Mi amante, el príncipe de jade.

La piel de la loba.

—¿Tu señor?—Lilith calló en cuenta de que Beel estaba siendo manipulada por él, esta sería una pelea difícil dado que no quería lastimarla.

Todo era tan confuso, Teldrasil tenía puesta la piel de Vinland, su cuerpo inerte estaba tendido y desmembrado, pero ¿realmente estaba muerto? Esto era tan incierto…

—¿Vinland? ¡Vinland! ¿Donde estás? ¡Ya puedes deshacer tu espejismo! ¡Ya estoy aquí!— exclamaba Lilith con desesperación mientras miraba a todas partes.

El corazón de la loba latía lleno de angustia ¿por que no podía sentir a su amado? ¿Por que la desesperanza la estaba abrazando?

—Vinland…¿por que no puedo sentirte? ¿Donde estás mi vida?

La ansiedad se apoderó de Lilith provocándole un llanto ahogado y desgarrador, no había ningún hechizo, no era un espejismo, Vinland se había ido dejando este mundo, en su intento de salvar a Beel del engaño en el que se veía envuelta.

—Ahí tienes a tu esposo demonio, o al menos lo que queda de él, su piel ahora me pertenece y con lo que quede de ti, calzaré mis pies.—exclamó Teldrasil con una expresión psicópata, se deleitaba en el sufrimiento que Lilith reflejaba en su rostro.

—No… Vinland ¿por qué? Ay…no…mi vida…mi amor…¡Vinlaaaaan!—Lilith se desplomó ante los restos de Vinland, al no tener piel parecía un monstruo del averno, pero para ella, seguía siendo el amor de su vida y entonces acercó su hocico a la cabeza decapitada y la besó manchándose el pelaje blanco de su sangre.

—El era mi esposo…lo asesinaste…—Lilit desvió la mirada hacia Teldrasil, estaba llena de odio, venganza y sed de justicia y añadió entre gruñidos.—¡Pagarás por lo que le hiciste! ¡Te borraré esa maldita sonrisa de la cara! ¡Te arrancaré la piel de los huesos bastardo infeliz!

Lilth se abalanzó sobre él decidida a aniquilarlo, era una loba gigante salvaje y con sed de sangre celestial, su despecho y su ira no la dejaban razonar en la batalla, se preocupaba más en despedazar que en proteger sus signos vitales.

—¡Diente de león!—gritó Teldrasil y al instante Beel salió a su defensa.

Apenas si podía mantenerse de pie, la sangre le goteaba cayendo junto con la lluvia que la disolvía pintando ríos carmesí detrás de ella, al verla en ese estado, Lilith bajó la guardia, esa luz que la rodeaba no la estaba sanando, solo impedía que muriera más rápido.

—Beel…estás…

—Mi diente de león sería capaz de darme su vida si se lo pidiera, no existe en el mundo criatura más fiel y leal que ella, es mejor que cualquier perro guardián, mejor que cualquier feligrés, ella es devota, entregada y perfecta…—exclamó Teldrasil orgulloso de sentir que le pertenecía.

—Ya cállate imbécil…¿Que no vez que esta mal herida? ¡Se esta desangrando! ¿Como puedes sonreír con tanto descaro? ¿Que le haz hecho que no me reconoce? ¡Beel mírame! Soy yo…

—No dejaré que lastimes a mi señor…—exclamó Beel delirando por la gran perdida de sangre.

—¿No te lo dije? Ni siquiera esta cuerda y aun en su inconsciente me prioriza, es mi favorita, de toda la creación ella es mi tesoro más grande.

—¿Como puedes decir eso? ¿Vas a dejar que muera por tus absurdos caprichos? ¡Si quieres mi vida entonces tú mismo ven por ella! Deja a Beel de lado y pelea por tu propia mano…¿o acaso no puedes?

Teldrasil apretó los dientes y entonces Lilith supo lo que tenía que hacer para debilitarlo, “voy a provocarlo” se dijo en sus adentros mientras lo fulminaba con la mirada.

—No pienso pelear con mi propia hermana, te amo demasiado como para levantarte la mano Beel, no sé que te ha pasado, pero estoy segura que este maldito demonio es el culpable.

—No me insultes escoria, yo soy un ser de luz…—declaró Teldrasil apretando los dientes.

—Eres un maldito cobarde, algo le hiciste a sus recuerdos, ella no es así, es dulce, amorosa y leal…tu la separaste de su madre…de todos nosotros…creímos que estaba muerta, no tienes idea del dolor que tuvimos que llevar clavado en el corazón como una estaca y todo por tu culpa, pero estoy segura de que si acabo contigo, ella recordará todo, sé que tu mataste a Vinland…quizá no puedo revertir lo que le hiciste…pero si puedo recuperar a Beel y llevarla a casa con nosotras.

—Eso mismo dijo ese perro jaja y mira como terminó, ahora su piel me cubre la espalda jaja.

—Bastardo…¡te asesinaré!

—¡Es inutil demonio! ¡Mi espada peleará por mí hasta su ultimo suspiro!—gritó Teldrasil y así fue, Beel intervino una y otra vez, sin importar cuanto dolor estuviera sintiendo en ese momento.

—¡Beel ya basta! ¡No quiero lastimarte!

—Él es todo lo que tengo…lo protegeré con mi vida…no tengo mamá, ni hermanas, no tengo un hogar, él es todo para mí…—balbuceó Beel agotada.

—¡Eso no es verdad! ¡Mírame Beel! ¡Yo soy tu hermana!—le dijo Lilith con desesperación mientras esquivaba sus golpes.

—Yo no te conozco…no vales nada para mí.—declaró Beel mientras la miraba fijamente y el corazón de Lilith se le partió en dos.

—Mientes…si tan solo pudieras recordarnos, usarías todo tu coraje para vengarte de ese tirano, tu no eres una asesina Beel.

—Yo soy la espada que debe erradicar al mal, a todos los enemigos de mi señor…

—¡Deja de repetir eso! ¡Tu nombre no es espada o diente de león! ¡Tu eres Beel! ¡Hija de Lía, hermana de Emm! Mi familia…

— ¡Deja de confundirme!

Beel le corto el pechó a Lily y esta metió un pequeño chillido, después ella le devolvió el golpe a bel para hacerla estar en razón y la embistió golpeándole el estomago y los ojos de Beel se le pusieron en blanco por el chotee y el dolor.

—¿De verdad piensas olvidar a tus seres queridos? ¿Que debo decir para que entres en razón? ¡Emm aun esta en luto por tu ausencia! ¡Lía te sigue buscando! ¡Despierta del engañó!

Miles de recuerdos borrosos llenaron la cabeza de la santa y de nuevo el martirio comenzó, aquel sello le impedía ver con claridad, su corazón le dolía, era una tortura vivir así.




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