Mi amante, el príncipe de jade.

consecuencias.

 

Felix y sus amigos fueron encontrados por Sasha y Booky quienes los hallaron tratando de intimidar a otro de sus compañeros más jovenes, un aspirante de dieciséis años quién tenían a acorralado para darle una paliza, la razón fue que el muchacho se negó a limpiar las caballerizas que a ellos les tocaban.

—Tu decides enclenque, o nos ayudas a terminar nuestros deberes o te rompemos los dedos de las manos, es tu decisión mocoso, acabamos de medio matar al abuelo, nuestras ropas están manchadas con su sangre ¿acaso no la vez?—le dijo feliz acercándose a él para intimidarlo.

—Parece que no valora sus dedos jajaja, vamos arrancaremos de una maldita vez.—dijo uno de los acompañantes de Felix y el joven aterrado tragó saliva, lleno de angustia.

—Sujétenlo.—ordenó Felix y justo cuando sus secuaces se disponían a echarle mano,  Sasha les salió al encuentro.

—Así que ustedes son las ratas que están fastidiando al resto de aspirantes, dense la vuelta parasitos.—les ordenó Sasha con voz fuerte y Felix y sus amigos apretaron los dientes.

—Nos descubrió.—pensó Felix con nerviosismo y lanzándoles una mirada sigilosa y mal intencionada a sus amigos, añadió.—Es una pena que haya visto esto señora, pero dudo que una dama como usted, pueda con cinco hombres de nuestro tamaño.

Le dijo Felix sonriente y la miró de arriba a bajo con lujuria.

—Ay grandote, he peleado con bestias más fuertes he intimidantes que ustedes, pero vengan a mí y déjenme divertirme un rato.

—¡Atrápenla! —gritó Felix y todos se le fueron encima.

Pero como Sasha ya se los había advertido antes, ella no era una tamícela en peligro, había peleado con monstruos peores que ellos y además había ganado, así que la pelea fue caliente, golpes, dedos rotos, en fin, Felix y sus amigos fueron humillados.

—¡Denle en la cabeza maldita sea! ¿Como es posible que esa perra nos este dando una paliza?

De pronto, una presencia intimidante se paró detrás de Felix y la piel se le puso de gallina.

—¿Como la llamaste maldito?—le preguntó una voz gruesa y áspera, cuando Felix volteó se llevó la sorpresa de que que estaba un gran sujeto fornido y azul, lleno de músculos y con un semblante furioso.

Booky lo pescó del cuello y lo arrojó contra unas tablas de madera, después lo golpeó en la boca y le tumbó los dientes del frente, cuando Felix lo vio tan enardecido, comenzó a suplicarle por su vida, sus cuatro seguidores miraban aterrados lo que Booky le hacia y Sasha intervino con firmeza para sacarlo de su enojo.

—Ya déjalo azulito, me muero de ganas por ver lo que les harán a estos malditos, seguro que el señor Alejandro les dará su merecido escarmiento.—le dijo Sasha mientras le tocaba el hombro.

—Pero te faltó al respeto, voy a arrancarle la lengua y la ardilla de una vez.—replicó Booky furioso.

—Si lo dejas en paz te voy a…—Sasha le susurró cosas al oído a Booky y a este se le abrieron los ojos de golpe y le brillaron los ojos y al instante soltó a Feliz.

—Buen chico, ahora amarrémoslos y llevémoslos ante el señor Alejandro.

—Espero que los despellejen vivos, especialmente a este.—expresó Booky fulminando a Felix con la mirada.

Una vez que se los llevaron a Alejandro, él ya se encontraba en la plaza publica, donde cualquier persona podía ser testigo de lo que le pasaba aquellos que abusaban de su poder, al verlo con ese semblante de tirano, Felix y sus amigos se sintieron muy pequeños, su actitud agresiva y pedante desapareció dejando en su lugar a un grupo de hombres sumisos y callados.

Al lado de Alejandro estaba Reynar, Ginebra, Salomon y varios hombres que fungían como guardias personales de la familia Romani.

—¿Estos hombres son los que te agredieron Salomon?—le preguntó Alejandro al aspirante a cazador y el asintió con la cabeza mirándolos fijamente.

—Si señor, fueron ellos.—respondió sin reparos.

—Dices que trataron de obligarte a cumplir el trabajo que les correspondía a ellos, querían forzarte a limpiar las caballerizas y cepillar a los caballos que tenían asignados, además de que intentaron golpear a palos al caballo que estabas cepillando y al defenderlo, terminaste recibiendo dicha paliza ¿no es así?

—Si señor, tengo entendido que llevan intimidando a los otros aspirantes un tiempo.

—Mi señor, si nos permite, encontramos a estos hombres intimidando a otro aspirante, si no hubiésemos llegado a tiempo, habría corrido la misma suerte que Salomon, ademas trataron de agredirme, pero los bastardos no contaban con mi fuerza para defenderme.—declaró Sasha con orgullo.

—Aquí esta el aprendiz al que estaban molestando señor.—le dijo Booky y este se acercó confirmando las palabras de sus superiores.

Alejandro le clavó la mirada al grupo de cobardes que encabezaba Felix y aunque trataron de defenderse, Alejandro los calló de golpe dejándolos enmudecidos.

—Señor…nosotros no…

—¡Silencio! No tienen derecho a pronunciar ninguna palabra, los hechos hablan por si solos, no tiene caso que traten de justificarse, no podrán evadir las consecuencias de sus acciones, agredir a un compañero es penado con trabajo forzado y con eso me refiero a su intención de golpear a un caballo, para un cazador, los lobos, perros, aves, caballos, osos y cualquier animal que nos preste sus servicios es considerado un compañero, familia si se cria con nuestra gente, el maltrato animal esta penado, además ustedes agredieron a su compañero Salomon de gravedad, si mi esposa no hubiese llegado, él habría muerto, tenía huesos rotos, el rostro desfigurado, ustedes son unos cobardes, no tienen honor, ni sentido de justicia, no están capacitados para convertirse en cazadores.

—¡Pero señor!—Felix se puso de píe, pues estaba de rodillas ante él y corrió a rogarle que tuviera misericordia, pero Alejandro le dio una patada en el rostro, odiaba que lo interrumpiera cuando estaba hablando.




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