Mi amante, el príncipe de jade.

A la espera.

 

Vinland era el nombre de mi siguiente víctima, un lobo demoniaco que debía ser arrancado de raíz para que mi señor pudiera ver un mundo de justicia y nuestro sueño de que la maldad desapareciera de este mundo se hiciera realidad, pero en el momento en el que pronuncio su nombre, sentí algo extraño en mi corazón, me dio mucha tristeza, me sentí llena de añoranzas que no podía alcanzar, esta sola en medio de la noche, con la lluvia empapando mis hombros, den¿bajo de ese gran árbol esperando que el sol me calentara, no podía volver al cuarto cielo por que mis manso estaban sucias, extrañaba a mi señor y me sentía patética por añorarlo tanto.

La lluvia no se detenía, Beel se frotaba las manos para calentarse y su boca sacaba humo, estaba abriéndose debajo de un árbol, pero aun así se mojaba.

—Ya debería estar acostumbrada al frío…pero me estoy congelando.

Beel se comenzó a sentirse triste, odiaba la soledad, pero no tanto como haber perdido todos sus recuerdos, era quién Teldrasil le había hecho creer, pero se tenía estafada, sabía que había muchas preguntas que ni él podía responder.

—Deja de preguntarte cosas sin sentido, esto es para lo que me preparó mi señor, mi destino es maravilloso, yo despejaré el camino para que sus pies puedan pisar una senda libre de maldad, no estoy sola, él esta conmigo aunque no pueda verlo…me aferre a eso para no caer en la duda.—se dijo Beel mientras se abrazaba así misma.

El frío no la dejaba dormir y cuando la niebla comenzó a subir, Azazel se hizo presente y la cubría con sus alas.

—¿Mamá?—exclamó Beel entre dormida y Azazel se conmovió profundamente.

Detestaba la crueldad de la que era víctima y a las cosas horribles a las que la orillaría su hermano, él tenía un fetiche con Beel, era su muñeca, su posesión de más alto valor, ¿Teldrasil estaba loco? realmente la detestaba, debía odiarla para hacerle todo esto, separarla de su familia, secuestrarla y robarle sus recuerdos, era un monstruo que decía estimarla.

—¿Señor Azazel? ¿Que hace aquí? ¿Mi señor se encuentra bien?—le preguntó Beel confundida.

—Tu tintineo de dientes me trajo a ti, no puedes dormir a la intemperie.

—Soy un demonio, yo no me enfermo.

—Aun así, no debes estar así.—le dijo Azazel mientras la cubría con sus alas.

—No tengo dinero ¿a donde podría ir?

—Acabo de poner una bolsa con oro en tu bolso, te servirá para dormir en lugares cómodos.

—¿No cree que la gente huya de mí al ver mis ojos y mi cabello? Pensaba convertirme en serpiente y dormir en alguna cueva por las noches.

—¿Por que estas tan negativa?

—Lo lamento, es que…me sigo preguntando si hay algo mal en mí, no recuerdo nada de mi pasado, lo único que se, es lo que el señor Teldrasil me ha contado, pero se siente tan extraño, es como si me contara una historia que jamás he vivido, siento que mi vida es ajena, no se como explicarlo, aveces siento que no pertenezco a ningún lado.

—Beel…tu…

Beel lo miró fijamente esperando que Azazel terminara de hablar, pero se detuvo con una expresión de desanimo, sabía que contarle la verdad no cambiaría los planes de Teldrasil, ya que ella jamás le creería y ella se podría volver contra él, perdiéndolo como su único aliado en el cielo, al menos es lo que temía, Azazel seguía buscando la manera de que ella no sufriera demasiado.

Azazel notó que Beel estaba temblando de frío así que usó su poder para secar su ropa, puso su mano sobre su hombro y la inundo de calor.

—Ay que calientito…muchas gracias.—le dijo Beel sonriente.

—Vamos, te buscare un lugar para descansar.

—No, quédese conmigo esta noche, le prometo que no lo molestaré otra vez, es mi primer noche lejos del paraíso, me haría bien la compañía de mi maestro.

—Beel, soy un hombre y tu una…mujer…

Beel se quedó dormida acurrucada bajo las cálidas alas de Azazel y este veló por su sueño toda la noche.

Mientras el sol salía, Azazel se dio cuenta que su luz iluminaba el rostro de Beel y se quedó admirándola por un momento.

—Por favor no mates a Vinland, te arrepentirás toda la vida si lo haces.—le dijo mientras acariciaba su mejilla.

Por otro lado, se celebraba una gran fiesta de bienvenida en el castillo principal del imperio vampírico, el cual se encontraba entre las montañas de Cronther para recibir con jubilo al príncipe heredero Aspen de Romani , quien se había ausentado para su formación como futuro heredero del imperio, se rumoraba que el hijo mayor del rey de todo, era tan hermoso que era peligroso mirarlo fijamente, por que no podrías soportar tanta belleza, decían que sus ojos eran hechizantes gemas verdes que dominaban el alma de quienes lo miraban sin cuidado.

Todo el reino esta ansioso de recibirlo, estaba orgullosos de él y lo esperaban con ansias.

—No puedo creer que por fin tendremos a Aspen de regreso, espere tanto por este momento.—exclamó Lía emocionada, quería que todo saliera perfecto.

—Mi nieto debe ser todo un hombre, la ultima vez que lo vi, apenas si me llegaba a las rodillas.—externó Beatriz quien también estaba emocionada.

—Ahora debe ser tan alto como su padre, muero de ganas por abrazarlo, estar lejos de él fue una tortura.

—¿Leonardo esta con su majestad? No lo he visto en todo el día.

—Están preparando todo para recibirlo, Valeska esta que no cabe de la emoción.

—Me imagino, pronto será el debut de Minerva y las otras princesas de los otros reinos, Aspen tiene que ser presentado ante la sociedad como el heredero del rey antes de que las señoritas hagan su entrada estelar, todas deben desear que el príncipe las escoja, la juventud y su drama romántica.

—Ya habrá tiempo d pensar en una esposa para mi hijo mayor, por ahora, será solo para su madre.—le dijo Lía sonriendo.

—Vaya, serás una suegra difícil ¿he? Jaja.

—Solo quiero a una buena mujer para Aspen, una que lo ame a pesar de todo.




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