Él era aterrador, parecía un ser sin alma, una criatura ausente de sentimientos, era tan hermoso que nadie podía dejar de verlo, era el rey de todo, su nombre tenía poder y sus ojos nos obligaban a bajar la cabeza, era superior en todos los sentidos, solo un villano como él podía llenar ese trono y hacerlo brillar de una manera tan oscura, estaba por encima de cualquier príncipe, rey o señor, era capaz de pisarle la cabeza a los poderosos, se había convertido en el emperador del mundo en el que vivimos los mortales, ni si quiera con toda nuestra fuerza, los seres sobrenaturales seríamos capaces de hacerle frente y a un con todo ese poder, aun con su divinidad gloriosa, era capaz de esconder la desesperación y la tristeza que lo invadían, él esta sufriendo por que amaba demasiado a la mujer que había coronado como su esposa, incluso nosotros estamos asombrados con la devoción que le tiene a esa bruja.
—¿Y tu? ¿Estas de acuerdo con lo que tu hermana dice? ¿Morirás en mis manos si resulta que su hipótesis es errónea? ¿Estás de acuerdo en ver morir a tu propia hija si me defrauda?
Valeska le quitó el sello de la boca a Babani, ella estaba temblando y transpiraba mucho debido al miedo que tenía, articular palabra se volvió complicado, pero su amor de madre le dio fuerza para poder mirarlo a los ojos y sostenerle la mirada.
—¡Habla ya bruja, que para eso te quité el cello!—exclamó Valeska tratando de ocultar su desesperación, ciertamente esta cansado de que le dieran falsas esperanzas, su corazón no soportaría una decepción más y entonces Babani habló.
—Pe…per…permítame hablarle con franqueza su majestad, esta sierva suya esta dispuesta arder en la misma hoguera con tal de hacerme responsable de mis palabras y acciones, pero a mi hija no…
—Babani…—Calipso la miró de re ojo mientras sudaba frío, cualquier palabra mal dicha podría costarle lavada en ese mismo momento.
—Por mi hija soy capaz de luchar con quien sea con tal de protegerla…ella creció en mi vientre y la sostuve en mis brazos en el momento en el que la di a luz, esperé su llegada con paciencia, la amé desde el día en el que supe que estaba embarazada, jamás amé tanto en mi vida…diría que cuando una mujer nace, es débil, egoísta y conformista, aceptará su muerte sin mucho reproche, se rendirá cuando su cuerpo este cansado, doblará sus rodillas cuando sienta que no puede más, pero cuando esa mujer se convierte en madre, entonces se hace fuerte, se vuelve invencible, el coraje invade su cuerpo y la hace ser capaz de todo con tal de que sus hijos sean felices y estén bien, aun con los tobillos rotos se pone de pie…aun con dolor es capaz de dibujar una sonrisa en su rostro, de aguantarse el llanto y morderse la lengua con tal de que sus hijos la vean fuerte y encuentren seguridad en ella, antes de Gia yo era una mujer débil y no me importaba en lo absoluto lo que me pasara, pero ahora que la tengo a ella, no dejaré que nadie le haga daño, la defenderé incluso de usted, no importa si muero con el primer azote, me levantaré con la misma fuerza que me tiene de pie delante de usted, por que amo a mi hija más que a mi misma.—Babani se puso de pie dejando a todos atónitos, Valeska frunció el ceño, Ginebra, Magnolia y Lucia no pudieron evitar llorar y conmoverse con sus palabras, cualquiera diría que estaba loca por hablarle así al rey de todo, pero Babani no era una demente, ni un ser inmortal, era una madre y eso la hacía invencible.
Valeska caminó firme hacía baban, con aquella aura demoniaca, parecía que iba directo a ejecutarla.
—¡Espere majestad!—gritaron Magnolia y lucia de manera inmediata, pero el rey le pasó de lado a Babani mientras decía.
—Adelante, hagan lo que sea necesario con tal de que mi esposa regrese.
—Majestad…
Todos se le quedaron viendo a Valeska con gran asombro, pues le había perdonado la vida a la bruja, Calipso descansó y le dolió el estomago por tanto estrés y Magnolia y lucia corrieron a abrazarlas.
—¿Que están esperando?—les dijo el rey a lo lejos, pues eran las únicas que se habían quedado a tras.
—¡Si señor!
—Necesitamos avisarle a la general lo que acaba de pasar, el rey nos autorizado rescatar a la reina, preparen a Gia y que el cielo nos ampare de fallar.—externó Calipso e Igorif mandó avisar a Beatriz que debían proceder lo antes posible.
Por otro lado, Almond y Galadriel seguían sintiéndose incomodos con la presencia de Edmond, eran incapaces de mirarlo con otros ojos.
—¿Por que les parece tan extraño ver a una roca parlante? Véanse en un espejo, uno de ustedes es una montaña y el otro tiene orejas de pico.
—¿De donde habrá salido esa cosa?—le preguntó Galadriel al oído a Almond.
—No lo sé, debe ser alguna abominación de la naturaleza.—le respondió Almond susurrando.
—¡Oigan! ¡No soy sordo!
—Guarden silencio o los sacaré a los tres de aquí.—les dijo Beatriz fastidiada de tanto cuchicheo.
—Dígame que tengo que hacer para salvar a la reina, pondré todo de mi parte para serle de utilidad, enséñeme como debo hacerlo…tengo miedo de fallar…—confesó Gia consciente del peso que llevaba en los hombros.
Beatriz la miró detenidamente mientras sus pensamientos surgían.
—Entiendo perfectamente la presión que debe sentir en estos momentos, esta niña fue subestimada la mayor parte de su vida, nunca nadie se tomó enserio el entrenarla, tanto así que nadie fue capaz de descubrir cual era su poder, seguramente solo le han enseñado lo básico, sin embargo, ella no es cualquier bruja, si resulta ser quien sospecho, ella podría ser la protagonista de una gran profecía, ni siquiera yo me siento capaz de entrenarla o acogerla bajo mi tutela.—se dijo Beatriz en sus adentros.
—¿Se encuentra bien?.—le preguntó Gia al ver que se quedó callada mientras la miraba fijamente.
—Eh, si, yo…
En ese mismo instante, Igorif intervino junto con la guardia real que lo acompañaba, llegó gritando el nombre de Beatriz y ella salió de la casa asustada.