Gia era una mujer dulce y amable, con un corazón puro y desinteresado, pero tenía un lado animal y este despertaba, cuando alguien tocaba a sus seres queridos, cuando la general simuló atacar a Babani, Gia le salió a su encuentro, deteniendo su piño con una sola mano, era la primera vez que Beatriz veía esos ojos, por un momento la dulzura de esa chica desapareció para tomar su lugar un semblante serio y una mirada fulminante, la general sintió como su piel se le erizaba hasta la nuca.
—¡Recuerde que no puede usar su magia señorita!—gritó Calipso al ver como Gia permanecía erguida y mirando fijamente a Beatriz.
—No lo haré, peleare a puño limpio como dije en el principio, quería provocarme general, pues lo consiguió, peleemos entonces.
Una sonrisa se dibujó en su rostro, Beatriz lo había conseguido, la aprendiz por fin pelearía enserio y eso la emocionó grandemente.
—Ni si quiera en el campo e batalla había sentido esta advertencia de peligro, mi instinto de supervivencia a esta alerta, esto es fascinante, desde la batalla con el biso de la destrucción, no me sentía tan emaciada con una pelea….—pensó Beatriz con los ojos brillantes.
—Pelearé enserio con usted general, le advierto que no soy una flor delicada como cree, mi aspecto no le hace justicia a mi fuerza.—expresó Gia con seriedad.
—Adelante, señorita, me muero de ganas de ver si usted es tan fuerte como el Berserker que tiene por padre.—exclamó Beatriz entusiasmada.
—La general sonríe de oreja oreja, creí que no la volvería a ver así de emocionada, eso significa que ha sentido en Gia una oponente digna para que se tome las cosas enserio, pues hasta ahora, la general también se había estado conteniendo.—expresó Calipso sin apartarles los ojos de encima.
Lía y Babani la escucharon y se quedaron a sombradas.
—¿Esto quiere decir que Gia sabe desenvolverse en del campo de batalla?—preguntó Lía confundida.
—No lo creo…le advertí a Almond que no le enseñara a nuestra hija a luchar, no quería exponer a Gia a una fractura o a que le gustara la violencia, mi sueño siempre ha sido que ella se convierta en una gran hechicera, así que…
En ese mismo momento, Gia le soltó un golpe tan brutal a Beatriz que le volteó la cabeza, girándosela al revés y Calipso, Lía y Babani se quedaron con la boca bien abierta.
—Madre mía…que…¿que caba de pasar?—balbuceó Calipso quién estaba en shock.
—Ma…ma…¿mamá?—Lía tragó saliva, daba gracias al cielo de que su madre fuera inmortal.
—¡Gia! Pero…como…
—Maldita sea…por poco y me arranca la cabeza esta niña…eso me pasa por confiarme ¿de donde saca tanta fuerza? ¿Son las ventajas de ser el todo? No…esta es la consecuencia de haber amenazado a su madre, esta fuerza nace de una niña que piensa defender a su madre de quién sea.—pensó Beatriz mientras que con sus manos regresaba su cabeza a su lugar y después de reincorporarse miró a Gia con el ceño fruncido.
—¿Así esta bien general o quiere que golpee más fuerte?—le preguntó Gia muriendo de miedo por lo que le había hecho.
—Jajaja, de eso estaba hablando señorita, ahora si me lo permite, yo también me quiero divertir.—Beatriz se quitó algunas partes de su armadura para sentirse más liviana y se puso en posición de ataque nuevamente, esta vez iría con todo.
—No puede ser…¿enserio quiere seguir luchando?—pensó Gia en sus adentros cuando una brisa le pasó volando el cabello y un fuerte puñetazo le fue dado en la boca del estomago, fue ahí donde Gia por fin entendió que esto sería malo y que ninguna de ellas dos saldría ilesa de ahí.
—¡Gia!—gritó Babani con la mano en el pecho.
—Tienes que dejar de hacer eso, recuerda que debes ser imparcial, en el entrenamiento, aquí no puedes ser su madre ya lo hablamos.—le recordó Calipso con firmeza, pues veía que baban titubeaba en su posición.
—Lo sé…—Es verdad, tengo que mantener la calma, si sigo actuando como una madre desesperada, nadie respetará a Gia como la hechicera que es, la avergonzaré si sigo reaccionando con preocupación como si ella fuera una criatura indefensa, debo mantenerme serena y permitirle a mis amigas entrenarla, sin importar que tan difícil sea ver los métodos que emplean, estoy segura de que cada una será tan estricta como se pueda ser, esta es la oportunidad que mi hija estaba esperando, cualquiera en la academia desearía tener el entrenamiento que Gia recibe a hora, sin duda convertirla en una digna guerrera será cansado, pero vale la pena el esfuerzo, así que de ahora en adelante, me mantendré al margen.—pensó Babani con el ceño fruncido y miró la pelea con una actitud diferente.
Beatriz y Gia mantenían una pelea salvaje, la gran bruja negra, jamás se imaginó que aquella muchacha de aspecto blandengue fuera capaz de darle un buen golpe, sin embargo, Gia no solo esquivaba sus ataques, si no que sus puños, dolían igual que si le rompieran los huesos al mismo tiempo.
—Gia empieza a bajar la guardia otra vez, no le gusta la violencia, busca la manera de no hacerme daño, parece que tiene miedo a lastimarme, evitar la pelea es algo que no se puede esquivar hoy en día ¿voy a tener que provocarla otra vez? aunque eso es algo que me pasaría factura, pues es evidente que ella heredó la fuerza sobrenatural de su padre, que sorpresa tan grata, ella sería una guerrero tanque formidable.—pensó Beatriz en sus adentros mientras se abalanzaba contra la bruja.
—¿Cuando piensa parar? Esto se esta volviendo cansado…—se dijo Gia en sus adentros mientras la esquivaba.
—¡No me diga que eso es todo lo que tiene? ¿Donde quedó la fuerza con la que me dió aquel golpe? ¿Acaso debo acercarme a su madre otra vez para que se concentre en acabarme?—le preguntó Beatriz eufórica.
—¡No! Deje en paz a mi madre.—le dijo Gia quién le clavó la mirada como cuchillos en la piel.
—¡Pues entonces pelee enserio!
—Como quiera…espero que su gen vampírico sea tan bueno como para regenerarse instantáneamente, con cada golpe que le de, pues lo va a necesitar…—expuso Gia decidida a terminar con esto.