Mi amante, el príncipe de jade.

Entre la duda y la verdad

El rey del norte Emir de Romani Viajó junto con su reina Magnolia al imperio principal donde gobernaba su hermano Valeska, aunque eran hermanos de sangre y los dos eran dioses gobernantes, la primogenitura de Valeska le otorgaba por derecho el respeto absoluto de superioridad y sometimiento con el titulo heredado de “Rey de todo” pero más que una visita política, era un acto de empatía y apoyo emocional por lo que su hermano mayor estaba pasando, sabía que el sufrimiento que Valeska estaba experimentando era abrazador y dejó aun lado todas sus responsabilidades para dedicarse a servirle y acompañarlo en estos momentos difíciles.

Dado a que los reyes del norte pasarían unos días en el reino del sur, tenían que asegurarse de que su amada hija se mantuviera a salvo y aunque en su reino había guerreros y soldados de buena reputación, existían los rumores en el castillo y sus alrededores sobre criaturas deformes y carnívoras que acechaban en los pueblos y la capital, así que el rey Valeska autorizó enviar al mejor de sus caballeros a su cuidado, pues al ser Isabela la princesa heredera y la prometida de su hijo el príncipe Aspen, mandó a Emm para su protección y este se encontraba en camino rumbo al reino del norte.

—No puede ser que el destino nos haya regalado más tiempo juntos mi caballero hermoso, estoy tan contenta de poder viajar a tu lado y así pasar unos días más a tu lado.—le dijo Alvatros mientras se le colgaba del brazo.

Ella estaba profundamente enamorada de él y desde el día en el que se unieron fisicamente, se convirtieron en amantes.

—Ya te dije que no estaremos juntos, este viaje no es para que lo disfrutemos nosotros, iré por trabajo, el rey me dio la misión de resguardar la seguridad de la princesa hasta que sus padres regresen, seré su sombre las veinticuatro horas del día, aunque quiera no puedo verte.—le dijo Emm mientras Albatros hacia pucheros.

—¿Como pueden rebajar tu titulo de caballero y convertirte en un guardaespaldas personal de esa princesa caprichosa? Estaré celosa de compartirte con esa niña mimada.

—Tu también estarás ocupada, regresarás a tu cargo de institutriz en cuanto pises el castillo.

—Es verdad…pero prométeme que si tener os algún aro libre, por muy corto que sea, nos veremos aunque sea para darnos un beso ¿si?—Albatros miró a Emm con ojos brillantes y suplicantes y él le besó la frente.

—Esta bien, si tengo algún rato libre te buscaré.

—¡Ay! ¡Como te amo! Eres el mejor novio del mundo jajaja.

—¿Novio?—preguntó Emm extrañado.

—Claro, es lo que somos, amantes y novios y algún día serás mi esposo jeje.

Emm tragó saliva y aunque no era muy expresivo con albatros, no le decía que no a nada, dejaba que ella fuera cariñosa y el le daba un beso de vez en cuando, pues era pésimo para expresar sus sentimientos, sin embargo, empezaba a apreciarla y su compañía no le parecía molesta, al contrario, se sentía cómodo con ella, pero no esta seguro si esta enamorado, aunque ellos eran una pareja a escondidas.

—¿No crees que metería hermosa v vestida de blanco? Imagínate lo guapo que te verías en traje de fiesta, nuestra luna de miel y lo felices que seremos juntos.—expresó Alvatros ilusionada.

Mientras esto pasaba, la princesa Isabela ya esta enterada de que su tío le había mandado al mejor de sus caballeros para que la escoltara en todo momento.

—¿Es una broma? ¿Por que no puedo ir al reino del sur? Mi futura suegra esta postrada en una cama, debería hacer acto de presencia ¿que dirá la corte de mi? Me verán como una mala nuera, además que es eso de que me mandan a un caballero para que cuide de mi, ¿acaso piensan que me vigile todo el día? ¿Será mi sombra?—expresó Isabela con inconformidad.

—No es eso princesa, a sus padres les importa mucho su seguridad, además hay rumores de criaturas que están a echando en la capital y dicen que son monstruos salvajes y aterradores, nadie sabe que podría pasar si en una de sus salidas se encuentra sola con alguna de esas cosas.—le dijo una de sus criadas tratando de calmarla.

—Por supuesto que no entrarán, solo son historias de campesinos que buscan alterar el orden, la clase baja inventa todo tipo de estupideces, así que déjenme hacer mi vida en paz y si no puedo hacer nada para evitar que ese caballero llegue, entonces le haré la vida imposible para que se vaya de regreso al sur.

—No puede tratar mal a su caballero por que el es el…—Isabela interrumpió a una de sus damas de compañía que la acompañaba en al sala.

—No me importa quien sea, soy la princesa heredera del reino del norte y además pronto seré la esposa del heredero al titulo del rey de todo, yo haré lo que se me dé la gana.

Isabela se sentó en aquel lujoso sofá y ordenó que le trajeran más té y pastelillos para seguir pasado el rato con sus damas de compañía, las cuales suspiraron al ver lo terca que era.

Por otro lado, no solo Emir y magnolia se dirigían al castillo del sur, si no que también lo hacían los representantes de los seres humanos, nada más y nada menos que Alejandro de Romani, Ginebra, Reynar y Lucia.

—Pobre de mi hijo, no puedo imaginar el dolor por el que ha estado pasando ¿por que nos ocultó la situación en la que se encontraba lía? Pudimos haber ayudado en algo ¿cuantos meses lleva postrada en esa cama?—preguntaba ginebra con angustia.

—Seguro lo hizo para no preocuparlos, mi hermano no se caracteriza por ser muy abierto con lo que sucede a su alrededor, ahora ha hecho un llamado a toda al familia, me temo que nos de malas noticas, sabe que lía es como mi hermana, aun así me ocultó su estado crítico de salud.—expresó Reynar quién esta muy preocupado por Lía.

—No quiero reclamos para Valeska, lo ultimo que necesita son quejas y sugerencias, él es un hombre adulto y tubo sus razones para no avisarnos de lo que estaba pasando, si ahora nos está buscando es por que entonces si nos necesita, si en algo podemos ayudarlo lo haremos sin dudarlo, quizá tu poder sanador ayude de algo.—le dijo Alejandro a Ginebra y a su familia mientras se acercaban al castillo.




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