Inconcebible.

No fue una sorpresa encontrarse con ambos reinos unidos por una sola causa, no era la primera vez que compartían la misma pena, Hades observó a su tío mientras el dolor lo consumía, aferrado a la reina de cabellos de fuego como los suyos, había un silencio sepulcral en aquel bosque, ni si quiera las aves se atrevían a cantar.

Hades tenía presencia, a pesar de que muchos lo desprecian por ser considerado un bastardo, reconocían su capacidad de liderazgo, incluso más notable que la de Denise, quién no tenía el coraje y la dureza para dirigir a un pueblo tan fuerte, al menos eso es lo que creían algunos.

Hades era muy varonil, hermoso y de un semblante duro, parecía que no sabía sonreír, siempre estaba erguido, con el mentón levantado, sus ojos nunca se posaban en el suelo, tenía el cabello semi largo y la mirada felina, estaba impaciente por encontrar a Carin, pero su olfato no era tan desarrollado como el de un lobo, debía esperar a que las brujas hicieran su trabajo, especialmente la reina del mundo espiritual.

El príncipe se bajó de su dragón y lo dejó cerca de un gran árbol y caminó con pazo firme hacia donde estaban Medea, Valeska y Aspen y se colocó al lado de su tía, al sentirlo, ella le agarró la mano, entre lazando sus dedos con los suyos.

—Sabía que vendrías.—le susurró mientras se recargaba en él en busca de consuelo.

—Vine por ella…—Exclamó Hades y Medea no supuso si se refería, a Lilith o a Carin.

Medea se sintió nerviosa por que Hades aun no saludara a Valeska y a Aspen y le acarició la mano en señal de que debía saludarlos, pues en la jerarquía, el rey de todo y su descendencia estaban por encima de cualquier rey y reino, incluso muy encima de ellos.

—¿Por que te angustias tía?—le preguntó Hades mirándola de reojo.

Medea lo miró con una expresión de preocupación y pensaba dentro de si misma:

—Eres orgulloso, pero también inteligente, no provoques un disgusto en ellos…

—No soy un grosero…—le susurró Hades creando una sombrilla con su poder infernal, que los cubría a los cuatro de la lluvia.

Medea sonrió ligeramente esperando que la citación justificara la tardanza de su sobrino.

—No es el mejor momento para presentarme su alteza, pero es un placer conocerlo.—le dijo Hades a Valeska inclinándose discretamente y añadió.—larga vida al rey de todo y su heredar.

—Hades Eltzney, segundo príncipe del reino del inframundo, la lluvia no es una molestia, sin embargo el detalle se aprecia.—-le dijo Valeska y su presencia le llamó la atención , su aura tenía oscuridad, pero una oscuridad indecisa, una lucha entre el bien y el mal y de eso él conocía muy bien.

—Esperaba ver al heredero del imperio de tu tío, pero su presencia no esta por ningún lado, debe ser muy obediente, conociendo a tu rey, debió negarles la salida a nuestro mundo, sin embargo tu estás aquí ¿eres valiente o necio?

—Responsable señor, Lilith fue una amiga de mi familia, además su hija esta perdida, no puedo quedarme de brazos cruzados, con corona o no, con titulo o no, mi deber es buscarla, aun si me niegan un permiso ¿que clase de hombre sería si voy en contra de mis principios? —le respondió Hades con convicción y Valeska sonrió de lado, le gustó su respuesta.

—Bien dicho muchacho.

Medea se quedó callada, indirectamente su hijo había sido insultado, pero no podía decir nada, apretó los labios tratando de comprender la situación.

Aspen miró de reojo a Hades, era evidente que a su padre le había caído bien, cosa que era muy raro en él, ya que Valeska era frío, grosero y orgulloso con casi todas las personas que lo rodeaban, pero para él, ese semi príncipe no era gran cosa.

Por otro lado, Lía y Eira estaba juntos sosteniendo los restos de sus amigos y entre lagrimas y desolación, Lía dio sus ultimas palabras a sus seres queridos.

—Vinland…amigo mío, consejero sabio y fiel, haberte tenido como familiar fue un gozo enrome para mí, arriesgaste tu vida en la gran batalla sin importar que te enfrentabas a un dios más fuerte que tu, jamás agachaste la cabeza, nunca retrocediste, te mantuviste firme en tu puesto y gracias a ti, salvamos este universo, mi corazón jamás te olvidará, el infierno no guardará tu alma por que fuiste bueno en esta tierra, enmendaste tus pecados viviendo por el bien de otros, tu corazón era puro y amable, fuiste un padre amoroso y un compañero único….—La reina hizo una gran pausa y sollozó desbordando toda su pena.—Lilith…..mi Lilith…

Al escucharla, Medea sintió un nudo en la garganta y no pudo evitar llorar mientras se tapaba la boca, Hades la acercó a él y la cubrió con su capa para que llorara cómodamente, todos estaban en silencio, solo el llanto era escuchado y entonces la reina continuó:

—Tu eras mi corazón…fuiste como una madre cuando me encontraba sola y perdida en lo profundo del inframundo, nunca imaginé perderte de esta forma…mi amada loba blanca ¿que voy hacer sin ti? ¿Por que? ¿Quien fue el monstruo que te arrebató la vida amiga mía? ¡Lilith! ¡Dijiste que nunca me abandonarías! ¿Donde estás ahora? Sostengo tus restos fríos y no huelen a ti….quiero volver a sentir tu pelaje cálido y acurrucarme en el cuando este triste o tengas un mal día, ahora nadie puede consolarme, me dueles igual que la muerte de diez hijos…ni siquiera pudimos despedirnos…mi alma te añora madre mía….nuestra familia llora sus muertes Vinland y Lilith, Eira y yo nos hemos rasgado las ropas de dolor…

Emm se estaba muriendo por dentro ¿de verdad Vinland y Lilith estaban muertos? ¿Esos restos eran suyos? Su corazón se negaba a creerlo, pero su mente no refutaba ante las pruebas, estaba ahí parado, completamente empapado, juraba que estaba haciendo todo lo posible por no llorar, por no derramar una sola lagrima, ya era suficiente con el dolor de Lía y Eira, pero no pudo, su corazón se partió en mil pedazos y aunque no lloró, por dentro la serpiente negra estaba rota.

—¿Debería empezar con la revelación del asesino? —le preguntó Beatriz con seriedad y añadió.—los muertos nos pueden decir que pasó realmente y travez de ellos puedo ver el rostro del maldito que les arrebató la vida.