Los cielos recibieron dos noticias impactantes, el arcángel del buen juicio había sido asaltado en sus aposentos por el hijo de la tiran a quién llamaban reina y aunque el paraíso estaba vuelto loco por lo sucedido, la noticia de que el remplazo de Maori había llegado, los dejó a todos con un sabor menos amargo en al boca, los siete cielos se iluminaron con el nacimiento de su nuevo hermano, aun no conocían el sexo de aquella criatura, pues era revelado en el momento que la esfera de luz bajaba con el ángel y lo posaba entre las nubes, una vez que terminaba ese espectáculo visual, comenzaba la vida para aquel ser de luz.
Los ángeles nacían como adultos, no tenían las etapas de un ser humano, ellos eran creados con la mente y el cuerpo de un adulto funcional, así que Sent, Sephora y Teldrasil se presentaron al nacimiento del nuevo miembro de la familia, aun a pesar de los malos momentos que recientemente habían atravesado, entonces la esfera de luz bajó sublime y con calma hasta el lago de cristal donde se encontraba una mesa de mármol brillante y ahí se posó la esfera dejando al nuevo arcángel arrodillado ahí, como había tanta luz, Teldrasil y sus hermanos no podían apreciar bien la silueta y entonces la verdad fue expuesta dejando a la vista a una hermosa criatura de cabellos color lila.
Se trataba de una hembra celestial, la nueva regente de la fertilidad era una mujer de apariencia sublime, su rostro angelical dejó ver una sonrisa tierna , tenía el cabello corto hasta los hombros y su piel era como la porcelana más fina y al momento se puso de pie y movió sus alas sobre volando el lago y una vez que aterrizo en las blancas arenas del lago, se inclinó ligeramente para saludar a sus hermanos.
—Mi nombre es Albafica, soy el arcángel de la fertilidad y la guardiana de los recién nacidos, es un placer por fin conocerlos.—les dijo la bella criatura con un encanto único y femenino.
—El placer es nuestro querida hermana, nos regocijamos en tu nacimiento.—le respondió Teldrasil con una sonrisa que aprecia fingida.
—Nos alegra tener a una hembra entre nosotros, la presencia de una diosa nos alegrará los días.—exclamó Sent mientras le daba un beso en la mejilla.
—Bienvenida al paraíso Albafica hermana nuestra.—añadió Sephora con su aura oscura.
—Oh, hermanos míos, me siento privilegiada de al fin conocerlos, especialmente a ti Teldrasil, lamento por lo que ese príncipe infernal te hizo pasar.—le dijo Albafica mientras le acariciaba el rostro, observando a que la herida que Aspen le había infringido.
Albafica había nacido con toda la información del arcángel que estaba sustituyendo, esta al tanto de las acciones de Maori y la reencarnación de ella misma como Carin, ella tenía la idea de mejorar las acciones de su antecesora y superarla en todo, era igual a sus hermanos, creyendo que los titanes debían ser erradicados.
—No te preocupes por eso, él tendrá su castigo, el pecado debe ser aniquilado desde la raíz, pero su maldad parece ser difícil de exterminar.—expresó Teldrasil alejándose de ella.
—El bien siempre vencerá al mal querido hermano, de eso no hay duda.
—Vengan, démosle la bienvenida a nuestra nueva hermana con un banquete.—propuso Teldrasil con elegancia, parecía que lo sucedido lo había dejado a tras muy rápido, sin embargo, solo estaba siendo político, odiaba mostrarse débil ante los demás.
—¿No vamos a esperar a Azazel? Parece que aun no se desocupa de sus deberes.—le preguntó Sephora con seriedad.
—Es su culpa por no estar aquí antes, siempre se obsesiona con el trabajo, quizá es por que el mundo en el que vivimos esta lleno de guerra y pobreza, un ambiente perfecto para él.—declaró Teldrasil mientras se adelantaba, Albafica lo siguió y después Set se incorporó, dejando a Sephora detrás.
—Así que simplemente remplazamos a Maori…no somos indispensables…me pregunto si realmente sabemos lo que significa hermandad.—se dijo Sephora en sus adentros y se fue.
Sephora no concebía que de la anda sus hermanos hubieran hecho aun lado la memoria de Mori, es verdad que él la señaló muchas veces y juzgó sus acciones, pero ahora veía las cosas diferentes y creía que no era la traidora que Sent y Teldrasl creían, pues actuar impulsados por el amor, nunca debía ser un pecado.
Por otro lado, habían pasado varios días desde la muerte de Vinland y Lilith, tres días para ser exactos, la desesperación crecía en los corazones de nuestros amigos al ver que no hallaban una pista del paradero de Carin, cada vez que creían que estaban cerca de encontrarla, terminaban igual de perdidos que al principio, al final se redujo el grupo de rescate, quedando solamente Hades y sus hombres, Leonardo, Beatriz, Babani y Almond.
Calipso y Galadriel se fueron en busca de Emm para traerlo de vuelta por ordenes de Valeska, quién lo amenazaba diciendo que si Lía sufría un día más por su partida, lo encerraría de por vida en el calabozo, así que su misión era traerlo lo antes posible, pero sabían que sería difícil traerlo con ellos, ya que Emm estaba decidido a encontrar a su hermana aunque le costara la vida.
El príncipe Aspen había dejado el paraíso, satisfecho por las humillaciones que le había hecho pasar a Teldrasil, algo en él había despertado, la satisfacción del sufrimiento ajeno, el poder de la superioridad y su lucha constante con el bien y el mal, le habían dejando algo en claro, dejarse llevar por su oscuridad era realmente placentero, sus impulsos malignos eran irresistibles, esto era algo que tarde o temprano tenía que suceder, todo Romani esta condenado a sumergirse en su propia maldad, ellos podían decidir en donde querrán permanecer, pero eran villanos por naturaleza y Aspen no tenía ningún problema con ser perverso, tubo en sus manos al enemigo de su familia, pero él estaba convencido de que Teldrasil debía sufrir mucho más, no tubo misericordia de él creyendo que algún día tendría redención, solo guardó su juguete para jugar con el después.