Por fin la princesa había sido despedida del castillo, la heredera del reino elfico lloraba amargamente su derrota mientras miraba como el castillo donde se encontraba su esperanza de ser alguien en la vida, todos esos sueños se iban quedando atrás, la amenaza del pequeño príncipe la había orillado a marcharse sin despedirse de su amor prohibido.
—Te dije que no te involucraras con el rey porque terminarías llorando y ahora estas de regreso a tu país, con las manos vacías y el corazón hecho pedazos.—le dijo Beatriz mirándola con enojo.
—Esta no es la ultima vez que lo veré, no hice nada malo, la emperatriz me odia porque me ve como su enemiga, pero se que el rey no piensa eso de mi.
—Si eres enemiga de la emperatriz, eres enemiga de todo el imperio y eso incluye al rey. —Beatriz agitó las riendas de su caballo acelerando su paso para despegarse de ella, pues no soportaba tener cerca a una criatura tan intensa y obstinada.
Galadriel estaba al lado de Silfi, quedándose lo suficientemente a solas como para tener una platica rápida y discreta.
—Ahora la general me detesta, creí que podíamos ser amigas pero resultó ser la madre de mi peor enemiga, esta claro que no me soporta…—declaró Silfi mientras se limpiaba las lagrimas.
Galadriel estaba tan enojado con todo lo que la princesa había hecho, que al escucharla, se decepcionó aún más.
—¿Como pudo crearse esa fama y meterse en esos problemas? Estamos hablando que es la emperatriz con la que se involucró ¿tiene alguna idea de lo fuerte que es su majestad? Puede quitarle la vida en un solo chasquido si quisiera.—le dijo Galadriel indignado.
—Esa maldita bruja es una villana, estropeó mis planes, pero esto no se quedará así.
—No la llame de manera despectiva, la emperatriz es una mujer bondadosa y de buen corazón, salvó mi vida y me dio la oportunidad de sobrevivir, me libró de la esclavitud, no se atreva a insultarla.
—Otro fanático de esa mujer… si vas a sermonearme entonces prefiero no hablar más de este asunto, al final se hizo lo que quisiste, estoy de vuelta a nuestro miserable país.
—¿Como puede ser tan infantil? Su juventud no es un pretexto para que se comporte de manera tan irresponsable, tenía la oportunidad de destacar como una aliada confiable, sabia y prudente, pudo ganarse al emperador travez de la emperatriz, ella pudo ser una aliada importante para que pudiera recuperar el reino, pero lo hecho todo a perder, se metió con el rey y ahora corren todo tipo de rumores sobre su reputación ¿como pudo ser tan emocional? ¿No se da cuenta de que sus acciones han afectado a todo nuestro pueblo? ¿Que clase de heredera es si por su culpa le han retirado el titulo de princesa y le han otorgado el de gobernante de los vienes del rey de todo? ¿Por que no piensa antes de actuar?
—¡Cállate! No tienes derecho a juzgarme, ¿acaso nunca te haz enamorado?—
—Nunca me fijaría en una persona comprometida o casada, quizo rebajarse y convertirse a como diera lugar en la vulgar concubina del rey, se menosprecia a si misma ¿como espera que alguien vea su valor si se devalúa a la primera oportunidad? En cuanto se siente a acorralada se vende al mejor postor, entienda que usted provienen d aun linaje honro y defiende de los amos elfos, solo usted puede guiar a nuestro pueblo a la libertad.
—¿Quieres que guíe a un pueblo que me ha maltratado durante toda mi vida? ¿Que arriesgue mi vida por un montón de traidores buenos para nada que lucran con mi nombre?
—Arriesgó su vida por una noche de pasión con el rey ¿por que no hacerlo por un pueblo que depende de usted?—le dijo Galadriel furiosos.
—Eres un desgraciado, te crees mi consejero pero no eres más que un vil asesino a sueldo del rey vampiro.
—¿Y como la llamó a usted con todo lo que ha hecho majestad? No quiero pensar en llamarle a la princesa de mi pueblo una ramera.
—Maldito…
De pronto, un insecto gigante comenzó a volar a toda velocidad hacia el ejercito de soldados que iba escoltando a la princesa Silfi, se trataba de Calipso que iba montada en en su familiar, la mosca gigante que la acompañaba a todos lados y los alcanzó colocándose arriba de Galadriel y Silfi.
—¡Oye elfo! ¿No te quedó claro que tienes prohibido hablar tan secretamente con la princesa?—le preguntó Calipso con voz fuerte llamando su atención.
—No te preocupes, ya le quitaron el titulo de princesa.—le respondió Galadriel con le ceño fruncido.
Calipso los miró detenidamente y ella se fijó en lo bonita que era Silfi, ese cabello blanco y sedoso que le caía como cascada fresca por la espalda descubierta, su gran belleza que la hacia parecer una santa o algún arcángel eterno y virginal, pensó que Galadriel ya había quedado flechado por ella.
Galadriel también desviaba de vez en cuando su mirada hacia Calipso y la notaba muy seria, más de lo normal, hubo un momento en el que los relevos para cuidar a la princesa cambiaron y nuevamente Beatriz y un minotauro llamado Derjes cambiaron turno por ellos, Calipso había alcanzado a sus compañeros para avisarle a Beatriz que los elfos que en su momento iban a ir por Silfi ya se encontraban a unos kilómetros detrás de ellos para seguir la misma ruta, así que Galadriel y calipso quedaron juntos y el silencio comenzaba a ser incomodo, así que Galadriel rompió el hielo primero.
—¿Estás enojada? ¿Hice algo que te molestara?—le preguntó Galadriel incomodo con su actitud.
—Nada de lo que haces me importa, pero me llamó la atención lo involucrado que estás con esa princesa, no sabía que te gustaban las niñas consentidas y mimadas, pero debe ser normal, al final son de la misma especie.
—¿Que? ¿De que estás hablando?
—¿Por que se secretean tanto? ¿Que es lo que quieres decirle que los demás no pueden escuchar?
—No es nada de que preocuparse, solo le estaba diciendo que no debió meterse en problemas, por todos los rumores que están corriendo en el castillo.