Mi amante, el príncipe de jade.

Impulsos de amor

La atención entre ellos era cada vez más insoportable, incluso Galadriel había pensado hablar con Beatriz para que ya no lo pusieran junto a Calipso, pues creía que lo detestaba.

—Ya quita esa cara, te prometo que regresando hablaré con la general y le pediré que no vuelva asignarnos a una misión juntos otra vez, te evitaré el desagrado de compartir más tiempo conmigo del que eres capaz de soportar.—le dijo Galadriel con seriedad y añadió.—Aunque para ser sincero, me encanaría saber por que me detestas tanto ¿que te hice? ¿Es solo por que soy un elfo? ¿Si me tranco las orejas te sentirías mejor? Se me hace absurdo que después de tantos años sirviendo juntos, te siga cayendo tan mal.

—No te creas tan importante ¿Que pensaría el rey si supiera que tienes esos encuentros con la princesa? ¿Crees que te creería cuando le expliques que solo hablan de cosas triviales? No confío en esa mosca muerta, debajo de todo ese maquillaje y esa paz inquebrantable, existe una arpía que espera hacer su nido en el imperio vampírico ¿acaso ya olvidaste lo que trató de hacer la muy sin vergüenza? ¿Crees que desistirá y se conformará con ser una simple gobernadora? Ja, ella nació para gobernar y dentro de su corazón maldice a nuestros imperio por haberle arrebatado la corona, me preocupa que tu seas parte de eso.—le dijo Calipso sin censura.

Galadriel se quedó a tras mientras ella seguía caminando, la lluvia se había dejado caer con fuerza empapándolos completamente y ella seguía hablando.

—No dejaré de resentirme contigo hasta que no me digas la verdad y aceptes una de estas teorías, o eres un traidor que conspira contra nuestro reino o eres su amante, el que calla otorga, tu silencio me dará la razón en esto.

—¿Y si te dijera que es mi amante que harías?—le increpó Galadriel haciendo que Calipso volteara hacia él y se detuviera.

—¿Qué?

—¡Y si te digo que es mi amante que!

Los ojos de calipso se abrieron de par en par y su cara cambio de expresión, se dio la vuelta y siguió caminando.

—Ya lo sabía, no tienes buenos gustos.

Galadriel estaba cansado de todo esto, así que la alcanzó y la jaló del brazo girándola hacia él.

—No…ya no pienso callarme esto.

—¡Suéltame!—le dijo Calipso con los ojos llenos de lagrimas y entonces Galadriel se quedó frío.

—Calipso…¿por que lloras?

—¡Que te importa! Solo déjame en paz…—exclamó ella tratando de contener su llanto.

—¿Es por que te dije que soy amante de Silfi?

—¡Si! ¡ me gustas! ¡Siempre me haz gustado! Maldita sea…. ¿Feliz? ¡Ya lo descubriste! ¡Estoy celosa!¿cual es el problema? Ahora déjame en paz…no pienso competir con ella ¿entendiste? Sé que ningún chico se fijaría en un zombi, ella es hermosa, esta viva y además puede tener cientos de hijos, es de sangre noble y aunque es una bastarda…es igual a ti, es de tu misma especie y yo solo soy yo, una asquerosa bruja nigromante.

—¿Yo te gusto?—le preguntó Galadriel con los ojos bien abiertos.

—Si te atreves a burlarte de mi te mataré….—le dijo Calipso con lagrimas en los ojos.

Galadriel se acercó a ella y la tiró al suelo mientras se le subía encima.

—¿Que haces enfermo?—le preguntó Calipso sorprendida.

—Esta es al única manera en la que puedo decírtelo todo sin que intentes golpearme o arrojarme algún hechizo, así que me veo en la necesidad de inmovilizarte, si te atreves abrir al boca te besaré.

—¿Que?

—Silfi no es mi amante, aun que es todo lo que tu dices, hermosa, delicada, femenina y de la realeza, simplemente le falta lo más importante, ella no eres tu…, tu también me gustas, me enamoré de ti desde hace tanto tiempo que desde entonces vivo en agonía tratando de ocultar todo esto, buscando desesperadamente alguna señal que me indique que tu también sientes lo mismo, hasta ahora solo recibía rechazos de tu parte y te confieso que me moría de pena por tu culpa, pero ahora que me haz dicho que sientes lo mismo que yo…no pienso dejarte ir.

Esta era la primera vez que Calipso veía tanto ímpetu en Galadriel ¿desde cuando era tan varonil? ¿Por que se sentía completamente desarmada y al mismo tiempo no quería perder esa vista? Estaba tan cerca que estaba dispuesta a rendirse por completo.

—Soy un zombi…—susurró Calipso completamente rendida ante él.

—No lo eres, tu aroma no es el de un zombi, tu piel es fresca, pero suave, no heles a carne muerta, si no a flores del campo, tu cuello es elegante y delgado y fantaseo mucho imaginando que lo beso en repetidas ocaciones. Me encanta que tengas el cabello corto, por que así puedo ver tus clavículas desnudas, amo la forma de tus ojos almendrados y la malicia con la que miran, hasta me gusta tu mal humor, creo que me vuelve loco tu carácter fuerte y rebelde, amo que seas más pequeña que yo y que tu cintura sea tan estrecha, amo que tu busto sea mediano y no demasiado exagerado, pero me encantan tus caderas y tus piernas perfectamente equilibradas, me gusta el color de tu piel me gusta que seas una bruja poderosa, que seas mandona y quejumbrosa, si te dijera todo lo que me gusta de ti se nos haría de noche y pasarían los días y yo apenas estaría empezando, eres preciosa y muy sexy, no quiero estar con Silvi ni con ninguna otra mujer que no seas tu.

Calipso no tubo ningún argumento, el corazón le latía con tal fuerza que sentía que se moría, su cara estaba caliente y sus mejillas sonrojadas, los ojos le brillaban tanto que parecían dos luceros.

—Así que sin tu permiso te voy a besar.

Galadriel y Calipso se besaron apasionadamente dejándose llevar como dos adolescentes enamorados que se deseaban el uno al otro con locura.

—¿y que somos ahora?—le preguntó ella sin aliento.

—Quiero que hoy seas mi novia y mañana mi esposa.

—Eso es imposible, estamos en medio d una misión.

—Pues entonces se mi prometida y digámosle a todos de regreso que vamos casarnos.

Así fue como Calipso y Galadriel por fin aceptaron sus sentimientos y se comprometieron espontáneamente, pero no todo era felicidad, Emm se encontraba más cerca de su hermana de lo que creía.




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