel para que fuera su verdugo y se infiltrara sin ningún problema al inframundo, él lograría su cometido sin ensuciarse las manos, aquel hermoso demonio haría todo el trabajo y solo a cambio de un par de caricias y palabras bonitas.

—Si realmente quieres que Caryn viva una vida plena y llegue a la adultez, debes llevarte a la bebé contigo y colocarle esta perla como collar, así la protegerás del mal que la rodea, al ser un ángel, no puede vivir pacíficamente en el inframundo, su estancia ahí es anti natural, tarde o temprano los espíritus malignos tratarán de poseerla, sus padres no podrán vigilarla las veinticuatro horas, tarde o temprano terminará siendo una presa fácil para el abismo, por eso deberías ir ahora mismo y traérmela.

—¿Quieres que te traiga a la bebé? Pero….extrañará a sus padres.

—¿A caso un demonio es apto para criar a un ser de luz? Si Caryn sigue a su lado sufrirá las consecuencias de haber reencarnado en el ceno de dos criaturas perversas.

—No quiero separarla de sus padres, Lilith y Vinland la aman mucho, la cuidan mejor que nadie, no haré tal cosa.

—¿Qué? —Teldrasil estaba perdiendo la paciencia porque Beel estaba sobre pensando las cosas.

—Si he aceptado colocarle la perla es porque quiero protegerla, pero no la traeré contigo, llorará…no quiero hacerla llorar. —le dijo Beel con pesar.

—¡Vas hacer lo que te digo! ¡es por su propio bien! ¿entendiste? No me obligues a… —los ojos de Beel se abrieron de par en par, por que Teldrasil la había asustado, le había gritado mientras la agarraba fuertemente del brazo.

Al ver la expresión de Beel, Teldrasil inmediatamente la soltó y al ver que le había dejado la mano marcada con sus dedos, se disculpó.

—Lo lamento, no fue mi intención gritarte, es solo que no comprendes el peligro que Caryn corre en el inframundo, no podrías entender el dolor que albergo en mi corazón, ella es una de los míos y….

—Perdóname, fui una tonta, tienes razón, no comprendo tus motivos, pero debes estar muy preocupado por ella, haré lo mejor qué pueda, le pondré este collar a Caryn y la salvaremos de un futuro incierto. —declaró Beel mientras lo veía a los ojos.

—Cuento contigo diente de león, no me defraudes. —exclamó Teldrasil mientras le acariciaba la mejilla.

—No lo haré…

En ese mismo instante, Beel abrió un portal al inframundo y se despidió de Teldrasil con una sonrisa forzada y este le respondió con gentileza y una vez que ella desapareció, él endureció su rostro.

—Más te vale traerme a esa aberración ya me demoraste demasiado.

Beel entró a su plano y se encontró en el desierto de ceniza, a lo lejos se veía el castillo, ella lo contempló pensativa, estaba nerviosa y no entendía por qué, su corazón parecía angustiado, aunque estaba segura que iba a salvarla y vio la perla brillante y la apretó en sus manos.

—Resiste Caryn, después de esto no correrás ningún peligro, espera por mí.

Beel conocía el castillo, había estado ahí por un tiempo cuando Lía y sus familiares habían viajado con Eira y se habían hospedado en el lugar, conocía como trabajaba la seguridad del castillo y cada cuando se cambiaban las guardias, así que tomó forma de serpiente, el tamaño de una serpiente albina común y se escabulló por el desierto de ceniza hasta el castillo.

Beel logró escabullirse hasta el interior, a pesar de que era una serpiente llamativa por ser albina, trató de estar en las orillas y meterse entre las piedras cada vez que alguien pasaba por ahí.

—Debo encontrar a Caryn, solo debo concentrarme en su aroma y así daré con ella.

Caryn se encontraba tomando la siesta de la tarde, Lilith y Vinland se encontraban trabajando y la nodriza que la cuidaba estaba dormitando, así que Beel le mordió el tobillo para paralizarla y esta calló inconsciente.

Entonces se deslizó hasta la cuna de Caryn y ahí tomó su forma humana.

—Caryn…lograste convertirte en humana, vaya, aún no te crecen las alas mi pequeña bebé. —Beel se emocionó hasta las lagrimas y su corazón se llenó de gratitud al ver que ahora podía adoptar ambas formas para su conveniencia, así que le dio un beso en al frente y como Caryn la reconoció, no lloró y así Beel logró tomarla de la cuna y como pudo se la llevó.

Sorprendente mente, salió del castillo sin ningún problema, pues usaba sus ojos engañosos para marear aquellos que se le cruzaban en el camino, pero como había metido a Caryn en una canasta y ella llevaba una capa, nadie al reconoció ni sospechó de ella.

Una vez afuera, Beel destapó a Caryn y y sacó el collar de perla y antes de ponérselo le dijo:

—Mira Caryn, con esto no volverás a estar en peligro, mi amigo el ángel me lo dio para protegerte, es un amuleto y los espíritus malignos no se acercarán a ti, crecerás feliz y te convertirás en una adulta. —expresó Beel con una sonrisa tierna.

Pero una vez que sacó la perla de su bolsillo, notó que esta comenzó a oscurecerse y se extrañó.

—¿Qué está pasando? —se preguntó Beel extrañada y Caryn comenzó a llorar, de la perla salía un humo negro y apestaba de manera insoportable.

 Beel sintió que aquella perla estaba por explotar, así que arrojó a Caryn lo más lejos posible y ella se acostó sobre la perla y esta explotó.

 Aquel estruendo llamó la atención de algunos en el castillo y una gran nube oscura se formó arriba de Beel, estaba gravemente herida y estaba sangrando mucho, esa perla pudo haberla matado, pero Beel resulto ser muy resistente, el llanto desesperado de Caryn despertó a Beel de su letargo y se arrastró hacia ella y trató de convertirse en titano boa, pero no pudo lograrlo, estaba muy débil y solo lograba arrastrase.




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