Mi amante, el príncipe de jade.

A mis pies.

A mis pies.

Lo odio…odio su voz, la manera en la que me mira como si no valiera nada, detesto la poca estima que me tiene a pesar de ser su esposa, me desprecia como si yo fuera la que tuviera la sangre sucia, lo odio…

Legnas les ordenó a sus hombres que se quedaran a fuera, era un elfo que siempre quería estar rodeado de su escolta, tenía delirios de persecución y pensaba que en cualquier momento podían matarlo, no estaba tan alejado de la realidad, su muerte estaba planeada dentro de dos años si todo salía de acuerdo al plan de los ancianos, pero su vida estaba en cuenta regresiva desde ahora y no lo sabía.

Una vez que la puerta se cerró y quedo a solas con Silfi, comenzó arremangarse las mangas y ella se horrorizó.

—¿Recuerdas el poste de mármol que mande poner dentro de nuestra habitación como regalo de bodas? Me decepcionó la forma en la que reaccionaste, es la muestra de mi amor por ti, lo mandé hacer para corregirte y convertirte en una buen emperatriz, deberías estar agradecida por la forma en la que me preocupo por ti, tu padre es un blando que no te educó de manera adecuada, eres su única hija y le saliste mujer, debe sentirse destrozado y por eso no puso empeño en hacer de ti una mujer callada y sumisa, pero en eso te estoy agradecida mi bella Silfi, si hubieras nacido varón, yo no estaría aquí, por eso es que te mantengo a mi lado.

Los ojos de Silfi se desviaron hacia su cruel esposo, Legnas abrió uno de los cajones de su buró y agarró una vara larga y delgada de cuero, al verla el corazón de Silfi comenzó a latir con fuerza y desesperación.

—Ahora voy a disciplinarte mi preciosa Silfi, por favor colócate en tu poste y desnúdate el torso.

—¿Qué fue lo que hice que le disgustó tanto? Le ruego que considere sus actos hacia mí…por favor. —le dijo Silfi asustada.

—Me desafiaste delante del consejo ¿Qué querías demostrar con tu intervención inoportuna? ¿Qué tu esposo era un estúpido y tu una esposa sabia y prudente? ¿Querías humillarme haciéndome quedar como un tonto?

—¡No! Esa no fue mi intención…solo quería… —Legnas la interrumpió y comenzó a golpear las cosas que se encontraban a su alrededor para asustarla, le gustaba verla brincar del susto y la manera en la que la llevaba al estrés extremo, su cuerpo temblaba y transpiraba lleno de miedo y eso le satisfacía.

—Ay, Silfi, Silfi ¿Cuándo aprenderás a quedarte callada? Sabes que no debes resaltar más que yo, y justo te pusiste brillo labial, cuando sabes muy bien que no debes verte mejor que yo. —le dijo Legnas con una mirada llena de desprecio.

—¡No fui yo! ¡mi padre se encarga de mi arreglo personal! ¡él decide el estilo de mi ropa y la joyería! Yo no tengo voz ni voto en esos asuntos, ni si quiera puedo decidir sobre mí misma… todo lo que hago te ofende ¿por qué? ¿Por qué eres así conmigo? —le preguntó Silfi entre lágrimas y Legnas la abofeteó con tanta fuerza que le sacó la sangre de la nariz.

 —¡Ay!

—¡Deja de hacerte la mosca muerta! ¡te crees mejor que yo! —Legnas la agarró con fuerza del cabello y la acercó a él y añadió: Yo era considerado el elfo más hermoso de la provincia de Aberlord, pero entonces llegaste tú con tu hermoso cabello blanco…con esos ojos brillantes como el diamante, te llamaron diosa, princesa heredera ¿no pudiste quedarte recluida en el anonimato? Tu sola presencia me desacredita ¿debo romperte las rodillas para que me adores como me lo merezco? ¡contéstame maldita! ¿Crees que mi sangre esta sucia por ser una mezcla entre nobles y campesinos? ¿Crees que tu deberías reinar en mi lugar? ¡responde ramera!

—¡Suélteme! ¡yo no tengo la culpa de que usted se sienta inferior a mí! —exclamó Silfi a voz en cuello.

—¿Qué dijiste? —los ojos de Legnas se abrieron de golpe, parecía un maniático y se llenó de ira, en ese momento, Silfi creyó que la mataría.

—No… —Como pudo se apartó de él y comenzó a retroceder, buscando la manera de escapar de las manos de su celoso marido.

—Te vas a arrepentir de tus palabras Silfi ¡te voy a matar maldita! —gritó Legnas con todas sus fuerzas y comenzó a lanzarle golpes al aire con la vara de cuero.

Al escuchar el alborotó los guardias irrumpieron en la habitación y al ver que la estaba golpeando con todas sus fuerzas, tuvieron que separarlo de la princesa.

–¡Deténgase alteza! ¡sin ella no podrá ser rey! ¡si la mata nunca portará la corona! ¡recuerde que la princesa Silfi es indispensable para que triunfe su señoría!

—¡Esa maldita infeliz me insultó! ¿Qué su padre no logró dominarla? ¡sáquenla de mi vista o juro que la mato!

—Si su majestad, venga con nosotros princesa… —algunas sirvientas entraron a la habitación y se llevaron a Silfi la cual estaba sangrando de la nariz y la boca, estaba aturdida por los golpes que apenas si podía ponerse de píe, Legnas no dejaba de insultarla y la maldecía, estaba lleno de celos, odiaba a su esposa con toda su alma.

—¡Te odio basura!¡Juro que te mataré maldita zorra! ¡te enseñaré a respetar a tu rey! ¡serás mi esclava estúpida!

Yo también de odio… ojalá pudiera envenenarte, hacerte pagar por todo lo que me has hecho…ojalá pudiera vengarme de todos ustedes…de todo Aberlord… deben pagar por tratarme como a un objeto sin alma y sin valor. —se dijo Silfi así misma mientras lloraba.

Mientras caminaban, para llevarla a una habitación para limpiarla, uno de los sirvientes llegó corriendo a toda prisa para anunciar que el rey de todo estaba por cruzar el muro y avisó a Legnas para que ambos estubieran presentables para recibirlos, cuando el sirviente vio que de nuevo la princesa había sido golpeada tragó saliva, les daba pena verla así, pero nadie era capaz de hacer nada.

—Vamos princesa, debemos limpiarla y arreglarla para recibir al rey de todo.

Es verdad…él viene hacia nosotros, estoy segura de que intentaran provocarlo para que nos ataqué primero y entonces así tendrán el pretexto perfecto para intentar asesinarlo, pero dudo que puedan enfrentarse a un dios tan terrible, él no es un simple inmortal, es el mayor de los dioses gemelos, si me pongo de su lado, tal vez me perdone la vida y me vengue a través de su mano de todos ellos, no importa si me asesina después o si me convierte en su esclava, nada puede ser peor que vivir así, ya no aguanto más…




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