Mi amante, el príncipe de jade.

La perdida de un familiar.

 

El contrato almico que Lía tenía con Beel había desaparecido, no quedaba rastro alguno del lazo que alguna vez las unió, el shock para la emperatriz de los vampiros fue tan grande que salió del inframundo con la mirada perdida, Emm miró a Lilith con una gran tristeza y se fueron de ahí con el corazón roto, Lilith abrazó con fuerza a Caryn y las lágrimas le cayeron por el rostro, lamentándose por lo ocurrido.

—Por favor mantente con vida Beel… estás viva ¿cierto? —exclamó Lilith con dolor en su corazón.

—¿Qué pasó? ¿Dónde están Lía y Emm? —le preguntó Vinland a su esposa mientras la miraba en llanto. —¿Qué pasa?

—Beel fue quien se llevó a Caryn, no tengo idea de por que lo hizo, si quería salvarla o…

—Lo sé, la nodriza de Caryn esta muerta, una serpiente la mordió, ningún veneno es tan mortal como el de Beel o Emm, no sé qué pensar al respecto, dudo que sus intenciones hayan sido malas.

—Me siento culpable… ¿en que momento perdí contacto con ella? Aun es una niña, no importa que tenga el aspecto de una mujer, su mente y su inocencia son las de una pequeña, ahora que tengo a Caryn me doy cuenta de lo vulnerables que son los demonios como ella, algo estaba pasando con Beel y no nos dimos cuenta, se supone que somos una familia, ella es como mi hermana pequeña…ahora no sé qué le pasó, el contrato almico que mantenía con Lía se rompió, no sabemos si esta viva o muerta… no sabemos nada… —externó Lilith entre lágrimas.

—¿Cómo esta Emm? ¿Cómo viste a Lía? —preguntó Vinland preocupado.

—Están destrozados, no encuentro otra razón para que el contrato se haya roto, debe estar… ay Vinland, las esperanzas de encontrarla son muy pocas, lo único que saben de ella es que algo invisible se la llevó y ella estaba muy herida… pobre Beel, ni si quiera Emm puede sentir su presencia.

—¿Quién querría hacerle daño a Beel? No tenía enemigos, no salía del castillo y siempre acompañaba a Lía, aunque…

—¿Qué pasa? Antes de mudarnos al inframundo, Emm me había dicho que notaba a Beel muy extraña, que no quería compartir con él, quería pasar tiempo sola y todos los días iba al río y tardaba más de la cuenta, creí que era normal que tuviera ese comportamiento, pues su cuerpo ya se había desarrollado, creí que la adolescencia humana sería similar para ella, pero, aunque su cuerpo fuera el de una mujer, su mente seguía siendo la de una niña…

—¿Crees que conoció a alguien equivocado? ¿quién? ¿Quién era la criatura que se la llevó?

—No lo sé, no tengo una respuesta exacta, me duele admitirlo, pero quizá, tal vez Beel está muerta….

—No… no lo está, es imposible…

Mientras Lilith y Vinland pasaban este trago amargo, Lía y Emm ya estaban de vuelta en el castillo, él estaba devastado y no dejó que Lía lo consolara, quería llorar y le daba pena que ella lo viera en ese estado, así que se fue a su habitación, las criadas ya habían limpiado la sangre de Beel y Lía se fue a la habitación de ella y se echó al piso a llorar.

—Beel…mi niña pequeña… ¿Dónde estás corazón mío? ¿Por qué tuve que descuidarte de esa manera? Debí permanecer a tu lado y vigilar todo lo que hacías, no sabía de tus viajes al río porque estaba demasiado ocupada para prestarte atención….es mi culpa, yo debí protegerte ¿en qué momento me desentendí de ti?

Lía estaba deshecha, Valeska llegó hasta su esposa al escuchar el llanto desgarrador de su mujer, él sabía que era el llanto de una madre en duelo, para Lía, Beel estaba muerta y no había otra explicación para justificar el rompimiento del contrato que la convertía en su familiar, el dolor de la emperatriz era demasiado, pues Lía amaba a Beel y a Emm como si fueran sus hijos, pues ella los había criado.

—Lía… —Valeska se acercó a su esposa y la abrazó pegándosela al pecho.

—No puedo sentirla… me la han arrebatado de los brazos y no pude defenderla, el contrato almico se ha roto, probablemente está muerta… —decía Lía entre sollozos.

—He tratado de investigar sobre lo sucedido, nadie vio a ningún extraño entrar al castillo, tampoco lo vieron salir, quien se haya llevado el cuerpo de Beel, tenía la habilidad de hacerse invisible, esa es una habilidad que tienen los arcángeles, pero no hay manera de que Beel se haya involucrado con ellos, no tenían relación alguna.

—Me duele el alma… tu sabes cuanto amo a mis gemelos, los amó igual que a Aspen, son mis hijos…no los di a luz con el cuerpo, pero si con el corazón, me voy a morir de dolor con la ausencia de mi hermosa Beel…quería tenerla a mi lado para siempre, quería verla sonreír y recibir sus dulces besos, sus abrazos llenos de amor, me han quitado a mi niña, alguien la apartó de mi lado…un maldito demonio me separó de mi hija…quiero saber quien fue para quitarle la vida yo misma…

—No hables así, tu no eres ese tipo de persona. —expresó Valeska mientras la abrazaba.

—Fui una mala madre….eso es lo único que soy…

Cunado Beatriz se enteró de lo ocurrido, fue a ver a su hija y esta estaba destruida, nunca la había visto tan mal, nadie podía consolarla.

—Su alteza. —Beatriz saludó a Valeska y le pidió de favor que la dejara a solas con ella y él aceptó.

—Por favor dale consuelo. —le dijo Valeska a Beatriz en el oído y le tocó el hombro y se fue.

—Lamento mucho tu perdida, se que no hay palabras que puedan darle paz a tu corazón, pero quizá no esté muerta.

—Nada de esto hubiera pasado si le hubiese puesto más atención, me ocupe demasiado en mis deberes, la hice a un lado cuando Aspen nació, no sabía que un bebé me consumiría toda la energía, pensé que al parecer una mujer adulta podría cuidarse sola, se me olvidó que su cuerpo y su mente aun no llegan a la adultez, nunca me reclamó, pero seguro que odiaba por haberla abandonado. —expresó Lía con la mirada perdida.

—No es tu culpa, las desgracias suceden y no podemos hacer nada para evitarlas, asimilar su perdida será doloroso por un tiempo, pero después tu corazón sanará.




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