Mi amante, el príncipe de jade.

El familiar prohibido.

 

No podía respirar, la oscuridad me envolvía igual que aun feto dentro del vientre de su madre, a lo que sea que me estuviera enfrentando, era muy poderoso, yo apenas estaba descubriendo mis dones, solo sabía abrir portales, y no podía viajar más que a los alrededores del castillo, aún era demasiado joven he inexperto para si quiera imaginar hacer lo que mi madre es capaz de hacer con su magia, viajar a otros universos, otras realidades, visitar otras tierras, pero estaba seguro de algo, yo era un titán, un vampiro y un dios…hijo de una hechicera formidable.

La criatura que me mantenía aprisionado a su inseparable esencia, era una Lorda de múltiples sentimientos mezclados entre si, casi fucilados, injusticia, frustración, impotencia, deseos comprimidos, sabía que era un espíritu muy fuerte, uno que se había convertido en una especie de demonio o entidad maligna, era un torbellino de miedo y tristeza, por eso estaba tan enojado, por que había muerto injustamente, por que quería vivir…y entonces entendí, supe de quién se trataba.

Cerré mis ojos y visualicé la salida, abrí un portal para poder salir de ese océano profundo y fui arrojado al los laberintos del castillo, mis pulmones estaban desesperados por recibir algo de oxigeno y respire grandes bocanadas de aire puro, estaba empapado, hacia frío y el vapor me salía de la boca, había niebla y estaba lloviendo mucho, no importó que hubiera salido de la torre, la entidad seguía aferrada a acosarme.

—Ya me mostraste todo tu dolor…¿ya dime que es lo que quieres de mí? Muéstrate, no te haré daño y no huiré de ti, este será mi primer y ultimo acto de compasión hacia ti, así que dime ¿quién eres? ¿Que quieres?—le preguntó Aspen poniéndose de pie, no podía verlo, so sentirlo.

Entonces el gruñido se escuchó soplándole en la oreja, y su presencia demoniaca lo abrumó.

—Ba….Ba… ¡Baaaaaaaan!—gritó la entidad a voz en cuello y entonces los dos de Aspen se abrieron de par en par y volteo rápidamente, su corazón latía con fuerza, sus ojos se pusieron húmedos, por que entonces por fin pudo ver de quién se trataba, era Ban, su hermano fallecido.

—¿Hermano?

—Mi…miedo….soledad…triste…mamá…papá…hermanos…

Ban se había convertido en un demonio titánico, todo el dolor de ser consumido por Minerva lo llevó a transformarse por todas sus emociones, el bebé nunca pudo trascender, se había quedado anclado en este plano y se aferró a la energía de Aspen, quien lo lloraba en silencio, por alguna razón su alma se sintió segura con él, pero no sabía como canalizar tanto sufrimiento, él quería vivir, quería estar con sus padres, no odiaba a minerva, pero si odiaba la muerte a la que lo había llevado.

—Ban…—Aspen contempló aquella bruma gigantesca y espesa, no tenía forma, solo un gran sufrimiento, el corazón del príncipe se comprimió y no sabía que hacer con todo lo que estaba pasando, así que caminó hacia a él para abrazarlo, pero era inútil, lo atravesaba y sus brazos se quedaban vacíos.

—Hermano…¿amigo? Hermano…solo…triste…llorar siempre…¿mamá?—la voz de Ban era horrorosa, tétrica y distorsionada, Aspen sintió un gran nudo en la garganta, comprendió que su hermano lo estaba buscando con desesperación, pero no sabía que hacer con él ¿como ayudaba a un ser de naturaleza salvaje he inexplicable?

—¡Dime como puedo ayudarte! Haré lo que sea…

—Familia…uno…unidos…hermanos…comer…mi…corazón…

—¿Qué?

Aspen se quedó pensativo unos segundos y entonces decidió abrir un portal a la tumba donde estaba enterrado su hermano, se quedó parado mirándola, mientras Ban seguía repitiendo las mismas palabras y lloraba mucho, Aspen tragó saliva, no sabía si estaba entendiendo mal o su maldad era la que hablaba por el y Ban, pero escarbó y dejó al descubierto la tumba de su hermano, un pequeño féretro de palta y oro a dorado con piedras preciosas, los ojos de Aspen se clavaron en su objetivo y entonces abrió el féretro, todo el cuerpo del bebé estaba putrefacto, excepto su corazón, el cual latía en vuelto en una luz verdosa.

—Es mi poder…—susurró Aspen, confundido y agarró el corazón de Ban en sus manos, por alguna razón, el poder de Aspen mantuvo vivo el corazón de su hermano, por eso se conservaba.

Cuando Aspen quiso ayudar a su madre y la transportó a la presencia de su padre para que la ayudaran, le lanzó un poder al vientre que hizo que el corazón del bebé quedara protegido de alguna manera, entró en estado ande coma por que comenzó a latir cuando ya estaba bajo tierra, era algo similar cuando se mantiene a una persona en estado vegetativo, esta prácticamente muerta pues su cerebro ya no funciona, en este caso, Ban había muerto por un tiro de gracia de Aspen, pero su corazón se guardó y es que esta era la habilidad principal de Aspen.

Simple mente lo supo, su instinto le dijo que hacer y entonces…se comió el corazón de su hermano, los ojos de Aspen brillaron como dos linternas verdes, se dijo a sí mismo: si tengo la misma habilidad que mi madre de abrir portales, quizá yo también pueda hacerme de mis propios familiares.

Entonces un fuerte viento se apoderó del lugar, rodeando al príncipe y a Ban, todo aquel torbellino llamó la atención de Leonardo y todos en el lugar, estaban buscando a Aspen desde hacia tiempo, el niño no aparecía por ningún lado y cuando Leonardo vio que se veía una aurora color jade corrió con sus hombres hacia el lugar.

—¡Es él! ¡Puedo sentir al príncipe!—gritó Leonardo agitado, no quería que al príncipe le pasara nada malo.

Ese poder era abrumador, tenebroso, jamás había sentido algo tan invasivo  en mucho tiempo, en el cielos e habían creado auroras boreales verdes, las cuales se vieron en todo el país, Lía sintió un crujir en el corazón y no se sentía cómoda

—Algo esta pasando con Aspen, puedo sentirlo…—expresó Lía inquieta.—veámonos.

—Aspen…

Emir, magnolia, Lía y Valeska se teletransportaron por medio de un portal que Lía abrió y al ver aquel fenómeno de luces y el campo magnético que se había formado, se quedaron impactados.




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