Mi amante, el príncipe de jade.

El príncipe maldito

Entrar a un portal era semejante a traspasar un muro espeso que revolvía la mente y el estomago, Gia estaba mareada y todo le daba vueltas, al principio insistía en que el príncipe la bajara, pero después se aferró a su espalda con su vida enterrándole las uñas.

—¡Oye! ¿Quieres rasgarme la piel o que? —le preguntó Aspen con una mueca de dolor, como Gia era muy fuerte, se podía sentir su dolorosa fuerza.

—Lo siento…estoy muy mareada…creo que …voy a….

—¿Que? Ni se te ocurra…—Gia estaba sobre los hombros de Aspen como si fuera un costal y no pudo evitar vomitarle en toda la espalda.

Un grito desgarrador se escuchó en el castillo, el príncipe había sido decorado con aquel liquido caliente y Gia se resbaló de su espalda cayendo de cabeza.

—¡Aaaahhhhhhhhhhhhhhh! —el grito del incidente alarmó a todos, especialmente a Carin quién era su familiar.

Ella corrió con todas sus fuerzas motivada por un fuego consumidor, el mismo que le advertía que su amo se encontraba en peligro, esto hizo que automáticamente Carin se convirtiera en loba y sin importarle cuantas cosas rompiera en su camino, ella se apresuró a encontrarse con su amo para defenderlo.

—¡Oye niña! ¿Por que no te fijas por donde vas?

—¡Loba traviesa ya rompiste los arreglos florales!

—¡que alguien detenga al familiar del príncipe!—decían algunos de los criados que trabajaban en el interior del castillo.

Pero esto a Carin no le importaba, tenía una mirada ardiente, quería llegar lo antes posible.

—Mi Principe esta en problemas, jamás lo había oído gritar de esta forma tan aterradora ¿estará herido? ¿Alguien lo habrá lastimado? Cualquiera que sea la razón, lo devoraré sin piedad.—expresó Carin entre gruñidos.

Y cuando la loba blanca por fin logró atravesar la puerta de los aposentos del príncipe, se quedó tiesa, por que una vez que entró a la habitación de su amo, se encontró con alguien inesperado.

—Qui….quién…¿Quien eres tú?—preguntó Carin congelada, la piel de su lomo se le erizó hasta la nuca.

Delante de ella se encontraba una bestia de aspecto siniestro, era muy grande y corpulento, de piel blanca como la leche y tenía unos cuernos como de siervo, parecían tan afilados que si te rosaban, te podían partir en dos, su figura era humanoide y sus ojos eran rojos como el infierno mismo, pero parecía más bestia, que humano, no…parecía más un ser sin nombre que cualquier cosa que hubiera en el inframundo, sus fauces expulsaban un vapor parecido a la neblina que sale cuando la madrugada se apodera de los bosques llenos de seres sobrenaturales, cuando Carin entró eufóricamente a los aposentos del príncipe, esto fue lo que vio, aquella criatura desvió los ojos hacia ella haciéndola estremecer.

Derrapó quedando a una distancia considerable de él.

—¿Quién es esta criatura? ¿Que hace en el palacio? ¿En los aposentos de mi príncipe? ¿Donde está él?—se preguntaba Carin mientras revisaba al monstruo de pies a cabeza, este no tenía rastros de sangre, tampoco se veía que las cosas del príncipe estuvieran de cabeza, lo que indicaba que no había entrado a la fuerza.

¿Eso significa que simplemente apareció de la nada? Solo había dos posibilidades para que pasara desapercibido, que hubiera cruzado un portal demoniaco o que fuera un familiar del príncipe, pero para ella, esto era imposible, pues creía que ella era la única, lo que Carin no sabía, es que estaba delante de Ban, el príncipe maldito.

Ban había aparecido de repente por el mismo instinto que ella, por que sintió por aquel grito, que su amo se encontraba en peligro, de pronto, el cuerpo de Ban aprecia ponerse más y más caliente, pues de todo su cuerpo salía un vapor espeso, todo a su alrededor empezó a temblar y le clavó la mirada a Carin, como si retratara de un toro salvaje, se puso en poción de salto.

—Esto es malo…¿quién es? Debo hacer algo o destruirá todo a su paso…—pensó ella tragando saliva, pues Ban era aterrador.

Ban pegó un salto y apenas Carin logró salvarse de aquel brutal golpe, los puños de Ban destruyeron un gran tramo en el piso partiendo la tierra en dos como si un meteorito hubiese caído en el palacio.

Carin corría con todas sus fuerzas mientras gritaba desgarrándose la garganta a todos los sirvientes del lugar.

—¡Corran! ¡Salgan de aquí! ¡Adviertan a los soldados que el castillo ha sido invadido por un intruso! ¡Protejan a la familia imperial!

—¿Qué?

Al ver el desastre y como la loba blanca corría como señuelo dirigiendo a Ban a los campos del bosque negro para desviar su atención del palacio, los sirvientes comenzaron hacer lo que ella les decía y los soldados imperiales fueron advertidos de la desgracia.

—¿Que esta pasando?—preguntó Valeska quién se encontraba tomando el té con la familia imperial, pues aquellos temblores provocados por los golpes de Ban losa alertaron de todo.

—¿Que fue eso?—preguntó Alejandro poniéndose de pie, su instinto de proteger a su familia se encendió de golpe.

De pronto, los oficiales se presentaron de ante de él.

—¡Majestad! ¡El palacio ha sido invadido por una bestia!

—¿Que? De que están hablando?—les Preguntó Beatriz quién se acercó a ellos mirándolos fijamente.

—Como lo escucha general, la loba blanca es quién se lo ha llevado a los campos del bosque negro, esa cosa ha atravesado la barrera como si fuera de madera.—decían ellos alarmados.

—¿Dicen que Carin esta con ellos? ¿Acaso ese monstruo quería atacar al príncipe? ¿Donde está él?—preguntó la Reyna preocupada.

—No se encuentra en el castillo, no lo hemos visto.

—¡Atlanta reynar! Iremos a ver que pasa.—le dijo Alejandro a su hijo y este tomó su arma listo para enfrentar a esa cosa.

—No es necesario que nos acompañen.—expresó Beatriz con tal de tenerlos a salvo.

—Lo lamento, pero no nos quedaremos de brazos cruzados mientras nuestra familia corre peligro.

—Mi padre tiene razón, iremos contigo Beatriz.—declaró Reynar con el ceño fruncido y añadió.—quédate tranquila hermana, mi sobrino no está aquí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.