Mi amante, el príncipe de jade.

Royalty

 

La realeza había recibido a sus príncipes y el mundo estaba festejando una gran celebración, cada reino se sentía orgulloso de tener de vuelta a sus herederos, el imperio vampírico no era el único que se deleitaba en el regreso de su vástago, el reino del inframundo también tenía de vuelta a Hades y a Denise, los niños que dejaron el castillo ya no estaban, en su lugar quedaban dos hombres de aspecto deseable he intimidante, como dos habitantes del infierno, su aspecto era el de dos príncipes infernales, el rey Eira organizó una fiesta que duró siete días con los que les dio la bienvenida a sus hijos.

Al verlos se conmovió profundamente de lo mucho que habían crecido, la nostalgia no se hizo esperar, pero estaba feliz de verlos sanos y salvos, además de que ya eran unos hombres adultos.

—Hades, Denise, bienvenidos a casa, esperamos ansiosos su regreso.—les dijo Eira mirándolo complacido.

—Es un gozo tenerlos de vuelta hijos nuestros.—exclamó Medea y extendieron los brazos para acogerlos en su pecho.

—Madre, padre, me alegra verlos tan radiantes como siempre.—les dijo Denise con una sonrisa hermosa.

Él era muy parecido a su padre, era alto, de cabello negro y ondulado, ojos azules y piel pálida, parecía estar hecho d porcelana, era muy bello y aunque era un príncipe oscuro, su aura no era maliciosa, había heredado la nobleza de su padre el rey.

—Majestad, le agradezco la calidad de su recibimiento, es un placer volver a verles.—declaró Hades haciéndoles una reverencia.

Hades media casi dos metros, era muy varonil y apuesto, tenía el cabello rojizo y los ojos de un color inusual, le cambiaban de color según su emoción, aveces eran color carmesí, otras veces verdes o color ámbar. su mirada era fiera, parecía un noble de la más alta estirpe demoniaca, un señor del abismo, usaba ropas de color negro y tenía un semblante serio y sombrío.

—Son jovenes muy apuestos, las damas de la corte y las princesas de la tierra querrán casarse con ustedes jaja.—les dijo Medea al ver lo guapos que eran sus hijos.

—Sin embargo no hay urgencia en que se casen, de eso hablaremos más adelante, por lo pronto queremos saber todo acerca de sus días en las torres de Bilial.

—Sucedieron muchas cosas interesantes majestad.

—Ya no me Degas así, soy tu padre.—le dijo Eira a Hades y este sonrió.

—Por cierto ¿donde esta Carin? —preguntó Denise mientras la buscaba con la mirada.

—Esta ansiosa por volver a verlos, pero el protocolo solo permite que la realeza reciba a los príncipes a su regreso.

—Debe haber cambiado mucho ¿sigue convirtiéndose en loba?—preguntó Denise insistente por saber de ella.

—Muy a menudo jeje.—respondió Eira con una sonrisa nerviosa.

Hades se mantuvo serio ante el tema, no preguntó por ella, no quería involucrarse para nada, estaba decidido a limpiar su nombre, no permitiría que nadie lo conociera como el hijo del traidor, él nació para ser rey y no dejaría que ningún cariño o apego por ninguna persona lo frenara en sus planes de apoderarse de lo que le pertenecía.

Durante los primeros años de su estancia en las torres de Bilial, recibió desprecios, discriminación, humillaciones y ofensas, muchos maestros, sabios y eruditos lo odiaban por llevar la sangre de Sakdras y Pandora, lo llamaron bastardo, el príncipe ilegitimo, le recordaron una y otra vez que jamás sería párteme de los Eltsney , lo humillaron para romper su espíritu, pero jamás se doblegó, sus desprecios lo hicieron más fuerte, lo convencieron de la verdad que ya conocía, no era uno de ellos, pero podía levantarse y ser el rey que siempre estuvo destinado a ser.

Por eso se prometio no sentir nada, abandonar a ca da persona y cada recuerdo que lo pudieran frenar en su propósito, pero cuando escuchó el nombre de Carin su corazón se retorció, pero esta dispuesto a arrancárselo si este le llegaba a estorbar.

—Bienvenidos al reino infernal príncipes.—les dijeron los miembros más importantes de la corte y el banquete ya estaba cérvido para deleitarlos con lo mejor de sus comidas.

Para Carin fue muy difícil desprenderse de los niños a quienes veía como sus hermanos, la despedida le dejó un gran vacío, sin embargo, tubo que aprender a vivir sin ellos, esperando el día en el que por fin pudieran reencontrarse, Carin se convirtió un una belleza celestial, sus cabellos eran rosados y sedosos, sus ojos rojos brillaban como dos ruines a la luz del sol, blanca como las alas de un cisne, su cuerpo era una tentación al igual que al inocencia que provocaba querer corromperla, fue criada como una princesa a pesar de no serlo, tubo educación, aprendió a leer, conocía el idioma de los hombres y de las bestias, pero vivió encerrada la mayor parte de su vida por su seguridad.

Así que cuando cumplió  diecinueve años, pidió de regalo salir al mundo humano ara conocer los bosques de los que tanto le hablaban sus padres, Vinland le prometió que después de que los príncipes regresaran ellos viajarían juntos al mundo humano y correrían en su forma lobuna por los hermosos bosques de Virdron, esto emocionó mucho a Carin, quería que el tiempo se pasar rápido y al mismo tiempo estaba muy nerviosa y emocionada de volver a ver a sus amigos.

—¿Y si no quieren verme? Nunca me mandaron una carta, yo les escribo todos los días, pero jamás respondieron…—exclamó Carin con tristeza.

—Probablemente no tenían permitido mandar ninguna de vuelta, debió ser una regla del lugar donde estaban ¿como no querían verte si eres como su hermana?—Lilith la estaba peinando, le hizo una trenza adornándose con flores.

—¿Y si no soy de su agrado? No soy de la realeza, antes estábamos todo el tiempo juntos, ¿pero que tal si ya no les permiten hablarme?

—¿por que te sientes tan insegura? Eres una mujer hermosa, amable y de buen corazón, hace unos días estaba que te volvías loca por que llegara el día y ahora me dices todo esto ¿quien te metió todas esas dudas en ale cabeza?




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