Mi amante, el príncipe de jade.

Estirpe

 

Estaba convencida de que lo único que podía vencer las flechas de un destino doloroso he inevitable, eran la familia y los amigos, con ellos todo se volvía más soportable y llevadero, si bien, no podía esquivar los tiempos difíciles y de prueba, si podía llorar en el hombro de mi seres queridos y apoyarme de ellos que fungían como un bastón para mis piernas rotas.

Todos ellos eran una parte fundamental de la historia, embalajes que guardaban el corazón de sus seres amados, estaba segura de que yo no era la única que había crecido a travez del azote de las pruebas, mis amigos también habían sufrido la herida del destino.

En el inframundo crecían tres vástagos tiernos, el príncipe sin herencia que era Hades Eltsney, hijo de Pandora y Sakdras, los traidores que llevaron el reino infernal a uno de sus momentos más oscuros, el príncipe heredero al trono, Denise Eltsney quién era educado estrictamente para convertirse en un rey digno de llevar el peso de su pueblo y la hibrida entre ángeles y demonios llamada Carin, cada uno de ellos, había nacido con un propósito eterno, su existencia no era una casualidad, habían llegado a este mundo para cambiar el curso de la historia, al igual que los otros niños nacidos de los grandes guerreros y los dioses que dirigían y gobernaban este universo.

Habían pasado el tiempo y los príncipes ya tenían doce y cinco años, siendo Hades el mayor de los dos, a pesar de que él no era hijo de los reyes del inframundo, creció junto con el heredero como si fueran hermanos, Denise lo veía como su admirable hermano mayor.

—No puedo creer lo rápido que pasa el tiempo, pronto nuestro hijo ya no cabrá en mis brazos, si crece tan alto como tú, no podré cargarlo jaja.—expresó Medea con una sonrisa mientras terminaba de bordar una capa para que el príncipe se cubriera del frío, era una de esas épocas en el año donde el inframundo era muy helado.

—Siento romper tus ilusiones de tenerlo en tu regazo por el resto de tu vida, pero apenas tiene cinco años y ya es más alto que la mayoría de los niños a su edad, pronto tendrá que estudiar lejos del castillo para concentrarse en sus estudios para convertirse en un gran rey.—exclamó Eira y dejó la espada que estaba puliendo en la mesa de su escritorio.

—Cambiando de tema ¿pudiste hablar con Hades sobre su viaje a las torres de Bilial? Estoy segura de que él no cree que vas a enviarlo a estudiar allá, siento que aun se cree inferior a Denise, no se como hacerlo sentir parte de nuestra familia.—externó Medea con pesar.

—Yo tampoco lo sé, su pasado debe estarlo atormentando, pero él no tiene nada que ver con lo que Sakdras y Pandora hicieron, esta libre de culpa, no solo lleva la sangre de su padre, si no la mía también, él es un Eltsney legítimo y nadie le quitará el honor que su nombre merece.

—Tal vez deberías recordárselo, aun es un niño, pero pronto dejará de serlo y deberá fungir como segundo candidato al trono y como consejero de Denise o guerrero del ejercito demoniaco, lo que sea que él decida, por cierto ¿te conté de lo bien que me siento con Lilith? Es maravillosa, hemos hecho una amistad muy entrañable, es la primera vez que tengo una conexión tan linda con alguien ¿quien lo diría? —exclamó Medea sonriente.

—Lo imagino, la llegada de Lilith y Vinland ha sido de gran ayuda para nosotros, Vinland se ganó su lugar como mi consejero personal y tu decidiste poner a Lilith como tu principal dama de compañía.

—Era eso o ponerla en la primera fila de nuestro ejercito, no quería que Lilith se convirtiera en alguien como la bruja negra del castillo vampírico, sé que ella es un demonio bélico hecho para la guerra, pero es más dulce y cálida que cualquiera aquí.

—Aunque si la situación lo amerita, ellos dos tendrán que marchar como parte de nuestro ejercito demoniaco.—externó Eira con seriedad.

—Espero que eso no suceda pronto, no solo nosotros hemos gozado de paz, también los reinos de la superficie y los otros planos, después de lo sucedido con la bruma, nuestras tierras se merecían un descanso.

—Presiento que el reino celestial causará problemas en algún momento, buscarán a Carin para vengarse de ella por haber denigrado su raza mezclándola con la de un demonio, su mestizaje debe ser una deshonra para ellos, ella es un misterio que no puedo resolver, no es ni demonio ni ángel ¿entonces cual es su propósito en esta tierra?

—El mismo que el de cualquier niño inocente, ella decidirá que camino escoger, por lo pronto, debo de car que es la niña más dulce y Piera que conozco especialmente cuando se convierte en una Piera cachorrita.

—Bastantes reflexiones para un solo día, tengo una platica pendiente con un pie adolecerte, deséame suerte.—le dijo Eira a Medea mientras le besaba la frente.

—Te veo más tarde querido.

Una vez que Eira cerró la puerta, Medea suspiró y se puso de pie caminado hacia el balcón que daba a los jardines a los que saldría Eira.

—Aun sigo sin descifrar todo lo que pasa por tu mente, tampoco puedo dejar de preguntarme si todavía piensas en ella y si de verdad la olvidaste.

El rey del inframundo se paseaba por sus jardines de rosas negras, su capa de plumas de cuervo azulado se arrastraba por los pastizales con elegancia y distinción, efectivamente los pensamientos del rey eran un misterio.

—¿Me mandó llamar señor?—le preguntó una voz de infante que lo hizo voltear, se trataba de Hades que con una postura erguida y un rostro sereno se presentó ante él.

—Hades, no tienes que llamarme de esa forma, soy tu tío, cuando estemos solos no es necesario que hagas una reverencia.

—Usted es mi rey, se merece mi respeto siempre.—contestó Hades dejando a Eira asombrado.

—Vaya, eres más político y educado de lo que pensé, jeje, vamos, caminemos un rato.

Hades era muy serio y Eira pensaba que era más fácil sacarle más palabras a una piedra que a él.




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