Mi amante, el príncipe de jade.

Embarazo de riesgo.

 

 

Ya habían pasado unos meses desde que Lía se enteró de que estaba embarazada de unos gemelos, a pesar del dolor de haber perdido a Beel, una alegría nació dentro de ella con aquella vida que crecía en su interior, amaba la idea de convertirse en madre nuevamente, esta vez estaba más entusiasmada que nunca, ahora el reino vivía en paz, estaba casada con el amor de su vida y era la mujer más plana a pesar de las adversidades que había atravesado, sabía que la tristeza no podía consumirla, ya que sus hijos la necesitaban más que nunca.

Ya tenía seis meses cuando su barriga comenzó a notarse, de un día para otro le brotó como un retoño en primavera, los sastres del reino le hacían vestidos para que pasara su maternidad de manera más cómoda, todo el reino estaba alegre con la noticia de que la emperatriz traería al mundo dos príncipes más y ansiaban que fueran todos varones.

Beatriz tenía la curiosidad de saber el sexo del bebé y le insistía a Lía para que se sometiera a un hechizo de revelación, pero ella quería que fuera sorpresa, aun así Beatriz no era la única que quería convencerla de que se lo realizara, pues Valeska estaba igual de ansioso por conocer el sexo de sus bebés y consentía en todo a su esposa, especialmente con masajes en los pies, que era lo que más relajaba a Lía.

—¿Están muy hinchados verdad? Puedo sentir como me palpitan. —externó Lía agotada.

—Un poco, me dan ganas de darles una mordida jeje. —exclamó Valeska mientras se los besaba.

—Mira mi estómago, es enorme, jamás vi una pansa tan grande, bueno si, la de tu madre, ahora entiendo por que la pobre se quejaba del dolor de espalda, ustedes eran muy grandes, parecían dos bolitas de carne jeje.

—Para mí te vez muy tierna, amo tu cuerpo en todas sus etapas, aun lo amaría si envejeciera. —le dijo el rey con una sonrisa.

—Eres muy dulce, aveces me da miedo que te fijes en otras mujeres, me veo como una esfera con pies, lamento que ahora no podamos estar juntos en la intimidad, se que eso es muy importante para ti, no quiero sentirme culpable por haberte influenciado a abolir el aren y el concubinato, ahora bien, podrías suplir tus necesidades con alguna de ellas, solo que pensarlo me llena de malestar ¿si estuvieras con otra mujer me lo dirías? ¿no lo harías verdad? —le preguntó Lía con angustia en el corazón.

—¿Aun dudas del amor que te tengo? Tu no tuviste nada que ver con mi decisión de expulsar a las concubinas del palacio, fue mi elección porque no podía estar con alguien que no fueras tú, si no me acuesto con otra mujer es por que no quiero, si lo hiciera sería por que ya no te amo y créeme que eso nunca podría pasar, soy tuyo hasta los huesos y más todavía, me complementas y me haces feliz, yo mismo intenté romper nuestro vinculo y no pude, no importa cuanto me esfuerce, me corazón es irrevocablemente tuyo, me lástima que insinúes que quiero estar con otras mujeres o que si quiera pienses en permitírmelo, yo no podría imaginar a la mujer que amo en los brazos de otro hombre, no vuelvas a decirlo por favor. —Valeska se levantó y se puso de píe.

 —¿A dónde vas? —le preguntó Lía al ver que Valeska caminaba hacia la puerta.

—Tengo mucho trabajo, iré hacer unos dictados para las provincias de Endu. —le respondió Valeska con seriedad.

—Eh… esta bien… ¿te veo después?

—Haré todo lo posible para cenar juntos.

Valeska salió de la habitación y Lía se sintió muy mal de haber hablado con tanta sinceridad.

—Ultima mente solo hablo tonterias, lastimo a las personas que amo sin darme cuenta, es como si no filtrara mis palabras y digo lo primero que pienso, aun así…no es mentira que he pensado en las necesidades de mi esposo, sé lo apasionado y físico que es, mi cuerpo no es el mismo, estoy hinchada, cansada, y soy el triple de mi volumen normal, solo digo que las tentaciones están a la orden del día, claro que no quiero que este con otra mujer, pero lo entendería si se siente atraído a alguien, yo no he podido suplir sus necesidades físicas…

Lía tenía muchos pensamientos intrusivos en la cabeza, su embarazo estaba algo avanzado y sus emociones estaban disparadas al techo, aun así, frotó su estomago y comenzó a cantarle a sus bebés, Valeska pasaba por ahí y la puerta estaba entre abierta, una vez que se acercó siendo lo más silencioso posible, notó lo mucho que su madre amaba a sus hermanos.

La miró por unos minutos y su rostro estaba muy serio y escuchó todo lo que su madre les decía.

—¿Por qué se mueven tanto pequeños? ¿no están cómodos en el vientre de mamá? Jeje, eso es porque son muy grandes, que me puedo esperar, si son dioses y titanes al mismo tiempo, será un poco dificil para mí que nazcan de manera indolora, pero les prometo que esta vez estaré preparada, además…me he propuesto ser una mejor madre de lo que he sido con Aspen, en ese entonces la vida era muy difícil y los tiempos eran duros, me la pasé deprimida durante todo el embarazo, pero con ustedes será diferente, les cantaré hasta el ultimo día, no me quejaré ni lloraré, ni una sola lagrima, verán a una madre feliz.

Una bola de cristal del tamaño de una pelota de golf con la que Aspen estaba jugando calló al piso asustando a su mamá y cuando lo vio parado en la puerta, ella trató de levantarse, pero un fuerte dolor le recorrió por la espina dorsal y la tiró al suelo.

—¡Aspen!

—Mamá…

Lía estaba sufriendo terribles calambres en el estómago, eran tan fuertes que hasta respirar le era tortuoso, se retorcía y esa fue la primera vez que Aspen usó sus poderes, al ver a su mamá tan indefensa, este cerró los ojos y luego los abrió de golpe y un portal se abrió dejante de ellos, era del color del jade y en un instante, ambos aparecieron delante de su padre quién se encontraba con Leonardo he Igorif, hablando sobre temas de las provincias y el apoyo que estas recibirían, cuando de pronto Lía y Aspen aparecieron.




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