Así fue como Gia se quedó en el palacio bajo la protección del rey de todo, su cuarta noche en el palacio la pasó casi en vela, pensando en todo lo que le espera, sabía que cualquiera de sus compañeras del instituto daría cualquier cosa, contar de tener a las cuatro brujas más grandes del imperio com sus mentoras, pues Babani, Calipso, Beatriz y Lía, eran a lo que cualquier hechicera de su edad quería aspirar a convertirse algún día.
—Quiero brincar de alegría, ellas me enseñarán todo lo que saben, si pongo todo de mi parte, podré aprender a usar todo mi poder, invocaré todo tipo de hechizos y por fin podré ver a mis padres a la cara y ellos se sentirán orgullosos de mí, la verdad es que si estoy emocionada ¿quién no lo estaría? Siempre admiré a la emperatriz, ella es la bruja de la invocación, la única humana capaz de domar a un dragón, si tengo suerte, quizá me debe verlo algún día, dicen que tienen tantos familiares como la arena cerca del mar, que no hay bruja que se le compare y la gran bruja negra es el ejemplo de fuerza y poder, nadie se atreve a mirarla a los ojos, es hermosa y peligrosa, una guerrera, la reina del mundo espiritual, Calipso es la mejor bruja nigromante que existe, puede levantar a los muertos y estos le sirven con fidelidad, ella sola podría apoderarse de cualquier reino y mi mamá…ella es maravillosa, luchó contra el dios de la destrucción y mantuvo a salvo el imperio con su poder, nunca se rindió, todas estas mujeres extraordinarias van a enseñarme….que alegría….no dejaré que el rey ni el príncipe me hagan sentir temor, voy disfrutar de este privilegio como nunca…esta vez voy a disfrutar al máximo la oportunidad de tener cerca a mis heroínas favoritas jijiji.
Gia se inundó de emoción en todas las aventuras que podría tener al Aldo de sus brujas favoritas, desea que algún día, su nombre también estuviera escrito en las crónicas del imperio Romani.
—Ellas dicen que yo soy la reina de todas las brujas, mujeres tan poderosas como ellas no pueden equivocarse ¿y si yo soy la única que no cree en la profecía? De todas maneras, no he sabido de ninguna otra bruja que sea capaz de materializar cualquier objeto que desee solo con imaginarlo y yo…yo cree un paraíso solo para mi…no debería subestimarme Ami misma, nadie debería hacerlo, por que quizá…si soy la reina de la que hablan esas viejas historias.
La noticia de lo que Gia había hecho se corrió por todo el castillo, todos hablaban de la bruja que transformó una prisión en un paraíso, Beatriz, calipso y Lía estaban reunidas en los aposentos de la emperatriz, hablando se lo sucedido.
—No hay duda, ella debe ser el todo…nunca vi a nadie capaz de hacer lo que ella hizo, cambia su realidad a su antojo, puede materializar cualquier cosa con solo imaginarlo, es realmente poderosa, creo que su poder sobre pasa nuestro entendimiento.—expresó Lía anonadada.
—Es un alivio que su majestad la haya absuelto de cualquier culpa, especialmente del cargo de conspiración, hubiera sido una tragedia haber terminado con su vida, pero hubiera sido un grave error que ella tratara de defenderse, creo que Gia es capaz de destruir todo lo que conocemos si llegara a convertirse en nuestra enemiga, lo peor que nos puede pasar es que ella se levante en contra de nosotros.—dijo Beatriz con seriedad.
—Creo que el rey se dio cuenta de eso y aprovechará su poder para el beneficio del imperio, temo que pueda usarla como un arma.—manifestó Calipso con preocupación.
—Majestad, no se vaya a enfadar por lo que voy a decirle, pero Gia es una reina ¿que pasará con su derecho de nobleza?—le preguntó Beatriz dudosa.
—Mamá, no me hables de esa manera cuando estemos a solas, no soy tu reina, soy tu hija.—de claró Lía mientras tomaba su mano y la besaba.
—Lo lamento, debo mantener la política por respeto a ti y a tu familia.
—En cuanto a lo que dices, tienes razón, le guste a Valeska o no, Gia es una reina legitima, ella deberá recibir su imperio donde ella lo reclamé, el día que todas las brujas la reconozcan, ella deberá ser coronada.
—El rey de todo esta encima de cualquier monarca, sea elfo, demonio o bruja ¿cree que quiera dejarle tanto poder así como así?—le preguntó Calipso temerosa.
—Es lo justo, Eira es un ejemplo de soberanía independiente, aunque mi esposo es el rey de todo, Eira gobierna a su pueblo como el quiere, respeta la autoridad de Valeska aunque no le guste, pero es independiente, Gia podría gobernar de la misma manera como él, no debería haber problema por ello, solo que debe ganarse sus propias tierras, conquistarlas de la manera que ella considere, pues si se atreve a desear los territorios del rey de todo, entonces entraríamos en guerra.
—Dudo que ella haga algo así, su corazón es noble y puro.—dijo Calipso en defensa de Gia.
—Yo también lo creo, a pesar de como la trató Valeska, no vi rencor en su mirada, es una niña dulce y tierna que solo quiere encontrar su lugar en el mundo, ella me recuerda cuando llegué al palacio, deseaba convertirme en la guardiana de los dioses gemelos y encontrar mi propósito, es una jovencita brillante y tampoco ha tenido un recibimiento cálido, aun así, haré que sus días en el palacio sean hermosos.—declaró Lía con un deseo profundo de mejorar el animo y la confianza de Gia.
Nuestra peculiar Gia se volvió popular en el castillo, ahora todos conocían su nombre y tenían curiosidad de saber si eran tan poderosa como hermosa, aunque el rumor de que era muy hermosa, lo corrieron los guardias que la acompañaron aquel día, era de esperarse que Gia se volviera un objeto de curiosidad para los vampiros del imperio, por otro lado, Carin estaba apunto de regresar al mundo de los humanos.
La hermosa Carin se encontraba caminando del brazo con el príncipe Denise, este era un joven galante y radiante de belleza angelical que siempre decía las palabras correctas, educado y sabía muy bien como tratar a una mujer y hacerla sentir cómoda.