Mi amante, el príncipe de jade.

Inducido a ti.

 

—¿Donde se encontrará esa pequeña bola de pelo? Tanto que estaba insistiendo en jugar que hasta interrumpió mi tiempo con el rey y ahora resulta que no esta por ningún lado, si que es revoltosa he imprudente, si mi tío no fuera tan buena persona ya le habrían mandado cortar la cabeza, cabe destacar que ella no pertenece a la realeza.—refunfuñaba Hades quién buscaba meticulosamente a Carin, pensando que en cualquier momento lo embestiría y le saldría de algún arbusto.

Mientras caminaba, una voz familiar le llamó la atención, se trataba del príncipe Denise, el cual estaba hablando con Carin y estaban sentados en el pastizal ocultos entre los arbustos, Hades se quedó quieto mirándolos en el anonimato.

—No entiendo porque sigues usando tu forma lobuna, ya no me acuerdo de como eres como humana.—le dijo Denis mientras le daba un retazo de su abrigo para que ella jugara y tirara de el.

—Es más divertido así, soy más rápida y fuerte ¡mira como tiro de este suéter! Soy una loba furiosa, si no te cuidas te comeré la mano jajaja.—decía Carin llena de brincos, gruñidos y energía.

—¿Sabías que amenazar a la familia real esta penado con la muerte?—le preguntó Denise Miranda con seriedad y Carin soltó el suéter con rapidez.

—Lo siento…

—Te levantaré el castigo con una condición.

—¿Que debo hacer?—le preguntó Caryn con timidez.

—Debes transformarte en humana.

—¿Ahora?

—Ahora mismo, es una orden directa del futuro gobernante de este imperio.—le respondió Denise sin reservas.

—Bueno…

En ese mismo instante, Hades salió de entre los arbustos saltando como un gato salvaje.

—¿Que cree que hace? ¡Caryn queda completamente desnuda cuando se vuelve humana!—externó Hades alarmado y tal cual, Carin quedó a la intemperie y hades le puso encima el suéter del príncipe.

—No lo sabía hermano.—Expresó Denise apenado.

—Esta bien, así no me da pena.—exclamó Carin asomándose por debajo de los brazos de Hades que la cubrían.

—Tu no digas nada, pareces una salvaje si haces esto ¿que pasará cuando crezcas y te conviertas en adulta? ¿Te mostraras a todas las criaturas? Hay demasiados pervertidos haya afuera.—replicó Hades molesto.

Denise se quedó perplejo con la belleza de Carin, preciosos ojos rojos se asomaban como dos luciérnagas en aquella tarde fría, su cabello era sedoso y le llegaba hasta la clavícula, era una belleza celestial.

—Wuoo…si que res linda.—confesó el príncipe anonadado.

—¿Qué?—Hades la miró y la puso detrás de él.

—Muy bien, este será mi nuevo decreto ahora, la pequeña Carin debe esperar a sus amigos los príncipes en su forma humana para deleitarnos con su belleza el día que volvamos de nuestro viaje a las torres de Bilial y cuando seamos adultos, decidiremos quién se casará contigo, lo haremos en un duelo que…—Hades interrumpió a Denise de manera tajante.

—¡No diga tonterías! No es tiempo de estupideces, Carin no esta en venta, nadie puede competir por ella…—declaró Hades furioso.

—Tranquilo hermano ¿que tiene de malo?—le preguntó Denise confundido.

De pronto, Carin se puso a llorar de la nada dejándolos a ambos extrañados.

—¿Se irán? ¿Van a dejarme? Bua….no quiero….—Carin lloraba desconsolada y Hades se volvió hacia ella para tranquilizarla.

—Creí que ya lo sabía…—dijo Denise al verla tan triste.

—No, sus padres se lo dirían en unos días.—le dijo Hades lanzándole una mirada fría y añadió.—escucha Carin, solo serán unos años, el tiempo pasará rápido, cuando menos lo pienses ya habremos vuelto.

—Pero los voy a extrañar mucho… ¿por que no puedo ir con ustedes? Me portaré bien, no morderé a nadie, lo prometo.—balbuceaba Carin entre lagrimas.

—Te escribiremos todos los días, o cuando tengamos la oportunidad de hacerlo, te contaremos nuestras aventuras y tu harás lo mismo, además te traeremos muchos regalos, ya veras que regresaremos tan rápido como un pestañeo.—le dijo Denise culpable por haberla hecho llorar así.

Al final, Una de las sirvientas percibió la situación y la tomó en brazos para llevársela a su madre, pues ya era hora de que fuera a la cama.

—No se preocupen altezas, yo me haré cargo de ella, la llevaré con su madre.

La sirvienta se llevó a Carin con ella y ambos príncipes se quedaron inquietos, mientras la veían llevársela.

—No recuerdo haber visto a esa sirvienta.—declaró Hades pensativo.

—Yo tampoco…—dijo Denise intranquilo.

—¡Vamos!—los príncipes fueron corriendo en busca de la misteriosa mujer, pensando que se trataba de un peligro para la pequeña Carin.

Mientras tanto, aquella sirvienta dejó su forma de mujer y en su lugar quedó un hermoso hombre de cabellos platinados, se trataba de Azazel, el arcángel de la guerra quién había adquirido uno de los brazaletes de Teldrazil con el que podía cambiar de forma y abrazó fuertemente a Carin.

—¿Quién es usted?—le preguntó impactada al ver sus preciosas alas.

—No tengas miedo, soy tu amigo, no te haré daño.

—¿Por que tiene alas? ¿Es un ángel? Mi mamá dice que nunca debo hablar con uno.

—Yo soy diferente, yo te protejo, veme como un ángel de la guarda ¿estás feliz aquí? ¿Te tratan bien? ¿Por que llorabas?

—Mis amigos irán dejo y me van a dejar sola…—dijo Carin entre pucheros.

—No, no estarás sola, te visitaré cada que tenga la posibilidad, lamentablemente no puedo…—-Azazel fue interrumpido por los golpeteos de Hades y Denise a la puerta, golpeaban con todas sus fuerzas para abrirla.

—¡No te atrevas a tocarla! ¡No eres sirvienta de este castillo! ¡Da la cara!—gritaba Hades enérgico.

—¡Ayuda! ¡Abran la puerta! —gritó Denise para que les ayudaran a sacar a Carin y a la supuesta sirvienta de ese cuarto.

—No puedo quedarme por más tiempo, pero diles que era tu ángel de la guarda, especialmente a tus padres, ellos sabrán quién soy.—Azazel se fue dandole un beso en la frente a Carin y Hades logró abrir la puerta aunque se lastimó el hombro.




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