Mi amante, el príncipe de jade.

Obsesión por la reina.

 

Esa noche la princesa no pudo dormir, no podía dejar de pensar en las palabras del hermoso rey ¿Quién era ella? ¿Por qué la amaba tanto? ¿Cómo es que una bruja había logrado ganarse el corazón del rey y tenerlo en ese estado tan devota?

Silfi daba vueltas y vueltas, pero no encontraba su lugar, quería saber más sobre la misteriosa reina, aquella de la que todo el mundo habla, debía ser extremadamente hermosa, quizás era una experta en seducción, debía hacer algo bien como para que el rey de todo no quisiera tocarla.

—Estoy segura de que no soy yo, no hay nada malo conmigo, mi piel es pálida y suabe, mi cabello es diferente y parece un manto de nieve, mis ojos son dos zafiros brillantes y sé que mi belleza atrae a los hombres que no pueden resistirse a mis encantos, mi apariencia es sobrenatural, sin embargo…él me rechazó.

¿Qué era lo que Silfi estaba sintiendo por Valeska? ¿Acaso había herido su ego? ¿Se había obsesionado con él? ¿se había enamorado? Todo era un misterio, una marea indescriptible de deseos encontrados, Valeska era enigmático, un encanto absoluto, su miedo, su esencia, su oscuridad, todo era adictivo.

—Yo también quiero ser la debilidad del villano… —susurró Silfi antes de quedarse completamente dormida.

Muy temprano Galadriel tocó un cuerno de chivo para anunciar que era la hora de irse, todos se prepararon para partir, la madrugada era fría, Silfi tenía los labios morados y sacaba humo por la boca, su vestido no le cubría mucho del fresco de la mañana, Galadriel se dio cuenta de que se estaba muriendo de frio y le ofreció su capa.

—Póngase esto, la ayudará a calentarse. —le dijo Galadriel con seriedad.

—Gracias, eres muy amable. —externó Silfi con una sonrisa tierna.

—¿Qué planeaba hacer con el rey? —le preguntó Galadriel sin rodeos.

—¿Disculpa?

—¿Qué pretende hacer poniéndose en riesgo de ese modo? ¿piensa rebajarse a la altura de una simple concubina? acostarse con el rey no servirá de nada ¿no entiende que usted es la esperanza de toda una nación? —le dijo Galadriel en forma de regaño y Silfi se quedó callada y sonrió de manera avergonzada.

—Para ti es fácil decirlo, pero yo solo me concentro en sobrevivir, puede que el titulo de princesa lo lleve solo por encima, no significa nada cuando mi propio pueblo me ha traicionado.

—Su padre y su ex marido no son todo el pueblo. —le respondió Galadriel frunciendo el ceño.

—¿Enserio crees que soy la esperanza de nuestro pueblo? Jajaja, míranos, estamos al servicio de un tirano que es un dios invencible ¿Quién puede oponerse a él? ¿Quién puede pararlo? Muchos han intentado sobreponerse a su autoridad y el resultado es el mismo, muerte, sometimiento y esclavitud ¿ves estas cadenas? Siéntelas, soy una prisionera ¿Qué esperanza vez en todo esto?

—Usted no puede rendirse, es su obligación liderarnos hacia la libertad, no lo olvide, nadie más que usted debe ocupar el trono élfico.

—Hablas como un opositor, creí que le serbias fielmente a tu señor. —le dijo Silfi mirándolo detenidamente.

—¿Usted serviría fielmente a un país que no es suyo? ¿le tendría lealtad absoluta a un pueblo que es ajeno a usted?

—Si tengo que hacerlo para sobrevivir, lo haría. —Galadriel se indignó con las palabras de la princesa y la tomó del brazo jalándola con rudeza.

—¿Cómo puede decir eso?

—¿Qué esta pasando aquí? —le preguntó Beatriz al ver que estaba jalando a la princesa.

—¡General! —inmediatamente el soldado soltó a la princesa y esta se quedó tiesa.

—No tienes permitido interactuar a solas con ella, tampoco te permito tocarla de ese modo ¿Qué demonios les pasa que pierden al cabeza con esta mujer? ¡muévete! ¡tenemos que irnos! —le dijo Beatriz con molestia y él obedeció dejándolas atrás.

Silfi levantó la mirada para verla a los ojos y al notar que estaba de muy mal humor, no dijo nada.

—Solo te diré esto una vez, la próxima que sospeche de ti te arrancaré la cabeza ¿de que estaban hablando ustedes dos?

—Solo me dio su capa y…me preguntó como estaba. —le respondió Silfi con nerviosismo.

—Mírame bien elfa, por tu propio bien más te vale comportarte, yo no soy tan amable, puedo ser tu peor pesadilla si te descubro haciendo algo fuera de lugar.

—Si señora… ¿Por qué esta tan enfadada? ¿será que nos escuchó hablando? No, de ser así me habría matado, debo ser cuidadosa con ella, se ve que es el tipo de personas con las que no se debe jugar al valiente. —Silfi trago saliva y la siguió.

El viaje de regreso al castillo siguió y no pararon a descansar más que para hacer sus necesidades, aunque el viaje había sido agotador, Silfi había logrado sobrevivir una noche más ye so ya era ganancia.

Ella estaba dormida y Beatriz la sacudió para despertarla y no dejó que Galadriel las acompañara, él fue mandado al frente escoltando al rey.

—Despierta princesa, ya estamos cerca.

—¿Qué? ¿ya llegamos? —Silfi se talló los ojos y se deslumbró al ver la magnificencia del castillo.

—Bienvenida al imperio vampírico. —le dijo Beatriz con seriedad.

—Aquí es donde esta ella… me pregunto si el rey irá a verla antes de decidir que hará conmigo. —se preguntó Silfi en sus adentros, mientras mas avanzaban, más deslumbrada quedaba, se notaba que era un imperio prospero y rico en todos los sentidos.

Una vez que llegaron a las puertas, las trompetas avisaron la llegada de su rey y lo recibieron con honores y alabanzas, Silfi jamás había visto tal cosa.

—Con que así se recibe a un dios…

—Por fin en casa majestad. —le dijo uno de sus criados a Valeska.

—No puedo esperar para ver a mi esposa.

—Seguro que la emperatriz lo espera en el lugar de siempre y vendrá a recibirlo.

Y así era, la reina estaba esperando a su amado con un precioso vestido color verde esmeralda que hacia que sus ojos resaltaran, se veía preciosa, tenía mucho amor para darle.




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