El cuerpo se le entumió, la boca se le secó, el corazón casi se le salía por la garganta, sentía el mismo dolor que un posible infarto, sin embargo no reaccionó, “son golpes decía” mientras se mordía la lengua para no decir más.
Al ver como Beel frenaba en seco, Albafica sonrió triunfante.
—Teldrasil fue quién me hizo estas marcas ¿tienes idea de como se hacen estos moretones en el cuerpo?
—Ya le dije que me dejara en paz…—expresó Beel temblorosa.
—Se ve que eres muy inocente en el tema de la reproducción y los placeres, Teldrasil es un gran amante, es todo un hombre, por así decirlo, él y yo somos amantes.—le dijo Albafica volteándola del brazo para mirarla frente a frente.
—No le creo…los ángeles no hacen ese tipo de cosas.—externó Beel tratando d contenerse.
—Si no me crees, entonces te lo mostraré.—Albafica estuvo a punto de colocar su mano en la frente de Beel para que viera todo con sus propios ojos, pero ella se rehusó.
—¡Quíteme las manos de encima! Soy la santa del señor Teldrasil, pero a usted no le debo ningún respeto, si se atreve a ponerme una mano encima…se la cortaré.—- le dijo Beel con una mirada fiera.
Albafica tronó la boca y la miró con rabia de arriba a bajo.
—¿Como te atreves insolente? ¿Acaso no conoces cual es tu lugar? ¡Tendré que enseñarte a mirar el suelo entonces!
La mirada de Beel dejó sin palabras a Albafica, pues sus ojos rojos brillaban como el infierno, le decían “inicie una pelea y entonces me conocerá” así que Albafica la insultó y se fue dejándola sola.
—Maldita serpiente albina…desgraciada…haré que nos veas con tus propios ojos y te romperé el corazón en tantos pedazos que no podrás retarlo nunca…
Una vez que el ángel de la fertilidad se fue, Beell comenzó a sentirse mareada, el corazón le dolía mucho, así que se tambaleó y se desplomó en el suelo.
—No puede ser…él no me haría esto…mi señor no sería capaz d hablarme de amor y al mismo tiempo entregarse a Albafica…no lo creo….
Beel arrastró los pies hasta un rió donde se desnudó por completo para lacarse el cuerpo y las ropas, lloraba desconsolada pensando en aquella terrible posibilidad.
—¿Y si ese ángel tiene razón? ¿Que tal si en verdad se aman? ¿Que pasa si yo lo mal interprete todo? Mi señor me habla de amor…pero ¿y si es solo un amor fraterno? ¿Y si no me ve como mujer? Ahora lo entiendo todo…mi amado no me ha tocado nunca, creí que era por que los seres de luz no hacen esas cosas…pero, sus besos…todos esos besos…¿que significan? Los amigos no se besan los labios, el señor Azazel una lo ha hecho…me siento tan tonta… mi corazón no soportaría el desamor que yo misma me causé…
Beel lloraba mientras el agua enjuagaba sus lagrimas tratando de cubrir su dolor, no sabía que tendría un encuentro cercano con uno de los cazadores.
Sasha y Booky se habían separado de Eren, pues ellos querían pasar a uno de los pueblos cercanos a comprar carne seca, pue se decía que era de muy buena calidad y su sabor era indescriptible, además había conservas de durazno, manzana y pera, las favoritas de aquellos enamorados.
Así que Eren se encontraba viajando solo, junto a su hermosa ventisca.
—Apesto…necesito darme un baño antes de que los cuervos me confundan con un cadáver.
Mientras Eren cabalgaba, sus ojos se abrieron de golpe, en el momento en el que vieron a una hermosa mujer que se encontraba de espaldas, su larga cabellera blanca y sus curvas fueron lo que le llamaron la atención.
—Una mujer de cabello blanco…
EL cabello blanco, no era muy común en ese mundo, tampoco lo eran las personas albinas, así que Beel llamaba mucho la atención, pues era muy blanca y parecía un espíritu del invierno, Eren no era un mirón, sin embargo, se sintió hipnotizado, así que para poder ir al lugar donde él quería, debía pasar a fuerzas por donde ella se encontraba, pues él también quería bañarse.
—Quédate aquí ventisca y no hagas ruido.—le dijo Eren a su yegua mientras le acariciaba la cabeza.
Eren carraspeó la garganta y dijo con voz ronca y de pecho (haciéndola más grabe de lo que en realidad era)
—Señorita, no es mi intención ofenderla, o hacer que se sienta incomoda, soy un cazador, ya debe haber oido de nosotros.—dijo el joven valeroso con una pizca de orgullo y añadió.—verá, yo también necesito bañarme, no se preocupe, yo estaré de este otro lado, así que…
De pronto, la mujer desapareció ante sus ojos y en un abrir y cerrar de ojos, Beel apareció detrás de él con su daga en su garganta.
—¿Que diablos haces aquí? ¿Quién te envió?
—¿Qué? .—Eren tragó saliva, su corazón latía muy rápido, no la vio venir, sus ojos ni si quiera fueron capaces de detectarla.
—Más te vale decirme la verdad, si intentas encubrir a tu maestro te rebanaré el cuello…
—Que rapida eres…oye…¿estás desnuda?
—¡Te lo advierto! Te mataré si no me dices quién te envió.
—No me envió nadie, soy un cazador, te he dicho la verdad desde el principio, mi yegua ventisca esta a unos cuantos kilómetros amarrada, he dejado mis armas escondidas, estoy limpio.—le dijo Eren con sinceridad.
Beel lo golpeó haciendo que cayera de rodillas.
—No te atrevas a mirar o te sacaré los ojos.
—De acuerdo.—expresó Eren adolorido.
Era una mujer, pos supuesto que había bajado la guardia, si sus amigos y su padre se enteraban de esto, seguro can helarían su iniciación como cazador.
—Su voz es linda….seguro que su rostro lo es aun más.
Eren lo miró disimuladamente y sus pupilas se dilataron, nunca había visto a una mujer tan perfecta, Beel se esta terminado de vestir, pero aun no se ponía su mascara, ni se amarraba el cabello en una aleta, el aire le ondeaba sus hilos blancos haciéndole parecer inmaculada.
—Que hermosa…—expresó Eren boquiabierto.
—¡Te dije que te controlaras!—Beel le lanzó su daga muy cerca de la oreja y se la cortó, y esta quedó clavada en un árbol