Mi amante, el príncipe de jade.

El tercer encuentro segunda parte

La lucha por despertar a la emperatriz había comenzado, todos tenían puesta su esperanza en esa novata a la que aun no podían llamar bruja, no hasta que las dudas sobre ella quedaran despejadas, ni si quiera la gran bruja negra tenía idea de como ayudar a Gia a conectar su mente con la de Lía, su seriedad no era más que un sin fin de pensamientos tratando de ejecutar un plan efectivo para que las vidas de las involucradas no se vieran comprometidas, pues el rey ya les había dicho que si fallaban, todas morirían.

Después de pensar mucho, Beatriz llegó a la conclusión de lo que debían hacer, así que esta fue la orden que dio.

—Díganle a su majestad que coloque a la emperatriz en en lugar con abundante agua, un estanque de preferencia, el agua debe estar muy fría, lo suficiente como para entumirle el cuerpo a la reina, debe estar completamente desnuda y solo deben de estar a su alrededor las siguientes personas, su majestad el rey y sus siervas las brujas Calipso y Babani, ellas usarán un hechizo de contención y a su vez que crearán una barrera para que ningún ruido entre o salga del lugar, todo debe estar en completo silencio, Giny debe estar presente también, ella colocará sus manos en la cien de la reina y en todo momento mantendrá activo el flujo de sanacion desde la cien hasta la punta de sus pies, el rey intervendrá en cuanto la frente de la emperatriz brille, eso significará que esta lista para volver a casa.

El mensaje llegó hasta el rey y así lo hicieron, solo Valeska, Ginebra ,Calipso y Babani entraron al estanque con ella, los demás se quedaron en los jardines, pues el rey no quería que nadie viera la desnudez de su esposa.

Valeska tenía a Lía en brazos, una sabana de ceda le cubría el cuerpo detrás de él venían su madre y las brujas encargadas de la seguridad y el aislamiento, el rey tenía un semblante muy serio, estaba seguro de que si Lía no despertaba con esto, nada la ayudaría a volver, por eso esta especialmente preocupado, deseaba que Gia lo lograra.

—Todo saldrá bien mi amor, Lía abrirá los ojos y tu serás al primero a quién vea, su corazón se llenará de alegría al saber que permaneciste a su lado hasta el final, sabrá que nunca la abandonaste y eso llenará su corazón.—le dijo Ginebra mientras colocaba su mano en su espalda.

—Me alegra que estes a mi lado, tu me hace sentir tranquilo madre.—exclamó Valeska con una sonrisa.

—Eres igual a tu padre, su amor no tiene fin, Lía es muy afortunada, se te nota el amor en la mirada, un amor eterno.

—Ya le he fallado demasiado, mi deber es ser leal a mi esposa, quiero cumplir mi promesa de estar a su lado hasta el fi de los tiempos.—externó el convencido de que ella era su vida.

—Y así será, estoy segura de que tu esposa hoy abrirá los ojos.

Valeska entró al agua, pero no hizo ningún gesto, en cambio en cuanto entraron Ginebra, calipso y Babani sus rostros reflejaron una expresión de ahogamiento, el agua estaba helada, tan fría que sentían como sus extremidades se congelaban, era peligroso para ellas permanecer demasiado tiempo en ese lugar.

Ellas ayudaron a quitarle la sabana que cubría el cuerpo de Lía y la hicieron anulado, Valeska la seguía sosteniendo en sus brazos y cuando comenzó a escuchar la resíraciín agitada de su madre, se dio cuenta que esta muerta de frío.

—Lamento ponerte en esta situación.—le dijo él con mucha pena, pues no quería que su madre sufriera ninguna incomodidad.

—N…no..no te preocupes mi vida…estoy bien, estaré bien mientras pueda serte de utilidad.

Babani y calipso se miraron a los ojos y se agarraron la mano, sabían que sus vidas dependían del resultado de este ultimo intento.

—Todo saldrá bien amiga.—le dijo Babani a Calipso y ella asintió con la cabeza mientras le sonreía ligeramente.

—Confío en que la general sabrá guiar a Gia, Ella es una bruja de la mente, lo sé, ninguna de las dos morirá hoy.

—Que así sea…—le contestó Babani y entonces las dos extendieron sus manos, una creo un hechizo de contención y la otra de aislamiento, y partir de ese momento, ningún ruido entró y salió entre ellos, estaban encerrados en el silencio.

—Mi amor…por favor regresa a mí…—se dijo Valeska en sus adentros y besó a su esposa con al esperanza de que ella volviera pronunciar su nombre otra vez.

Por otro lado, Beatriz se encontraba en el lago donde Beel solía encontrarse con Teldrasil cuando aun vivía en el castillo, estaban solo ellas dos, Almond, Galadriel e Igorif junto a su guardia esperaban arriba en la colina mirando todo desde lejos, Beatriz también creó un hechizo de contención de silencio para encerrarse junto con Gia y estar lo más aisladas del ruido como fuera posible, Gia también debía desnudarse, esta muy avergonzada de que Beatriz la viera, pero sabía que no había lugar para las quejas, así que se desvistió antes de entra al agua.

Almond emitió un gruñido y resopló y al sentir aquella sensación extraña todos se dieron la espalda para no ver a su hija desnuda, al menos en lo que entraba al agua.

—No vimos nada amigo, lo juro jeje…—le dijo Galadriel con nerviosismo.

—Lo sé, por eso aun conservan sus ojos.—externó él y todos tragaron saliva.

Igorif estaba cargando a Edmond, porque a Almond y a Galadriel les daba asco y miedo, entonces Igorif tubo que llevarlo consigo.

—Vamos Gia…demuéstrales de que estas hecha.—pensó Edmon en sus adentros.

Gia entró al agua y se recostó mientras Beatriz la sostenía en sus brazos.

—¿Estás lista?—le preguntó la gran bruja negra mientras la miraba fijamente.

—Si…—respondió Gia temblando.

—El agua será nuestro medio de comunicación y a su vez servirá como un portal, será más fácil que como principiante llegues ha donde se encuentra la reina recluida, debes enfocarte en su voz, una vez que la puerta de tu mente se abra, escucharás tantas voces que sentirás que tu cabeza estallará, pro debes encontrar la voz de mi hija y una vez que la detectes, pronunciarás las siguientes palabras “Mesaris” que quiere decir permiso de entrada, una vez que logres penetrar la barrera que Lía a creado para protegerse, entonces sabrás que estarás del otro lado y una vez que estes ahí, ya no podré ayudarte, me habré quedado en el límite.




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