Mi amante, el príncipe de jade.

Deseos

Ella amaba de una manera apasionada a su lord, de todas las estrellas, él le parecía la más brillante, si bien era una experta en el arte de la seducción, sus instintos salvajes se vieron frenados en el momento en el que se lo cruzó por el camino, juraba que nunca había visto una criatura tan fascinante como él, tan bien detallada, facciones y rasgos simétricos, era un demonio de físico admirable, tanta fue la impresión de verlo, que no pudo gesticular ni una sola palabra y poco a poco, después de tantas miradas , de tantos pensamientos, Emm se hizo un espacio en su corazón, lentamente se fue apoderando de ese floreado territorio, el terreno de Alvatros que antes recibía a todo tipo de rosas y tulipanes, cerró sus puertas para hospedarlo únicamente a él, hasta que un día, Emm se convirtió en la única flor que la habitaba y así se transformó en el dueño absoluto de su corazón.

—¿Que podría hacer para que se sienta un poco mejor? Falta poco para que regrese al reino del norte, pero me gustaría despedirme de usted de la mejor manera, me encantaría prestarme para entretener su mente un rato, si tan solo me dejara…yo me esforzaría por hacerlo feliz.—le dijo Alvatros mientras lo abrazaba.

—¿Que podrías hacer para calmar mi alma? Lo he intentado todo y nada funciona.—le dijo Emm resignado y Alvatros se acercó a su oído y susurró.

—Déjeme amarlo hasta el cansancio. —Quizá no me crea, probablemente mis palabras le parezcan vacías y sin fundamento, es posible que mi mala fama ya lo haya alcanzado, “Alvatros es una hembra accesible” “Una vampiresa insaciable” “la institutriz real enseña modestia y modales a las princesas del reino, pero ella no conoce la moralidad y los limites” “Alvatros es sucia” “Alvatros no sabe amar” pero le juro por mi vida y más allá, que mi corazón es solo suyo, que todo lo que se dice de mí es verdad, lo fui, pero usted me puso freno, mi pasado no define la devoción que le tengo y desde que descubrí que mi corazón lo amaba, nunca más volví a estar con otro hombre, sin importar quién fuera o que me ofreciera, yo solo me veía de su brazo, a su lado, tan feliz como solo puedo serlo con usted.

Los ojos de Alvatros palpitaban brillantes y sinceros, parecían dos llamas ardientes que bailaban con cada palpitar de su corazón, ella lo añoraba con el alma y entonces lo besó, una electricidad inexplicable le recorrió el cuerpo a Emm, más después de unos segundos, la apretó de su lado con delicadeza y firmeza al mismo tiempo.

—Me he sobre pasado ¿verdad? Lo siento…ya lo suponía, no soy digna de estar con alguien como usted, mi reputación es muy mala, debería cuidarse de que la sociedad lo vea conmigo, por favor perdóneme.—Alvatros se sentía muy avergonzada por lo sucedido, sentir aquel rechazo casi le saca las lagrimas, pero esta equivocada con lo que suponía.

Emm la tomó del rostro con sus manos frías y la miró fijamente.

—Tu pasado no me interesa, debiste besarme hace mucho tiempo.

—¿Qué? —Alvatros no tubo tiempo de replicar nada, pues en un abrir y cerrar de ojos, Emm ya le había devuelto el beso, solo que d manera más salvaje y apasionada.

—Voy a tomarte la palabra, a mamé hasta el cansancio.

Emm cargó a Alvatros en sus brazos y ella enmudeció ante tanta galantería y pasó lo que tenía que pasar, esa fue la primera vez que Emm estuvo con una mujer y sería algo que siempre guardaría en su corazón.

Por otro lado, la noticia de que Lía no mejoraba ni si quiera con la magia de las brujas y hechiceros que se categorizaban como nivel avanzado, llegó hasta los últimos rincones del imperio he incluso el rumor de que la reina estaba en su lecho de muerte llegó a todas las damas en edad casadera y una gran emoción creció en el corazón de las interesadas en convertirse en emperatriz, todas tenían la esperanza de que con el paso del tiempo y la notable desmemoria de la reina, el rey optara por volver a la creación de un nuevo aren, uno del cual pudiera escoger a su nueva emperatriz.

Y por su puesto que el rumor llegó hasta el imperio elfico a oídos de su gobernadora, la princesa Silfi.

—¿Entonces la emperatriz no ha tenido ningún tipo de mejoría? ¿Dices que sigue inconsciente?

—Si mi señora, se rumora que el rey dejará pasar un lapso de seis meses para que la ley le autorice casare nuevamente.

—El rey de todo no necesita la autorización de ninguna ley, es un emperador poderoso, si él quisiera casarse de nuevo mañana, lo haría y nadie podría recriminarle nada, es así de poderoso.—exclamó Silfi con una seriedad profunda, ella estaba en el balcón que daba hacia los jardines, solía pasar tiempos de reflexión ahí.

—Sería un buen momento para que usted visitara el imperio vampírico mi señora.—le dijo uno de sus consejeros.

—No tengo autorizado salir de aquí sin una autorización firmada con el cello real, soy una prisionera con el disfraz de gobernante ¿no lo haz entendido?

—Parte del tratado firmado con el rey de todo fue que él garantizaría su bienestar siempre ¿o me equivoco?

—A menos que mi vida y mi integridad corrieran peligro, podría ser recibida como huésped en el palacio real.

—Eso podría arreglarse podemos creer el rumor de que un grupo criminal quiere su cabeza y crear un pequeño atentado en su contra, claro, cuidando su vida en todo momento, solo le daríamos un empujón eso es todo, un pequeño empujón a los brazos del rey de todo.—le dijo el consejero con una sonrisa maliciosa.

Pero Silfi no estaba tan convencida de arriesgarse de esa forma, pues había una razón por la cual pensaba dos veces el hecho de llegar a ese lugar, “el príncipe de jade” era su limitación para realizar tal hazaña, recordaba aquellos hermosos ojos brillantes que pudieron cortarle la garganta aquella vez, el solo hecho de pensar en esa noche le erizaba la piel.

—No puede desaprovechar esta oportunidad, con el estado critico he inexplicable de la reina, el puesto de emperatriz quedaría prácticamente desocupado, es cuestión de tiempo para que quede libre el trono y le recuerdo que su belleza no fue indiferente para el rey, usted no puede dejar ir esta oportunidad de oro, pues podría convertirse en reina si lo desea.




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