Para ser sincera, no sabría si mi percepción hacía el príncipe bonito cambió, pero, diría que ahora lo entiendo un poco, quizá el dolor de su familia sea un peso que todos en su linaje deben cargar, la gente creería que por ser seres divinos y tener al mundo prácticamente a sus pies, su vida sería fácil, que no conocerían más que el placer y los lujos que solo un miembro de la familia real puede disfrutar, pero no…el dolor que se percibía aquel día…toda esa melancolía…cuanta tristeza… el solo hecho de recordarlo, hace que se encoja mi corazón.
—Está muy distraída señorita, ya le dije que no se confíe.—externó Beatriz con la respiración agitada, estaban a punto de terminar otro día d entrenamiento físico.
—Lo lamento ¿podríamos tomar un descanso? Me estoy muriendo de sed jejeje.—explicó Gia empapada en sudor.
—Creo que podemos parar por hoy, vaya a descansar, hizo un buen trabajo.
—Eso es por que usted es una excelente maestra.—la elogio Gia mientras sonreía de oreja a oreja.
—¿Dice que soy buena maestra? La mayoría de mis soldados me tienen miedo, no la dejo ni respirar, apenas si come una vez al día, la pobre se atasca al final del día con todo lo que se le cruza al frente.—pensó Beatriz mientras se limpiaba el sudor.
—Disculpe general… ¿podía preguntarle algo?
—¿Que desea saber?—le preguntó Beatriz con curiosidad ale era tan tímida.
—Bueno…
—No puede ser…¿acaso querrá preguntarme cosas de mujeres? ¿Sobre su regla? ¿El amor? O tal vez….no…no puede ser…¿acaso quiere saber como vienen los niños al mundo? Demonios no soy buena hablando de esos temas ¿como me escapó? ¿La dejo hablando sola? Diablos….¿se verá muy mal que salga corriendo de aquí?
Beatriz comenzaba a ponerse muy nerviosa, todos esos pensamientos cruzaban por su mente, quería evitar aquel bochorno a como diera lugar, así que tragó saliva.
—Es algo inapropiado…ni si quiera se como decírselo.—confesó Gia jugando con sus dodos.
—No me diga que usted…
—Si, realmente quiero saberlo…
—¿cuantos años tiene?
—Diecisiete ¿por qué?
—No cree que aun es muy joven para querer saber esas cosas ¿acaso ha intentado hablar con su madre sobre esto?
—Si, pero…ella no habla mucho de esos temas, es más…no me dice nada.
—Eso es por que usted es demasiado joven para querer saber como se hace eso.
—¿Qué? ¿Soy demasiado joven para saber como es que el príncipe Aspen logró convertir a su hermano en su familiar?
—¿Eso es lo que quiere saber?
—Si…
El rostro de Beatriz se puso tan rojo como un tomate y se llenó de vergüenza por haber permitido que sus pensamientos llegaran tan lejos.
—¿Se encuentra bien?
—Es una historia complicada, pero se la resumiré, como sabe, la familia real tiene a dos dioses vampiros (Emir y Valeska), una titán que a su vez es una bruja (Lía) y dos inmortales con el poder de una bruja titán y un dios de la oscuridad (Aspen y Minerva) sabemos que nuestros dioses gemelos y nuestra emperatriz son muy poderosos, pero aun no sabemos hasta donde puede llega ale poder de nuestros príncipes, hasta ahora creemos que el príncipe Aspen es un hechicero y la señorita Minerva se acerca más a una diosa de la muerte, su poder es tan mortal que basta con un solo rose de su mano para arrebatarle la vida a alguien por eso la emperatriz la mantiene encerrada en un hechizo de protección, cuando ella y Ban estaban por nacer, venían en sacos diferentes, pero en el momento en el que estas se rompieron, la princesa Minerva lo tocó haciendo vivir un infierno inimaginable, una tortura que lo llevó a la muerte, causándole una muerte muy dolorosa y hasta donde sé, el príncipe Aspen lo convirtió en su familiar cuando este agonizaba y el resto no lo sé explicar…nadie sabe como se convirtió en un ser lleno de ira y rencor, es como una bestia indomable que quiere destruirlo todo, controlar el alma de un titán debe ser muy difícil, mantenerlo tranquilo le consume mucho poder y mana al príncipe, además de lo emocional.—explicó Beatriz con gran pesar.
—Como lo siento….que tristeza tan grande…¿acaso no hay nada que se pueda hacer por él?
—Eso tampoco lo sé…—le dijo Beatriz y pensó que si había algo que hacer, pero solo si Gia era realmente el todo, entonces ella si podría ayudar a Ban alterando su realidad, pero eso llevaría años de entrenamiento, tantos que no podría contarlos.
—Debe existir una forma de ayudarlo…confió en que algo se puede hacer por esa pobre alma…
—Vaya a descansar, mañana le espera un día realmente pesado, le sugiero alimentarse bien y dormir mucho.
—Si general…gracias por el entrenamiento de hoy…
Habían pasado cinco días desde aquel incidente con el príncipe maldito, quién causó un disturbio en el palacio, la gente comenzó a llamarlo de esa manera y el temor hacía su espectro se hospedó en el corazón de todos los sirvientes y los nobles del imperio vampírico, el baile estaba a la vuelta de la esquina, Gia creía que por eso no se había encontrado con ningún miembro de la familia real, creía que debían estar muy ocupados como para asomar sus rostros inmaculados.
—Por culpa de mi mala suerte siempre me lo encuentro…ahora no lo he visto por ningún lado…—se decía Gia así misma mientras pateaba una piedra llevándola de un lado a otro y añadió inmersa en sus pensamientos.—¿como estará ese príncipe malcriado? Se veía muy enojado aquel día ¿estará bien?
Gia se dio cuenta de lo que estaba diciendo y sacudió la cabeza rápidamente corriendo sus palabras.
—Ay, a mí que me importa ese ojos verdes…es un engreído y un grosero…
Mientras la bruja caminaba pensativa entre la vereda, Carin la vio a lo lejos y la observó detenidamente, sorprendiéndose de encontrársela y Gia también percibió su presencia y ambas se miraron fijamente sin bajar la mirada, lo cual fue muy incomodo para ellas pues a las dos les ardían los ojos de tenerlos abiertos por tanto tiempo.
—¿Por que no deja de mirarme? ¿Acaso quiere decirme algo?—se preguntó Gia confundida.