Mi amante, el príncipe de jade.

El primer encuentro

Aquel sueño aunque muy realista, resultó ser una pesadilla horrible que alteró el cerebro y el corazón de Lía, provocando que todos los planos donde bagaba su conciencia se sacudieran, especialmente el plano donde se encontraban Beatriz y Gia.

—¿Que demonios fue eso?—expresó Beatriz mientras la tierra se movía.—¿será Gia la causante de este temblor?

Beatriz trató de encontrar el equilibrio y una vez que aquel temblor pasó, se fue corriendo en busca de Gia.

—¿Sentiste eso?—le preguntó Edmond extrañado.

—Si ¿Escuchaste el mismo grito que yo?—le preguntó Gia confundida.

—No, ¿que es lo que escuchaste?

Gia no respondió cerró los ojos muy fuerte y trataba de canalizar aquella voz desesperada, la voz decía lo siguiente:

—¡Ayúdenme por favor! Valeska…estoy aquí ¿que no me vez? ¿Como pudiste olvidarte de mi?—aquella voz estremecía el corazón de Gia quién no podía dejar de escucharla en su cabeza, eran los gritos desesperados de una dama con el corazón roto, para Lía esas pesadillas se sentían muy reales y su mente la hacía pensar que realmente había pasado, cuando no revivía cosas de su pasado, su cerebro creaba este tipo de historias que la dañaban cada vez más.

Cabe mencionar que Gia jamás había visto a la reina en persona y que aun no conocía a la familia real, puesto que pasó gran parte de su vida metida en el instituto de magia, pues era como un internado, por eso no conocía su voz.

—¿Valeska? Ese es el nombre del emperador, Edmond ¡Esa voz debe ser de al reina!

—¿Cual reina?

—La madre del imperio, ella esta muy enferma, escuché a mis padres decir que suba sumergida en una cruel pesadilla.

Gia amarró a Edmond a su espalda y trató de concentrarse en aquella voz.

—¿Estás segura de lo que vas hacer? Te aterra el hecho de que todas esas voces entren a tu cabeza.—expresó Edmond preocupado.

—No puedo seguir huyendo de mi ¿y si esto es lo que soy? ¿Y si realmente tengo magia dentro de mí? Estoy cansada de darle la espalda a mis problemas, quiero enfrentarlos a como de lugar, además…la reina busca aluda desesperadamente.

—¿Como sabes que es la reina y no un ser de bajo astral?

—Voy a tener que averiguarlo.—expresó Gia mientras Francia el ceño.

Cuando estaba apunto de cerrar los ojos, una presencia del plano astral de la cuarta dimensión se apareció detrás de ellos, era como un bulto enorme de petroleo, que escurría manchando todo a su alrededor, este ser era un “paravenum” una criatura que absorbía todo a su paso y los desintegraba en su interior haciéndolos parte de el.

—¡Cuidado Gia! ¡Detrás de ti!—gritó Edmond y Gia volteó inmediatamente y el paravenum ya estaba listo para absorberla.

—¡Edmond!—exclamó Gia y al momento, llegó Beatriz que con un ataque de su magia lo exorcizó y lo convirtió una minúscula mancha negra que se movía al igual que un gusano.

—¡Cuidado Gia! !aléjate de ella es una bruja!—le dijo Edmond alterado.

—¡General!… ¿que hace usted aquí?—le preguntó Gia confundida.

—He venido por ti, gracias a Dios estás bien.

—¿Qué?

—Hiciste un viaje astral involuntario, dejaste tu cuerpo físico en la casa de tus padres, si no te ayudo a salir de aquí podrías quedar atrapada para siempre.

—¿Mi cuerpo físico? Pero puedo tocar todo, no parezco un fantasma.—expresó Gia mientras se revisaba las manos.

—Eso es por que hiciste un viaje astral perfecto, actualmente estamos en la cuarta dimensión, nada mal para una principiante.—le dijo Beatriz en forma de halago.

—¿De verdad?

—¿Que tienes ahí? ¿Por que ea piedra esta hablando?—le pregunto Beatriz asomándose a su espalda y al ver los ojos y la boca de Edmon hizo una mueca de asco.

—Su nombre es Edmond, lo conocí aquí, es mi amigo.

—¿Tu amigo es una piedra? Que deprimente, recuérdame presentarte amigos de verdad cuando salgamos de aquí.

—¡Oiga!

De pronto, aquella dimensión comenzó a sacudirse nuevamente, pero solo Gia podía escuchar los gritos de Lía y se agachó llevándose las manos a la cabeza, ya que sentía que le iban a explotar los oídos.

—¡Gia! ¿Que te pasa? —le preguntó Beatriz al ver que todo temblaba y añadió.—tienes que controlarte, puedes causarle daño a las criaturas que viven aquí.

—No es ella, es la reina quién la esta llamando.

—¿La reina?

—¡Si! Ella puede escuchar sus gritos de auxilio.

—Lía…entonces eres tu pidiendo ayuda…—expresó Beatriz con un nudo en la garganta.

—¡Ahhhh! !No puedo!—gritó Lía y al instante su poder las trajo de regreso al mundo físico, pareciera que las había arrastrado un agujero negro, pues no les dio tiempo ni de parpadear y entonces las dos abrieron los ojos de golpe y parecía que se estaba ahogando.

—¡Gia! ¡General!—exclamaron Almond, Babani y Galadriel al mismo tiempo mientras ellas inhalaban con desesperación para llenar sus pulmones de aire.

Cuando ellas regresaron de la cuarta dimensión, Edmond regresó con ellas y este fue volando directamente al abdomen del padre de Gia sacándole todo el aire y debido a la fuerza, lo estampó en la pared haciendo que las ollas de cocina y la repisa se le callaran en la cabeza a Almond y lo sofocó.

—¡Almond!—Galadriel corrió ayudarlo y sostuvo con sus manos la roca que había sido la causante de todo.

—Ay…que mareado me siento…—expuso Edmond y al ver que la piedra hablaba y tenía ojos y boca, Galadriel pegó un grito lleno de horror y la aventó llenó de susto, pero le calló en uno de sus pies a Almond y lo hizo enmudecer de dolor.

—¡Ay!

—¡Hazte aun lado Almond! ¡Esa cosa habla! ¡patéala!

—¿Acaso quieres que me rompa los dedos?

—Babani se abalanzó hacia Gia y se alegró mucho de tenerla de regreso.

—¡No lo lastimen! Es mi amigo, su nombre es Edmond y es inofensivo.

—Pero es una criatura de una dimensión extraña, además habla.—le dijo Galadriel mientras se alejaba de él.

—Parece que es un objeto maldito, debe ser algo que calló bajo alguna maldición, las criaturas astrales rara vez pueden viajar a este plano, probablemente él pertenece a este mundo o algún otro que se asemeje a este.—dijo Beatriz mientras se tocaba la cabeza,




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