La santa y el aspirante a cazador se encontraban acorralados por un hombre misterioso, un arquero habilidoso que no los mataba no por que no pudiera, si no por que como todo depredador, estaba jugando con sus presas.
—¿Por que no das la cara? ¿Piensas atacarnos de entre la copa de losa robles todo el tiempo? Ven aquí ahora mismo y pelea como los hombres, cuerpo a cuerpo, uno a uno.—le dijo Eren mientras protegía a Beel, él quería demostrarle que era un hombre valeroso y claro que aprovecharía para fanfarronear un poco y ganarse su afecto.
Entonces, un hombre vestido de negro dió un salto quedando a unos metros de distancia de ellos, era un ninja y solo se le veían los ojos, ojos negros como la noche.
—Vengo por la chica, pero si insistes, entonces te mataré a ti primero.
—Ja, veo que eres un ninja, hay muy pocos de los tuyos, escuché que dejaron de contratarlos para las misiones difíciles, por que los cazadores somos más eficaces en nuestra labor.
—Tu soberbia te costará la cabeza.—le dijo a aquella voz misteriosa.
—!Y a ti la lengua!
Cuando Eren estaba apunto de abalanzarse sobre su oponente, Beel lo jaló del cuello y lo echó para atrás con fuerza.
—Fuera de mi camino entrometido, si esta rata tiene por mí, entonces pelearé con él.
—¡Pero belleza!
—¡Deja de llamarme así!—exclamó Beel con enfado y agarró su espada y se lanzó contra el ninja.
Aquel hombre era alto y atlético, bastante bueno en lo que hacía, era como una ráfaga veloz y estaba listo para cortarle la cabeza a aquella peli blanca.
—¡Dime! ¿Quién te envió?—le preguntó ella mientras sus armas sacaban chispas.
El ninja no le respondió, en su lugar le dió un golpe en el estomagó y Beel se dobló ligeramente, pero enseguida la santa se incorporó y le demostró que no sería un rival fácil y le cortó la mejilla con sus garras.
—¡Eres un demonio! Creí que eras humana…—se dijo sorprendido.
—¿Estás asustado?—le preguntó ella con una sonrisa y sus hermosos ojos brillaron como el fuego y el se estremeció.
El hombre que lo había contratado era el líder de un grupo religioso que había sido afectado por la santa, debido a su cacería sangrienta había inhabilitado uno de los templos que más ofrendas recibía y económicamente los había desestabilizado, así que la iglesia odiaba con todas sus fuerzas a la santa, el pagó por su cabeza sería de cien monedas de oro negro, lo cual era lo de una pensión d por vida para vivir dignamente, se sabía que los ninjas en su mayoría eran huérfanos, solitarios y nómadas, no pertenecían a ningún lado y su única manera de sobrevivir era convertirse en asesinos a sueldo, pues la mayoría no tenía estudios y no sabían leer ni escribir, pero nuestro amigo, era diferente, pues él había roto el molde.
—Un demonio…ese maldito viejo no me dijo eso…desgraciado ¿como quiere que salga vivo de esta? ¿por que diablos una santa es un demonio? ¿Me haber equivocado de persona? No, la seguí, es tan hermosa como me la describió ese viejo avaro, incluso más, parece un ángel…un ángel demoniaco.
La pelea era intensa, definitivamente la santa era una digna rival, ella aun no tenía puestas sus ropas, si no que había agarrado una túnica de Eren, que se había quitado, pues no le había dado tiempo de vestirse.
—¡Pelea por tu vida o retírate!—le dijo Beel con firmeza, pues ella no mataba sin una orden de su señor Teldrasil.
—¿Acaso no te da pena pelear con esas ropas tan cortas? ¿Quieres ganar ventaja con tu cuerpo tonificado?
—Cierra la boca y decide que harás.
—¡Oye tú! ¿No piensas defender a esta mujer? ¿O prefieres erguir mirándole las piernas?
—¡No estoy haciendo eso! —gritó Eren avergonzado.
Voy a tener que intervenir, no puedo permitir que una chica pelee contra un hombre, no cuando me tiene a mí para defenderla.
De pronto, otro ninja apareció, este lanzó una shuriken contra Beel y le rasgó las costillas y los ojos de eran se abrieron d par en par.
—¡Lo siento belleza! Pero mi honor me impide quedarme de brazos cruzados.
Eren cargó a bedel en sus brazos y pensó sacarla de ahí mientras llamaba a su yegua ventisca.
—¿Qué crees que haces?
—Salvando al vida de buna hermosa doncella.
—El ninja torció los ojos y antes de que pudiera decirle algo al cazador, se vió sorprendido por más shuriken y esta vez, explosivos.
—¿Que crees que haces? ¡Ellos son míos!—le dijo el ninja furioso, pero el otro seguía atacándolos.
—El jefe viejo le dará el dinero al primero que le lleve la cabeza de la santa, tu eres muy lento, además, si mato un cazador, tendré fama y mi trabajo aumentará, no te lo tomes personal.
—Desgraciado.
—Parece que tu amigo te traicionó, eso es desastroso, dic idee, estarás de nuestro lado o del suyo.—le dijo Eren con seriedad mientras empuñaba su espada.
—Yo no me pondré de su lado para siempre, lo hago solo para quedarme con el dinero por sus cabezas, después de acabar con él los mataré a los dos ¿está claro?
—Como digas, después te patearé el trasero a ti, pero ahora…
—Ya cállense los dos.—Beel salió de en medio de ellos y de un solo tajo, partió a la mitad aquel ninja y Eren y el hombre misterioso se quedaron con la boca abierta.
—Largo de aquí, a menos que quieran perecer como este idiota ¿donde está mi ropa?
—Hay más…—murmuró el ninja pensativo.
Y efectivamente, nuestros amigos, no estaban para nada a salvo, pues de entre las copas de los arboles, salieron más asesinos a sueldo, eran catorce en total, aquel viejo clérigo, quería asegurarse de que alguno cumpliera con su deseo de tener la cabeza de la santa como trofeo, así que contrató a todos los que pudo, pues sabía que solo si eran lo suficientemente buenos, al menos uno saldría con vida y solo a ese le pagaría aquella jugosa cantidad de dinero.
El caso es que ninguno de los dos tuvo tiempo de agarrar sus armas, pues Beel en menos de lo que tarda un suspiro, ya los había aniquilado y un mar de sangre corría bajo sus pies, mientras Eren y el ninja se quedaban atónitos.