Mi amante, el príncipe de jade.

El alto precio.

 

Esta noticia sin duda le había dolido en el alma a Lía, apretó las sabanas entre sus puños cuando escuchó que sus bebés podrían matarla, sabía que los dolores de cabeza, espalda y rodillas no eran normales, al punto de hincharle los pies y sentir que cargaba un yunque, pero jamás se imaginó que las consecuencias de la gestación fueran tan grabes.

Valeska se quedó pensativo, solicitar que interrumpieran el embarazo sería algo que solo un desalmado sin corazón pediría, pero se trataba de la vida de su esposa y el amor de su vida, además estaba Aspen de por medio ¿podría el solo criar a tres niños? ¿seria capaz de dejar morir a su reina solo para que los gemelos nacieran? Todos estos crueles pensamientos lo invadieron dejándolo acorralado.

—¿Cómo que una bomba? Si había estado perfecta hasta ahora. —externó Valeska con irritación.

—Su majestad ocultó su dolor físico todo este tiempo, Pero su cuerpo no puede callar para siempre, tarde o temprano tenía que resentirse, sus tobillos hinchados solo eran la punta del iceberg, su cuerpo empieza a rechazar a los bebés, esta vez intentó abortarlos para poder sobrevivir. —exclamó el medico con el mayor respeto y cuidado posibles.

—¿Por qué no dijiste nada? —le preguntó Valeska con frustración y añadió. —pudimos haber interrumpido el embarazo antes de que tu salud se viera tan afectada.

—¡No! De ninguna manera… ¿Cómo le haría eso a mis bebés? —exclamó Lía con lágrimas en los ojos.

—¡Tu vida está peligro! ¿pensabas morir en el parto? ¿te da lo mismo abandonarme a mí y a tu hijo? —la cuestionó Valeska herido.

—¡No es eso! No quería preocupar a nadie…

—¡Tu embarazo ya está muy avanzado! ¿Qué hubiera pasado si te quedabas callada?

—Baje la voz majestad, Lía esta muy delicada. —externó Beatriz mirando a Valeska fijamente.

—¿Qué recomienda hacer doctor? —le preguntó Leonardo con seriedad mientras tomaba la mano de Lía.

—Es verdad que el embarazo esta muy avanzado, pero…lo ideal sería interrumpirlo.

Lía sintió que un valde de agua fría le caía encima y su corazón se quebrantó partiéndose en miles de pedazos.

—¿Cómo puede decir eso tan a la ligera? ¡está hablando de mis bebés! Ay… —Lía volvió a sentir una oleada de calambres que le robaban el aliento, no importaba cuanto intentara disimularlo, el dolor era insoportable y su rostro y cuerpo lo reflejaban, se ponía rígida y su piel se ponía pálida.

Aspen estaba presenciando todo y no sabía bien como procesar todo el estrés y la angustia que le producía esa situación, estaba apretando tanto los puños que las gotas de sangre comenzaron a caer de sus pequeñas manos.

—¡Aspen! —Beatriz corrió para abrazar al príncipe, pero este salió corriendo de ahí.

—Yo buscaré al príncipe, debe estar asustado. —declaró Igorif y salió de prisa tras él.

—Esto fue demasiado para Aspen, debimos tener más cuidado y sacarlo de la habitación. —dijo Beatriz sintiéndose culpable.

—Aspen… —Lía comenzó a llorar y se aferró a Leonardo con todas sus fuerzas.

—Tienes que pensar en él…no puedes arriesgar tu vida y procurar a los gemelos por encima de Aspen, él te necesita, nos necesita a los dos.

—No quiero lastimar a mis bebés…debe haber otra manera… —exclamó Lía entre lágrimas.

—Si la hay señora mía, pero la solución es la misma, podríamos interrumpir el embarazo mediante un aborto, dormirla y hacer lo posible para que los fetos no sientan ningún dolor o puede sacrificar a uno de ellos y aun así su embarazo seria riesgoso.

—Hágase aun lado. —Beatriz apartó al medico y extendió sus manos sobre el vientre de Lía y una luz azul brillo sobre él, Beatriz había usado su poder para ver a los bebes, es como si ella estuviera presenciando un ultra sonido.

Sus ojos se pusieron en blanco, pues además estaba viendo su espíritu, fue ahí cuando Beatriz supo el sexo de los bebés y el verdadero problema.

—¿Qué pasa? ¿Por qué guardas silencio? —le preguntó Valeska con incertidumbre.

Pero Beatriz aún seguía callada.

—¿Qué pasa cariño? ¿Qué viste? —añadió Leonardo angustiado.

—Es una niña y un niño…pero uno de ellos está enfermo…

—¿Qué? ¿a que te refieres mamá? —le preguntó Lía mirándola asustada.

—El niño viene muy débil, parece que… es que no sé cómo explicarlo, solo es una teoría.

—Dilo rápido, déjate de rodeos, necesitamos saber lo que esta pasando. —exclamó Valeska desesperado.

—La bebé tiene un poder que esta usando sobre su hermano, es evidente que no lo hace consciente, es solo su instinto de supervivencia… ¡Ahhhh! —Beatriz pegó un grito porque de repente tubo una visón.

—¡Mamá! Los ojos de Beatriz se pusieron en blanco y entró en trance, fue entonces que pudo ver el gen titánico y comenzó hablar de todo lo que estaba viendo y conociendo.

—Los titanes son una raza especial, son escasos por que su nacimiento es una victoria entre la vida y la muerte, no pueden nacer dos al mismo tiempo porque su naturaleza de sobrevivir hará que se maten entre ellos, en este caso, La bebé resultó ser más fuerte y el bebé más débil, ella tiene un poder muy extraño, con su tacto, puede robar la vida, es lo que esta haciendo con su hermano, absorbe sus nutrientes y su vitalidad, lo hará hasta el alumbramiento y el ultimo respiro de su hermano, será lo que le dará fuerza para el día que Lía de a luz.

—¿Entonces el aborto no es la solución?

—No, la bebé luchará por su vida y entonces tocará a Lía y al final será el mismo destino, ella sobrevivirá a costa de quien sea.

—¿Entonces que pasará? —se preguntaban todos desconcertados.

—Solo nos queda acepar el destino de los gemelos, al final, la única que sobrevivirá, será la niña, tiene un espíritu fuerte, jamás conocí a alguien que pudiera robar la vida de otra criatura, es una titan especial.

—Mi hija será la asesina de su propio hermano…




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