No es que pensará que ahora todo iba bien en mi vida, mi corazón jamás se recuperaría del todo a la ausencia de mis padres, mi amo era lo más importante para mi, lo único a lo que me aferraba, pensé que debía olvidarme de mi pasado, de ellos…de mis príncipes a los que amé como a unos hermanos, pero entonces lo vi, el príncipe Hades se encontraba besando a la princesa Minerva y sentí que mi corazón se rompía, entonces lo entendí, yo no lo veía como un hermano…
—Aléjate de mi hermana.—le exigió Aspen con firmeza.
—Y tu Aléjate de Carin…—le dijo Hades con voz desafiante.
—Hermano…—Minerva guardó la compostura y se tapó la boca tratando de hacer como que no había pasado nada.—no es para tanto, solo estamos hablando.
—¿Por que demonios tienes las piernas descubiertas? ¡Aléjate de él y ven a mi lado ahora mismo!.
—¿Te refieres a mi vestido rasgado? Bueno, pues resulta que puedo tocar a este tipo sin que se muera.—le dijo Minerva mientras le manoseaba la cara a Hades.
—¿Qué?—Aspen estaba sorprendido de lo que veía, sin embargo detestó ver a su hermana en manos de ese presuntuoso.—¡Que vengas acá o voy por ti!.—le ordenó su hermano con el ceño fruncido.
—Pero…
—Tu no vas ningún lado.—le dijo Hades tomándola de la cintura y esto enfureció tanto a Aspen que creó un portal detrás de ellos y jaló a su Hermana a su lado, la pobre se sintió como un costal de carbón.
—¿Pero que diablos?—Hades miró hacia atrás y después al frente, ahí estaba el príncipe aspen con Minerva y Carin y él apretó los dientes.—No sabía que el heredero al trono vampírico era un cirquero, ese truco tuyo no lo ví venir.
—¿Que demonios quieres bastardo?
—¿Que dijiste?—Los ojos de Hades se llenaron de fuego y entonces Minerva trató de intervenir.
—¿Por que no nos tranquilizamos? Recuerda que nuestra madre acaba de despertar, no deberíamos armar un alboroto, no creo que quieras ver a nuestro padre furioso.—le dijo ella mientras le sobaba la espalda.
Carin tenía la mirada en el suelo, tenía muchas emociones dentro de ella y cada vez que miraba a Hades se sentía molesta por lo que había visto.
—Mi hermana tiene razón, este no es un buen momento, si quieres pelear será en otra ocasión, tu tío esta con nuestra familia, se invitó solo, mi madre merece un día de paz, no voy a arruinárselo y tu tampoco.—le dijo aspen con voz grabe.
—Eso lo hubieras pensado antes de convertir a Carin en tu familiar ¿acaso no entiendes que acaba de perder a sus padres? Su lugar es en el reino del inframundo, con su verdadera familia, libérala de una vez o te obligaré a devolverle su libertad.—expuso Hades apretando su puño.
—Jajaja, como si pudieras.—le respondió Aspen con soberbia.
—Hermano ya por favor…—Minerva esta nerviosa de que su padre la viera, pues era muy celoso.
—¡Ya basta!—explotó Carin furiosa y añadió.—¿Por que su majestad viene aquí acusando a mi príncipe? ¡Él no me esclavizó! Me salvó la vida en mi momento más critico ¿acaso me ve deplorable o sufriendo? Él es bueno conmigo, jamás me ha levantado la mano, ha cuidado de mi desde que nos encontramos en aquellas montañas, yo quería quitarme la vida, me estaba matando de hambre…a pesar de tener con él un contrato almico…me siento libre y soy feliz a su lado, así que por favor, no lo acuse falsamente, ni intente atacarlo, pues mi devoción me orilla a defenderlo con uñas y dientes, de usted y de quien sea.—le dijo Carin con una mirada fiera.
—Pero Carin…—Hades se quedó perplejo con sus palabras, no entendía por que ella reaccionaba así.
—Ya la escuchaste, si tu molestia era causada por el erróneo pensamiento de que la tenía cautiva, tus ojos y oídos han comprobado que no, yo le he ofrecido su libertad, pero ella no la ha aceptado.
—¿Eso es verdad? ¿Por que no quieres volver a casa?—le preguntó Hades molesto.
—Él es mi hogar ahora.—explicó Carin convencida.
—¿Que?
—Si quieren hablar a solas, no lo impediré, probablemente les falte ponerse al día, ya lo dije, Carin es mi familiar y le doy un trato más que digno, ese ejemplo lo aprendí de mi madre, jamás la trataré como a una esclava y el día que ella me pida su libertad, se la daré, le di mi palabra.
Hades rechistó tronando la boca, ese príncipe no le caía bien, y además no entendía por que Carin seguía a su lado.
—Quiero tomarle la palabra al mago, hablemos a solas, tenemos que aclarar muchas cosas.—le exigió Hades con el ceño fruncido.
—No quiero…—expresó Carin con molestia y le dio la espalda dejando a Hades estupefacto y Aspen soltó una risita, descubrió que le daba un tremendo placer verlo avergonzado y furioso.
—Lo lamento, como te dije, no soy un tirano, si mi loba no quiere hablar contigo, no la obligaré.—le dijo Aspen con una sonrisa.
—¡Carin!—exclamó Hades con ganas de ir por ella del brazo o llevársela a la fuerza.
—Vámonos Carin hermosa ¿Quieres que te lleve en mis hombros? —le preguntó Aspen con la intención de picarle el hígado más profundo a su nuevo rival y Carin le siguió la corriente.
—¿De verdad? ¡Me encantaría! — y Carin se subió a los hombros de Aspen y luego el volteó y le guiño el ojo al príncipe Hades dejándolo muy enojado.
—Maldito sapo…—externó Hades entre gruñidos.
Aspen dejó a su hermana atrás y la mirada de Minerva fue de mucha tristeza y se le formó un nudo en la garganta.
—Mi hermano es un idiota, déjalo que se vaya con su hermanita ideal.—Minerva se fue corriendo en otra dirección y Hades la detuvo del brazo.
—Espera.
—¿Que? ¿Quieres otro beso? Ya te dije que no te emocionaras.
De pronto, Eira sintió la presencia de su sobrino y se sorprendió al ver que Hades agarraba del brazo a la princesa.
—Hades… como es que…
—Tío…
—Hades y yo somos amigos, solo estamos hablando, pero yo ya tengo que irme, como puede ver, tuve un accidente.
—Por favor usa mi capa para cubrirte.—le dijo Eira tratando de no verla.