Mi amante, el príncipe de jade.

La bruja de la mente

Eran esos días donde la esperanza parecía haber ocultado su rostro, las probabilidades de que la reina despertara eran nulas, ningún hechicero y ninguna bruja, eran capaces de hacer algo al respecto, el rey se hundía cada vez más en la desesperación y la ira, la convivencia en el castillo era hostil y complicada, los príncipes tenían que hacerse a la idea de que su madre jamás despertaría.

El baile de debutantes esta a la vuelta de la esquina, era un evento importante y no podía ser cancelado, pues el peso político que esta fiesta llegaba era mucho, pues no solo era una reunión social, si no que la composición de un futuro aren no estaba descartado y aun que el príncipe estaba oficialmente comprometido con su prima la princesa Isabela , él tenía la libertad de escoger la cantidad de concubinas que deseara y por eso todas las mujeres de la nobleza esperaban ansiosas la oportunidad se sumarse a las filas de las elegidas, pues ser parte del aren significaba ser parte del imperio dominante de la época.

Las princesas de los cinco reinos también estaban contempladas para que debutaran en este evento social tan esperado, esta era una oportunidad de oro, ya que si el príncipe se fijaba en alguien más, podía cambiar de parecer y cacaree con alguna de ellas y convertirla en su segunda esposa y aunque no tendría el poder político ni social como la legitima reina, si esta fallecía, la segunda esposa podría ocupar el lugar de la primera esposa y convertirse en reina consorte.

Así que los cinco reinos invertían sus tesoros he ingresos en sus mujeres y herederas para que pudieran llevar a su imperio al siguiente nivel con la influencia del reino vampírico, pero a pesar de todo esto, las expectativas de las debutantes estaban en un dilema, pues las canciones y los poemas hablaban de dos mujeres con extraordinaria belleza, “la princesa heredera Isabela de Romani” y “la princesa de los elfos Silfi”quien se rumoraba, el rey de todo había visto con gracia, los hombres del imperio elfico se habían encargado de esparcir estos rumores con la in ten cian de crear conflicto y debate respecto a la lealtad del rey con su esposa y así provocar repudio hacia la reina al considerarla inferior a su princesa.

Por este motivo, las debutantes se estaban esmerando el triple, para no quedar opacas ante estas dos bellezas, sumándole a esto que la emperatriz estaba en un delicado estado de salud, el baile de debutantes no solo iba enfocado a convertirse en la concubina o esposa del príncipe Aspen, si no en la próxima emperatriz del reino vampírico.

Mientras todo esto acontecía, las brujas más poderosas seguían regresando a casa derrotadas.

—Lo lamento amiga mía, por favor perdóname, no soy capaz de sacarte de esta pesadilla, la próxima vez me esforzaré más en estar a la barrera que te separa de nosotros.—exclamó Babani mientras le daba un beso en la frente y se despedía de Lía.

Al salir de la habitación, la gran bruja negra la esperaba afuera para tomar cada informe, avance o retroceso en el tratamiento de regresar a Lía a este mundo y traerla de vuelta de la ensoñación.

—¿Tuviste algún avance?—le preguntó Beatriz con un semblante serio y Babani negó con la cabeza desanimada.

—No, la barrera parece irrompible, no existe poder que pueda combatir al de la emperatriz, ella es la bruja más grande de nuestro imperio, por más que nos esforcemos, nuestras habilidades no están a su altura.

—Hemos recorrido cada provincia, cada estado, ciudad y fortaleza, incluso se han cruzado continentes en busca de un hechicero capaz de romper la barrera de la ensoñación, pero ha sido inútil, el rey esta cada vez más desesperado y yo también.

—Se que es imposible, pero debería dormir un poco, se nota muy cansada, yo pudo cubrirla en las jornadas si eso ayudará a que pueda dormir un rato.

—Soy la madre de la emperatriz y no soy capaz de hacer nada para sacarla de su pesadilla, me consideraba fuerte hasta que me vi incapaz de ayudar a mi propia hija, temo que nunca pueda despertarla.—expresó Beatriz muy decaída.

—No diga eso, no debemos perder las esperanzas, no dejaremos de intentarlo, seguro que mañana será un mejor día, por favor vaya a descansar.

—Lo intentaré, gracias por tu visita.

—Regresaré mañana a la misma hora.

—¿Por cierto como esta tu hija?—le preguntó Beatriz con cortesía.

—No logró graduarse de la academia de magia, eso la destrozó, además sigue sin conseguir un familiar, eso no ayuda mucho, ha estado muy mal de salud, últimamente padece de migrañas y…

—¿Que pasa?

—Dice que escucha voces…—explicó Babani con gran pesar.

—Probablemente son consecuencias de la depresión que le trajo no haber concluido sus estudios, dices que tampoco duerme bien, es normal que nuestra mente nos juegue mal.

—Si, eso debe ser, la expulsaron de la academia por que dijeron que no era una bruja autentica, descartaron su habilidad para poseer magia y la catalogaron como una humana común y corriente, fue marginada por sus compañeros de escuela durante todo el siglo escolar, la pobre la esta pasando mal.

—Me imagino, mándale mis saludos, buscaré un espacio para hablar con ella, yo tampoco poseo un familiar y mira hasta donde he llegado, eso no al define como bruja.

—Muchas gracias, eso sería de gran ayuda, ya que Gia la admira demasiado, es una eminencia entre las brujas.

—Tu también, tiene a una de las hechiceras más poderosas como madre.—le dijo Beatriz mientras le daba una palmada en al espalda.

—Bueno, me despido, seguiré rezando por nuestra emperatriz y por sus príncipes, deben estar preocupados y muy afligidos.

—Lo están, aunque tratan de no demostrarlo, aun así tenemos que ser fuertes y confiar en que en algún momento Lía despertará, quizá debemos intentar algo diferente.—añadió Beatriz tratando de no ser pesimista.

—Así se habla, mañana será otro día, ya verá.

Babani se despidió de Beatriz con una sonrisa, la cual fue desapareciendo gradualmente mientras le daba la espalda y se alejaba.




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