La leyenda de las siete brujas.

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Todos prestaban oídos a las palabras de Beatriz, por muy fantasiosa que fuera la historia, ellos querían escucharla y tenían la esperanza de que eso las llevara más a entender la situación en la que se encontraba Gia.

—Las brujas acostumbran contar esta historia durante y después del aquelarre, mi tatarabuela le habló sobre aquel misterio a mi bisabuela y esta a su vez, le contó a mi abuela esta leyenda, de generación a generación se hablaba de esto, de los cuatro puntos cardinales se disparó aquella creencia, que poco a poco se fue transformando en un cuento, un mito que nos emocionaba y nos volaba la imaginación, se dice que había un libro misterioso que estaba plagado con la historia del nacimiento de la magia, escrito con el idioma secreto de las brujas, un lenguaje desconocido para la mayoría, este libro tenía escritas todas las profecías del mundo, desde el principio hasta el final de nuestro días, las protagonistas de esta leyenda eran las siete brujas, el numero perfecto que simbolizaba a los diferentes tipos de magias que existían, la magia elemental, espiritual, de invocación, nigromancia, la magia de sangre, de luz y oscuridad (estas podían ser más como sacerdotisas y su facilidad para crear maldiciones era sin igual) y por ultimo “El todo”.—externó Beatriz con seriedad.

—Es verdad, recuerdo haber escuchado algo como eso en mis viajes a las islas olvidadas de Airenther, me hospedé en la casa de una familia de brujas, en una de mis noches ahí, hicimos un aquelarre y ante el fuego de aquella gran fogata, contaron la leyenda de las siete brujas y ese famoso libro.—añadió Calipso haciendo memoria.

—Lo había olvidado, pasé tantos años en el bosque que mi mente dejó atrás muchas cosas, yo también se sobre el libro y su contenido tan controversial.—externó Babani con voz triste.

—Si, la gran mayoría de seres mágicos conoce algo parecido, para los elfos, la historia de las cuatro brujas se cuenta diferente, nosotros las llamamos las siete hadas de la luz.—expresó Galadriel mientras miraba a su general.

—No entiendo bien ¿quién es el todo?—preguntó Almond confundido.

—No lo sé, nadie lo sabe, algunas cosas son confusas, si contamos bien, las siete brujas ya estarían completas, si es que se basa en las siete habilidades mágicas que existen, Sangre, Nigromancia, Elemental, Invocación, espiritual, luz y oscuridad, el todo debe ser un equilibrio, la conclusión de estos tipos de magia.—añadió Beatriz pensativa.

—¿Pero donde quedan las brujas que cambian de forma? Aquellas que adquieren forma animal y a su vez se apoderan de la fuerza y habilidad del animal en el que se transforman? Algo así como los druidas ¿no serían entonces 8 tipos de magia? ¿Y por que se está contando la habilidad mágica de la luz y la oscuridad como una sola? Son muy diferentes, sacerdotisas y habilidades oscuras ¿que no serían ya nueve?—preguntó Galadriel muy confundido.

—Por eso dije que es confuso, es complicado de interpretar.—explicó Beatriz con dolor de cabeza.

—Pero general ¿esto que tiene que ver con mi Gia?—le preguntó Almond sin entender nada.

—Dejen que la general termine de contar la historia y entenderán su punto.—externó calipso mal humorada.

—Continue por favor General.—le dijo Babani y la miró con atención.

—El todo parecía ser la armonía de la magia, las brujas más ancianas decían que el libro daba a entender que había otro tipo de magia, uno que era desconocido para nosotras, pero como la historia es tan confusa, es fácil mal interpretarla, por eso dije que contara con este contexto sería poco ético.

—No importa como suene, sea honesta ¿que clase de magia tiene Gia? Ninguna de las que estamos aquí puede describirla o categorizarla en algún tipo de magia existente, su poder es muy extraño y no encaja en ninguna de las que ya conocemos.—exclamó Babani con desesperación.

—Es que no lo sé.—le respondió Beatriz apretando los dientes, nunca se había sentido tan ignorante en un tema y entonces extendió la mano sobre Gia y tocó su frente, el maná que producía su cuerpo era rebosante, tanto, que tocarla era satisfactorio, se sentía como un manantial de energía que daba paz, tranquilidad y bienestar.

—¿Que piensa hacer?—le preguntó calipso al ver que su general Francia el ceño.

—Si Gia a abandonado su cuerpo inconscientemente, debemos hacer que sea temporal, pondré todo mi empeño en hacer lo mismo que ella, abandonaré mi cuerpo a travez de un viaje astral he iré a buscarla.—propuso Beatriz decidida.

—¿Está segura?—le preguntó Calipso con preocupación.

—Si, es mi deber encontrarla, no tenemos mucho tiempo, el cuerpo no debe ser abandonado por un tiempo prolongado, corre muchos peligros, quizá en este viaje entienda más cual es el poder de Gia y podamos ayudarla a regresar.—explicó Beatriz decidida.

—Se lo agradezco, nosotras estaremos cuidando de ustedes desde aquí.—le dijeron Calipso y Babani y Beatriz se recostó aun lado de Gia y procedió a entrar en trance para abandonar su cuerpo físico, esto requería de mucha concentración y flujo abundante de magia, por lo que no cualquier bruja podía hacer esto, hasta el momento, solo Lía lo hizo al abandonar su cuerpo para ir a los sueños de Valeska y Gia de manera accidental, ahora era el turno de Beatriz y por suerte lo había conseguido.

Por otro lado, Gia se encontraba perdida, estaba en el mundo físico, como si fuera un fantasma, nadie podía verla, pero ella si podía tocar, oír, oler y sentir todo a su alrededor, todo era muy extraño, por que parecía otra dimensión, como estar en un sueño, solo que la visión no era borrosa y todo parecía normal y coherente, aunque los colores eran más vivos y se veían cosas que a simple vista no podían ser admiradas, como demonios, seres elementales, espíritus, energías, ángeles y todo tipo de criaturas extrañas con ojos, seres extravagantes de aspecto indescriptible y más.

Gia estaba asustada, descubrió que no esta soñando por que se vio así misma abandonando su cuerpo y aunque gritaba para que sus padres la escucharan, nadie escuchó nada y ahora deambulaba en medio de un espeso y misterioso bosque.