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Ella era como el sol cálido y suave en una fresca mañana, su abrazo reconfortaba de alguna manera mi alma fría y desgarrada ¿que es el amor para una criatura como yo? Se lo que es el amor fraternal, el cariño y la lealtad por un amigo y un hermano, sin embargo…no sé lo que es amar, el abandono de mi hermana me ha dejado como muerto, no sabía cuanto la necesitaba, hasta que se fue, hasta que ese demonio con rostro de ángel se la llevó, creo que estoy roto, ni si quiera recuerdo como se siente sonreír genuinamente, me duele el alma, me acosan los recuerdos, me tortura el miedo de que mi sangre me odie, aun así, esta vampiresa se fijó en un ser gris como yo, me hace sentir aliviado cuando me sonríe, el rose de sus dedos me da paz, ella me hace sentir tranquilo, dejaría que ella me ame si eso la hace feliz.
Emm no despreciaba a albatros, dejaba que se le acercara tan cerca como ella quería, ellos se encontraban en el agua y de pronto, se miraron fijamente sosteniendo la mirada, ardiendo como dos flamas apunto de crecer a un más debido por el calor, Emm acercó a Albatros a su cuerpo y la abrazó con fuerza, esa fue la primera vez que él mostró la iniciativa de darle afecto y Albatros se derritió en sus brazos.
—¿Y eso que fue?—le preguntó ella tartamudeando.
—Si no te gusta no lo haré nunca más.—le dijo Emm con su voz profunda.
—¡No! No dije eso…me encanta…amo como me rodeas con tus brazos, has más seguido por favor…
—De acuerdo.
No importaba la seriedad de aquel caballero, tampoco lo seco y poco expresivo que pudiera ser, ella lo amaba tal y como era, sabía que su corazón estaba herido y le tenía paciencia, ella quería sanar junto con él.
Pero desde el cielo los observaba el mal, Teldrasil sonreía planeando su próximo ataque, sabía que Emm era un obstáculo para Beel, pues él la hacía querer recordar su pasado y eso era algo que Teldrasil no podía permitir.
La fama de la santa se extendía por todo el continente, se hablaba de una guerrera fantasma que arrasaba con los pecadores, aquellos que violentaban la paz y perturbaban el mundo con sus actos malvados, Beel se encontraba en medio de un campo escarlata, la santa estaba bañada en sangre, con dos espadas en la mano, con la respiración agitada y la mirada de una asesina sin alma, era como una ráfaga de aire, un fantasma imperceptible por el ojo humano, así la describían los testigos que la veían usar su cruel espada.
Como siempre usaba una mascara, nadie conocía su identidad, pero la gente hablaba de su cabello largo y blanco y de su figura marcada por la perfección.
—Excelente trabajo mi hermoso diente de león, no dejaste a nadie con vida.—dijo Teldrasil con una sonrisa brillante.
El ángel del buen juicio solía poner al limite las emociones de Beel, le bajaba la luna y las estrellas, para después abandonarla por completo, tenía un mes que no se le presentaba y ella se sentía sola.
—¿Hasta cuando vas a torturarla de esa manera? —le preguntó Azazel con gran molestia.
—¿De que estás hablando?
—¡No te hagas el tonto! Se perfectamente que la estás controlando por el afecto irracional que te tiene, la llevas al cielo y después la dejas caer de golpe, la confundes y nunca tiene en claro tus sentimientos hacia ella, siempre está en el limbo, eres un asqueroso narcisista.—le dijo Azazel apretando los dientes.
—¡Ya te gusto faltarme al respeto! ¿Quien te crees para hablarme de esa manera? Estoy por encima de ti, no lo olvides.
—¡Solo por jerarquia! Por que en poder y fuerza, yo soy más de lo que crees.—exclamó Azazel poniéndosele en frente.
—Azazel, querido, yo no tengo la culpa de tus celos, ¿es eso verdad? Estás celoso por que mi santa no te mira con otros ojos ¿o me equivoco?—le preguntó Teldrasil con burla.
—Lo que siento es indignación, te haces llamar un ser de luz, pero no eres más que un demo…—Teldrasil abofeteó a su hermano y cuando Azazel estaba a punto de devolverle el golpe, Albafica intervino.
—¿Por que pelean mis amados? ¿Acaso piensan romper la armonía de su hermandad? Azazel, Teldrasil….no peleen por algo insignificante ¿que es lo que quieren que no les peda ofrecer yo? ¿Un cálido abrazo? ¿Un beso tal vez?—Albafica se acercó a ambos y despues los miró fijamente, sus ojos eran como dos candelas brillantes y anhelantes.
Pero Azazel se alejó de ella, se apartó de inmediato, Albafica no entendía por que siempre tomaba su distancia.
—Tienes que dejarla en paz…te lo advierto, no permitiré que la sigas destrozando.
—Ya vete a matar gente, no quiero ver tu cara de amargado, así que largo de aquí.—le dijo Teldrasil mientras rodeaba a Albafica con su brazo y ella lo miró salir de los aposentos de Teldrasil.
—Maldito psicopata…
—¿Que haces aquí albafica?
—Quería estar con usted.—le dijo ella con una sonrisa.
—¿Querías?—le preguntó Teldrasl mientras le agarraba el rostro y le plantaba un beso.
—Quiero…
—Entonces ven a mi lecho y Amame.
—Lo haré.
Hola hermosas, lamento no haber actualizado el fin de semana, pero tengo a mis suegros en casa y me es difícil estar con mis actividades regulares, sin embargo estaré esforzándome por subirles más capítulos y reponerles los que les debo, gracias por su comprensión.