Haber dejado ir a Edmond, fue el acto más hermoso y también devastador para Gia, pues en un parpadeo había perdido a su único amigo y lo extrañaría por siempre, una vez que Edmond se fue, Gia lloró en los brazos de sus padres y ellos la consolaron con palabras dulces, de esto, ya habían pasado tres días y aunque Gia estaba triste, sabía que tenía que seguir adelante, pues ahora había sido llamada para presentarse ante los reyes del imperio para conocerla y esto la ponía muy nerviosa.
Gia tenía en sus manos la invitación imperial y ya tenía rato, sosteniéndola, por alguna razón la familia imperial la intimidaba y era por todos los rumores que escuchaba acerca de ellos.
“La reina es una bruja malvada que esclaviza a todo el que quiere” “el rey es un tirano que no tiene piedad, un demonio chupa sangre” “La princesa es la diosa de a muerte, todo lo que toca muere debajo de sus pies” “y el príncipe heredero es la mezcla de todos ellos y aun peor, es un brujo perverso que enamora a todo el que lo mira a os ojos y le roba el alma sin piedad alguna” es un vanidoso, un ególatra y un asesino.
—¿Estás bien hija?—le preguntó Almond al verla tan preocupada.
—¿No quieres ir a presentarte ante los reyes? —le preguntó su madre confundida.
—Se que no debería dejarme llevar por los rumores, pero lo que se dice de ellos es aterrador…—expresó Gia con nerviosismo.
—No tienes por que estar nerviosa, es verdad que el rey es intimidante, bastante diría yo jeje, pero aveces es…es decir, él es muy difícil de complacer, aunque…ay no encuentro nada bueno, pero la reina es pura ternura, es noble y compasiva, es la heroína de nuestro imperio, ella salvó el universo de un dios destructor y es quién influencia a la familia real para abolir la esclavitud y las granjas de sangre, en cuanto a sus hijos los príncipes, no sé buco al respecto, pero no debes de estar nerviosa hija.—le dijo Babani tratando de animarla.
—Yo escuché que la princesa odia a todo el mundo y su mirada es aterradora y no se le acerca a nadie y es bastante aislada, por otro lado, oí que el príncipe es muy vanidoso y ve a todos como inferiores, pero los rumores tienen un poco de verdad o casi nada, recuerda que no podemos tener prejuicios de nadie, yo era conocido como el berserker, una bestia sin alma, un animal sin sentimientos y sufrí mucho y a tu madre la juzgaron como una bruja malvada, incluso la llamaron la bruja de las maldiciones por sus errores del pasado, pero nosotros no te educamos para juzgar a ninguna persona, no importa que tan horrible sea su reputación, tu podrás tener tu propia opinión cuando los conozcas.—exclamó Almond con seriedad y Gia asintió con a cabeza.
—Tienes razón papá, hice mal en pensar en todos esos rumores, pero…me sigo sintiendo muy ansiosa, sé que todas las señoritas del reino anciano tener esta oportunidad, pero yo prefiero pasar desapercibida ¿y que tal si me reclaman por no haber ayudado antes a la reina? ¿Y si me cortan la cabeza por eso?—les preguntó Gia agarrándose el cuello.
—Por supuesto que no lo harán, abandona esos pensamientos trágicos, cuando la reina enfermó tu aún no descubrías tu poder y además, no eres cualquier bruja, tú eres al reina de toda criatura mágica, no eres una plebeya.—le dijo Babani mientras la abrazaba.
—Ese es otro tema al que le temo ¿que es exactamente ser la reina de las brujas? No tengo un reino y no poseo ninguna riqueza, vivo en una granja y soy muy feliz así, no sé si quiero ser el todo o como se llame…
—Hablaremos de eso con calma, sabemos que tienes muchas preguntas y nosotros pocas respuestas, tu padre y yo tenemos que salir, el equipo de guerreros de fuerzas especiales debemos hacer una misión que el rey nos ha encomendado, pero Calipso y Beatriz cuidarán de ti, por favor no les causes problemas y si necesitas algo, no dudes en invocar un hechizo de aviso, vendré a ti de inmediato.—exclamó Babani mientras le daba un abrazo fuerte.
—Cuídate mucho mi niña, cualquier cosa avísale a papá…—Almond era el más cariñoso y expresivo con su hija, dejarla ene estos momentos les dolía mucho, pero no podían negarse a las demandas del rey.
—¿Y no podrían ir conmigo al menos? —les preguntó Gia entre pucheros.
—Aunque era nuestra intención desde el principio no será posible, así que Armate de valor y muestra siempre una sonrisa amable, recuerda que no siempre que el rey te mande llamar es malo, contigo será amigable…tu salvaste a su reina.—expresó Babani con una sonrisa y Gia fue a despedirlos hasta los ramos de girasoles.
—Cuídense mucho, los voy a extrañar.
—Y nosotros a ti hermosa.—Almond y Babani se alejaron hasta que Gia los perdió de vista.
—¡Los amo! ¡Estaré bien! ¡No se preocupen por mí!
Un silencio se apoderó de todo y el corazón de Gia se estrujó.
—En estos momentos es cuando más falta me harás Edmond…
Por otro lado, en el castillo imperial, el príncipe se encontraba descansando en su habitación, era aún muy temprano cuando sus ojos se abrieron lentamente, no se esperaba encontrarse nuevamente con Carin ahí, ella llevaba varias noches durmiendo a su lado, pues se sentía muy apegada a él, era su más grande tesoro y lo amaba profundamente, era su familia y su lugar seguro, no es que le causara mucha molestia que su familiar durmiera en su misma cama, pues para él era solo una cachorra, pero para su sorpresa, la loba blanca ya había llegado a su edad adulta, yacía en su cama con una vestido blanco sin mangas, el cual ya le quedaba pequeño ¿como había ocurrido esto? Los demonios se desarrollaban de una manera muy diferente a los humanos, de un día para otro eran bebés y después niños, hasta que llegaban a la edad adulta en un abrir y cerrar de ojos, aunque en el tiempo humano, esto era de muchos años de espera, por eso el príncipe se quedó tieso.
—¿Carin?
—Un rato más mi príncipe…solo una hora más…—decía Carin adormilada.
Carin ya no era una cachorra, ahora una mujer dormía a su lado, sus pechos sobresalían y sus piernas eran más largas y su cintura más delgada, el príncipe Aspen se quedó tieso cuando ella lo rodeó con sus brazos.