Salomon no podía creer que lo hubieran admitido como un aspirante a cazador, estaba tan agradecido y comprometido con su objetivo que se esforzó el doble para poder compensar sus faltas físicas, guardó en su corazón aquel consejo del joven guerrero de ojos azules “Que tus desventajas se conviertan en tus fortalezas”
Salomon era muy bueno con los animales, podía decirse que tenía un don para que ellos se acercaran a él y se sintieran cómodos.
—¿Que haces abuelo?—le preguntaron algunos de sus compañeros que lo veían hablar con un caballo.
Durante los ratos que no estaban entrenando peleando cuerpo a cuerpo, debían hacer labores de carpintería, cargar bultos, asear las caballerizas, los establos y limpiar los desechos de estos animales y bañarlos, ya que los caballos eran la mano derecha de sus cazadores.
—Se supone que debes cepillarlos, no contarles tu vida.—le dijo uno de manera despectiva.
—Creo que el señor Reynar no se fijó mucho en su demencia senil jajaja.
—Mejor dinos que tanto le dices a ese caballo ¿quieres que él también te tenga compasión? Jajaja.
—¿Que tiene de malo tratar bien a los animales? Ellos necesitan escucharnos de vez en cuando.—externó Salomon con seriedad.
—¡Pff! Jajaja ¿Que?
—Necesitan escuchar que son valiosos para nosotros y recompensarlos por los servicios que nos prestan.
—Solo es una bestia de carga, somos superiores a ellos, estamos en la cabeza de la cadena alimenticia, los animales no piensan, no sientes, son estúpidos, las palabras amables no les sirven ¿quieres saber que les hace más efecto para obedecer sin rodeos?—le preguntó aquel aspirante llamado Ross quién iba acompañado de cuatro compañeros más.
Ross sacó un palo y los ojos de Salomon se abrieron de golpe he inmediatamente se puso delante de él para protegerlo.
—¿Que es lo que quieren? Váyanse y déjenos en paz, casi termino con el.
—Hazte aun lado anciano, oye moleremos a palos a ti.—expresó Ross decidido a cometer su canallada.
—No lo haré, si se acercan a este caballo se las verán conmigo.—dijo Salomon decidido y frunció el ceño clavándoles la mirada.
—Jajaja…—Ross se dio la espalda sonriente y rápidamente se volvió hacia Salomon y lo golpeó con el palo, entre los cuatro aprendices le dieron una paliza, dejándolo inconsciente.
El caballo hizo mucho ruido y relinchó avisando que algo no estaba bien, los agresores salieron corriendo para no ser descubiertos.
—¿Que esta pasando?—preguntó Sasha desconcertada porque ella se encontraba cerca de las caballerizas junto a Booky revisando que los aprendices estuvieran cumpliendo bien con su orden de limpiar y cepillar a los caballos.
Al momento de escuchar que aquel caballo no dejaba de relinchar, Booky se puso en marcha para asegurarse de que estuviera bien.
—¡Yo me encargo!—Booky salió corriendo y Sasha fue detrás de él y al momento de entrar se encontró con Salomon lleno de sangre, tendido al costado de aquel caballo que le lamía las mejillas para despertarlo.
—¿Esta todo bien?—le preguntó Sasha quién acababa de entrar y al momento de ver al novato inconsciente se quedó perpleja y añadió ¿esta vivo?
—Le dieron una paliza, debemos reportar el incidente al señor Alejandro.—exclamó Booky mientras se lo llevaba en brazos.
—Malditos abusivos, llévalo a la enfermería, me encargaré de averiguar quién lo hizo y verán lo que le pasa a los cobardes como Elos.—externó Sasha enardecida.
Salomon fue llevado a revisión medica y esperaba que Ginebra pudiera ayudarlo para que se recuperara pronto y pudiera revelar la identidad de los culpables, mientras tanto, Alejandro fue avisado de lo ocurrido por uno de los cazadores encargados de la mensajería.
—Así que decidiste poner a un hombre de mediana edad como aspirante a cazador ¿Cual es su nombre?—le preguntó Alejandro a su hijo mientras hacia aun lado unas solicitudes de trabajo donde eran requeridos sus guerreros.
—Se que no es común que hombres de esa edad se inscriban al entrenamiento, mucho menos que sean aceptados, pero Salomon destaca por sobre toda su generación, es apasionado, valiente, humilde y además tiene un buen corazón.—le respondió Reynar con seguridad.
—¿Crees que se necesita un buen corazón para la guerra? ¿Que hay de al fuerza?
—Tu me enseñaste que para ser un buen guerrero la fuerza física no era la más esencial a la hora de enfrentar grandes batallas, se necesita un espíritu inquebrantable para no ceder, un corazón noble para distinguir entre la conveniencia personal y la verdadera justicia ¿de que sirve la fuerza física si no se posee lo más importante?
Alejandro sonrió lleno de satisfacción al escuchar a su hijo y le dijo lleno de orgullo:
—Veo que te he enseñado bien, estas son las pequeñas cosas que me convencen más de que tu eres quién debe ocupar mi lugar cuando me retire del liderazgo de nuestro pueblo, me agrada tu manera de discernir las cosas hijo, me reflejas un espíritu sabio y justo.
—Gracias papá.
—¡Mi señor!—se escuchó detrás de la puerta mientras un llamado insistente los interrumpía.
—¿Que sucede Felix?—le preguntó Alejandro extrañado, no solían interrumpirlo a no ser que se tratara de algo realmente importante
—Mi señor, mis compañeros encontraron al aprendiz Salomon inconsciente en los establos, necesitan que la señora Ginebra pueda curarlo, esta en una situación critica.
—¿Qué?—Reynar se puso de pie inmediatamente y miró a su padre desconcertado.
—Ve por tu madre y llévala a donde se encuentra el aprendiz, los veo allá.—externó Alejandro mientras se ponía de pie, tenía el ceño fruncido y agarró su abrigo y se fue.
—Si papá.
Efectivamente Salomon tenía el cuerpo molido a golpes, el brazo derecho estaba roto y un hueso se le salía del pie, tenía fracturas en las costillas, cuatro dedos y la cara deformada, al verlo Alejandro se puso muy serio.